domingo, 22 de septiembre de 2019


Juan Guaidó, el subpresidente y los rastrojos: ¡Fotos para el álbum familiar!



RENÁN VEGA CANTOR  21 SEPTIEMBRE 2019 
Se ha dado a conocer la pieza clave que faltaba para confirmar, sin duda de ninguna clase, lo que era un secreto a voces: los narcoparamilitares estaban tras bambalinas en el concierto del 22 de febrero en Cúcuta y del intento de ingresar al día siguiente la pretendida ayuda humanitaria a Venezuela, y actuaban bajo las órdenes de los Estados Unidos y sus lacayos latinoamericanos, empezando por los de Colombia.

En esos dos días, criminales, procedentes de Miami, y con altos cargos en el gobierno de los EEUU, se valían de los paramilitares colombianos, los cuales actuaban al unísono en los diversos escenarios de la agresión: unos cantaban, como el paramilitar del Vallenato Silvestre Dangond, y pedían la intervención militar al otro lado de la frontera; otros formaban con los guarimberos venezolanos bandas de choque con la intención de ingresar a Venezuela; y otros, los rastrojos resguardaban a Juan Guaidó en su paso ilegal hacia Colombia, por Puerto Santander, una zona controlada por ellos, y luego lo entregaban a autoridades colombianas con las que habían concertado el operativo, para que ese individuo entrara como un héroe en Cúcuta.

Como se ve el dispositivo paramilitar fue esencial en todos los órdenes durante los días 22 y 23 de febrero en la ciudad de Cúcuta y zonas aledañas.
La prueba reina son varias fotos en las que aparece el “presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó junto a sicarios de Los Rastrojos, los cuales, para más señas, han sido capturados en Colombia.
En estas fotos posa Juan Guaidó con dos cabecillas de los Rastrojos. En una aparece sonriente con Jhon Jairo Contreras, alias el Costeño o el Menor, segundo al mando de los Rastrojos y quien porta un arma en la cintura; en otra está con Albeiro Lobo Quintero, alias El Brother, (con un tatuaje en su brazo derecho).
Guaidó está vestido con camiseta negra de manga corta, con cuello de botones y porta una gorra de camuflaje gris y una pulsera roja en la muñeca. Estos no son chismes de farándula sino datos importantes, porque esa fue la misma indumentaria con la que minutos después aparece “oficialmente” ingresando a Colombia, acompañado de otros guarimberos venezolanos y narcoparamilitares colombianos, y con esa indumentaria se presentó en el concierto del odio, que se llevaba a cabo en ese momento en Cúcuta.
Ni siquiera tuvo la precaución de cambiarse, pensando que eso no iba a ser necesario, porque suponía que al otro día iba a entrar triunfalmente en Venezuela en una especie de “campaña admirable”, como resultado de la cual sería impuesto como presidente de la patria de Bolívar y nunca se conocerían sus vínculos carnales con los Rastrojos.
Comparación entre una de las fotos divulgadas por Wilfredo Cañizares y una foto de Juan Guaidó tomada el 22 de febrero de 2019 en el momento de su llegada a Colombia para participar en el concierto Venezuela Live Aid. Fuente: https://factual.afp.com/si-los-dos-hombres-junto-juan-guaido-pertenecen-un-grupo-armado-y-estandetenidos
Como era de esperarse, luego de que se dieron a conocer las fotos, las primeras reacciones de los partidarios y seguidores de Guaidó fueron las de negar su veracidad y afirmar que eran maniobras del gobierno venezolano para “ensuciar” la imagen del “presidente encargado”.
Esa reacción se dio tanto en Colombia como a nivel internacional. Así lo revelan algunos titulares de falsimedia.
En España, uno de los epicentros de la basura mediática contra el gobierno legítimo de Venezuela, El Mundo tituló “El chavismo intenta ensuciar la imagen de Juan Guaidó vinculándolo a los paramilitares”, en un artículo propagandístico escrito desde Bogotá.
En Colombia, la Patria.com título: “Chavismo usa fotos para enlodar a Guaidó” (1).
Por supuesto, los grandes medios, como El Espectador, Semana, El Tiempo, Caracol, RCN (todos tan elocuentes cuando se trata de propalar mentiras contra el gobierno venezolano) empezaron a hablar de las fotos, solamente cuando ya circulaban mundialmente por las redes, y no podían callar al respecto.
