sábado, 7 de septiembre de 2019

Por un puñado de dólares
Por Roberto Malaver
Los corruptos están felices, porque antes robaban en bolívares y tenían que cambiarlos por dólares, y ahora se roban los dólares directamente. Bueno, los nuevos corruptos, porque los corruptos profesionales siempre robaron en dólares, sino acuérdate de aquellos que se robaron más de 25 mil millones de dólares con el cuento de las empresas de maletín y las empresas fantasmas y las verdaderas. En fin, que por lo visto ahora si es verdad que la corrupción se democratizó, porque está llegando a las mayorías”.
Es Cinthya Machado Zuloaga la que lleva el discurso. Llegó despampanante. Con una belleza natural que asombra todavía, en el recuerdo, a más de uno que la vio esa tarde en el Centro San Ignacio.
-La gente toma en sus manos el puñado de dólares y lo muestra con orgullo. Tienes que verlos, lo disfrutan, pareciera que cuando tienen los dólares sienten que tienen el poder en sus manos. Y lo que no saben, no tienen porqué saberlo tampoco, es que esa moneda no tiene ningún respaldo, como dijo un día Fidel Castro, y mi padre se asustó porque no lo sabía.
El respaldo del dólar es la imagen de fortaleza que da el país como el verdadero imperio. Y sin embargo, la gente pone con orgullo en su taguara el letrerito con los precios en dólares. Los buhoneros sienten que están en la quinta avenida de Nueva York cuando cobran en dólares. Hollywood nos ha hecho mucho daño, amigo. Esa industria cultural nos ha vendido todas las baratijas que les ha dado la gana.
El mesonero interrumpe: “Disculpe mi Rosa de Luxemburgo, pero debo decirle que usted hoy rompió el paradigma de la belleza nacional. Está espectacular”. Y colocó las dos tazas de café sobre la mesa. Cinthya le sonrió y aquello bastó para que el mesonero fuera el hombre más feliz del mundo. Y se marchó con toda su felicidad a verse solo.
-Mi padre dice que solo Claudio salva. Claudio Fermín es el único que parece que está viviendo en el país. Así dice mi padre. Sabe lo que está pasando y lo cuenta. En cambio, el espantapájaros de Guaidó lo que ha hecho es colocar a los cómplices de su banda internacional en buenos puestos para robarse todo. Lo único malo –sigue diciendo mi padre- es que Juan Barreto parece que se unió a Claudio y eso no lo va a ayudar mucho.
Y Cinthya termina diciendo: “Mientas tanto seguimos escuchando a Guaidó hablando de dictadura, ¿será que no le da pena?”.

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