Por supuesto sus calificativos fueron muy suaves. RCN dijo que son “polémicas”, El Espectador las catalogo como “Incómodas” y El Tiempo, Caracol y Semana tardaron mucho en pronunciarse.
Era obvio que en principio se pretendiera negar la autenticidad de las fotos, considerándolo como un burdo montaje del gobierno venezolano, idea que pronto fue desechada por peritajes técnicos, hasta el punto que desde Norte de Santander la policía y el Ejército manifestaron que los hombres que aparecían en las fotos sí eran de los rastrojos y estaban capturados hacía varios meses.
Asimismo, Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar (con sede en Norte de Santander), aseguró que “el operativo de ingreso a Colombia de @jguaido para el concierto del 23 de febrero se realizó por Puerto Santander, coordinado por paramilitares de los Rastrojos, quienes montaron una operación candado desde Guaramito a Agua Clara, hasta cuando llegaron funcionarios públicos a recogerlo”.
Y agrega: “Tenemos los relatos de la comunidad, en donde nos cuentan cómo paramilitares de “Los Rastrojos”, los obligaron a encerrarse durante 24 horas, hasta cuando el sr Juan Guaidó llegó a Agua Clara y fue recogido por funcionarios de la alcaldía de Cúcuta y de la gobernación” (2).
Recordemos que Juan Guaidó cuando hizo su entrada a Colombia el 22 de febrero manifestó: “¿La pregunta es cómo logramos llegar aquí hoy a Colombia, cuando prohibieron todo tipo de zarpe marítimo, obstaculizaron las vías, dispararon a diputados que venían en caravana a la frontera? Estamos aquí precisamente porque las fuerzas armadas también participaron en este proceso. Ésa es la verdad, y sobre todo el pueblo de Venezuela al que le agradezco todo su respaldo para poder estar aquí hoy en Colombia representándolos” (3).
Esta afirmación fue avalada por el subpresidente Iván Duque, quien aseguró que hubo un despliegue militar para que Guaidó cruzara la frontera, lo que no señaló y, que hoy ya está confirmado, es que ese fue un despliegue (para) militar de los Rastrojos.
Al ser descubierto con las manos en la masa y no poder negar la autenticidad de las fotos, Juan Guaidó y los representantes de su “gobierno fantasma” en Colombia dieron unas explicaciones dirigidas a tarados mentales: el “presidente encargado” no se acordaba de esas fotos; a Guaidó le toman muchas fotos a diario y él no pregunta ni pide documento de identidad a quien le solicite una selfie; en la frontera todo el mundo anda armado y por eso normal que el individuo que acompaña a Guaidó en la foto lleve armas.
La explicación de antología, digna de enmarcar, la suministro el propio involucrado, cuando sostuvo que quienes tienen vínculos con los narcoparamilitares son los miembros del gobierno de Nicolás Maduro, al señalar que “me imagino que (las fotos) las habrán mandado los grupos irregulares a Diosdado Cabello”.
Con esta última afirmación, Guaidó demostró su absoluta incompetencia e incapacidad para explicar sus vínculos con criminales confesos, y al sentirse descubierto empezó a dar patadas de ahogado, sin considerar que las fotos fueron reveladas originalmente en Colombia el 12 de septiembre por Wilfredo Cañizares.
Pero lo más significativo son las “explicaciones” del gobierno colombiano, empezando por el subpresidente, que cada vez que abre la boca dice tales tonterías, que sus asesores le deberían recomendar que no hable.
La perla de esta ocasión quedara grabada en la historia de la estupidez colombiana, cuando dijo textualmente:
“Más allá de si hay foto o no hay foto, de si saludó o no saludó a muchas personas, porque a él muchas personas lo saludan con afecto y con aprecio, lo que quiero destacar es quién es él: él es un titán, es un héroe que está luchando por la democracia de su país. […] Juan Guaidó es realmente un héroe de la democracia” (4).
Después de escuchar y leer declaraciones de tanto calado de semejante estadista, uno se pregunta a dónde le regalaron el título de Abogado (ya sabemos que fue en ese garaje universitario para ricos que es la Sergio Arboleda – con todo y su nombre apologético de los esclavistas y traficantes de carne humana en el siglo XIX-), porque es evidente que una prueba (como las fotos) no puede ser desechada de buenas a primeras, diciendo que “Más allá de si hay foto o no…”.
Que tal el nivel de conocimiento jurídico de nuestro sub-presidente, como lo evidencia a diario, y sobre todo en el ámbito de las relaciones internacionales.
Lo de Guaidó como “titán de la democracia” tiene tanta veracidad como los títulos de maestría y doctorado de los políticos colombianos, entre ellos los del propio Iván Duque.
Con los hechos mencionados, podemos decir que durante el publicitado concierto Venezuela Aid Live actuaron dos tipos de bandolas: las que hacían el “trabajo limpio” al tocar y cantar y llamar a la guerra contra Venezuela y la banda de Los Rastrojos, que hacían el “trabajo sucio”, en alianza con militares, autoridades colombianas, políticos nacionales e internacionales y servicios secretos de los EEUU.
En una de las bandas estaban “hombres (y mujeres) de bien”, como Miguel Bosse, Juan Luis Guerra, Maluma, Mana, Paulina Rubio, Carlos Vives, Alejandro Sáenz, disparando odio y legitimando “culturalmente” la agresión. Estos hicieron el papel de paracos sin armas.
En la otra banda estaban los paracos armados que acompañaban y protegían a Juan Guaidó a su llegada al concierto y entre ellos sobresalían, por su prontuario sangriento y asesino, Los Rastrojos.
Unos y otros, finalmente, están untados de sangre y llenos de dólares. Ante la contundencia de lo que dicen las fotos, en las que aparece el “presidente encargado”, que es respaldado por esos criminales que se denominan “Comunidad Internacional” (encabezada por los EEUU) y reconocido por 50 países (entre ellos el de Colombia), abrazado con miembros del grupo criminal de los Rastrojos (responsables de miles de asesinatos y de haber usado hornos crematorios para desaparecer a sus víctimas), empezaron a aflorar las contradicciones entre Guaidó y el gobierno colombiano.
En efecto, el primero sostiene: “Nuestros aliados en la frontera colombo venezolana, por supuesto, es [sic] el Ejército colombiano que está haciendo una gran labor enfrentando estos grupos, la Policía, que afortunadamente detuvo a estos irregulares, lo cual celebramos. Nuestros aliados en la frontera son los ciudadanos que están siendo azotados por la emergencia migratoria compleja. Nuestros aliados son el presidente Duque y el canciller Holmes” (5).
Pero este último, siempre tan orondo respaldando a Guiado salió a desmentirlo al decir, a través de un comunicado de la Cancillería:
“El Gobierno colombiano no participó en la logística del traslado del Presidente Guaidó desde Caracas hasta la frontera con Colombia, ni tuvo ningún rol en el paso del Presidente Guaidó por los sitios conocidos como “trochas”, usados por él y su equipo, así como por miles de venezolanos a diario debido a las restricciones de movilización que impone la dictadura venezolana a sus ciudadanos, que además ese día había ordenado el cierre de la frontera” (6).
Pero lo que el gobierno de Iván Duque debe responder son preguntas cruciales, como las formuló la fundación Paz y Reconciliación:
“¿Sabía el gobierno de Duque y Holmes Trujillo sobre esta operación paramilitar en la frontera? ¿Cuánto dinero pagó la oposición venezolana para que ‘Los Rastrojos’ hicieran esta operación? ¿Cuánto dinero de la cooperación internacional se utilizó para hacer esta ‘vuelta’ (como se denominan estos procedimientos en la jerga de los delincuentes y asesinos)?” (7).
Porque una cosa si queda clara, por más que el gobierno de Iván Duque y sus áulicos intenten ocultarlo, como es la podredumbre de las clases dominantes de Colombia, que simplemente es una lumpen-burguesía, que siempre se ha aliado con todo tipo de sicarios y criminales, para lo cual ha erigido un (para) Estado, funcional a sus intereses, aunque sus propagandistas se desgañiten diciendo que este es un “Estado social de Derecho”, algo que debe leerse como un para Estado antisocial de Derecha.
O si no recuérdese las declaraciones del General Diego Villegas, Comandante de la Tarea Vulcano, el 14 de enero de este año, cuando dijo sin pelos en la lengua:
“El Ejército de hablar inglés, de los protocolos, de los derechos humanos se acabó. Acá lo que toca es dar bajas. Y si nos toca aliarnos con los ‘Pelusos’, nos vamos a aliar, ya hablamos con ellos, para darle al ELN. Si toca sicariar, sicariamos, y si el problema es de plata, pues plata hay para eso” (8).
También deben responder por su complicidad en esta operación, montada por los servicios secretos de los EEUU, todos los involucrados en la pretendida “ayuda humanitaria”, que son responsables directos. Nos referimos a los “artistas” que participaron en el concierto del odio, a los medios de desinformación y sus sicarios con micrófono y procesador de palabras, a los académicos y opinólogos de las universidades, a muchas ONG colombianas e internacionales, a los políticos colombianos y extranjeros (como algunos senadores republicanos de EEUU) comprometidos con la agresión contra el gobierno venezolano.
Entre todos existen unos responsables principales, que a estas alturas no pueden pasar de agache, entre los que sobresalen la Pandilla de Lima, la moribunda OEA y su Secretario General, y, sobre todo, los tres presidentes (de Colombia; de Chile, Sebastián Piñera; y, de Paraguay, Mario Abdo Benítez), que recibieron a Guaidó como si fuera un jefe de Estado, le rindieron honores de presidente y azuzaron a las guarimbas a ingresar a Venezuela el 23 de febrero.
Estos personajes de la extrema derecha continental están untados, por acción y omisión, con los crímenes de Guaidó y su banda de Los Rastrojos, detrás de los cuales está el brazo asesino del gobierno de los EEUU, con la activa participación del gobierno de Iván Duque.
Todos estos responsables miran para otro lado, como si ellos no estuvieran involucrados en las agresiones que se libran contra el gobierno bolivariano, y que tanto dolor y sufrimiento producen a la población venezolana, cuando estamos hablando de crímenes de lesa humanidad, tales como bloquear y hambrear a todo un pueblo, robarle los activos que se encuentran en Bancos de EEUU y Europa y organizar la destrucción de la economía y la sociedad de Venezuela.
Esto no es poca cosa, y por eso ahora se trata de denunciar y de iniciar una campaña nacional e internacional para desenmascarar a los financiadores de los Rastrojos, con el objetivo de que estos “adalides de la (narco) democracia” paguen por sus crímenes.
Addendum:
Las retaliaciones contra los paramilitares de Los Rastrojos se han desatado desde que aparecieron retratados cuatro de sus miembros en varias fotografías junto al autoproclamado “presidente interino”, Juan Guaidó.
El senador colombiano, Gustavo Petro, denunció el 18 de septiembre que cuatro familiares de Jhon Jairo Durán Contreras, alias “el Menor” fueron asesinados.
Los cuerpos fueron hallados semidesnudos, con impactos de bala y signos de tortura en el corregimiento Banco de Arena, en el sector conocido como El Infierno, reseñó el medio Las 2 orillas.
“Masacre en Cúcuta”, denunció Petro…“Los intentan silenciar”, puntualizó.
Esta masacre se une a otra registrada el lunes 16 de septiembre, el sociólogo y director de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, denunció que por retaliación, habían sido asesinados cuatro familiares de Hernando Iván Posso, alias “Nandito”, entre ellos sus padres. Posso habría escapado horas antes de una emboscada.
“Nandito”, la mano derecha de “el Menor” y Jefe de Finanzas del sector Boca de Grita, quien se fotografió con Guaidó tiene antecedentes por homicidio, secuestro, extorsión y narcotráfico.
A raíz de estos hechos Cañizares se pregunta: “¿Están eliminando testigos del cruce ilegal del señor Guaidó a Colombia?”
Sobre alias “Nandito”, Petro detalló que este sujeto “es el responsable de la casa de Pique situada al frente de la hacienda Paraíso por donde pasó Guaidó”.
¿De dónde viene la orden de silenciarlos para evitar que testifiquen sobre la relación entre Guaidó, los rastrojos y los miembros de la lumpen-burguesía colombiana?
Se sospecha que la orden podría provenir de la alcaldía de Cúcuta o directamente de Iván Duque, para evitar que testifiquen sobre quién contrató a la banda narco-paramilitar que lo llevó a Guaramito, donde lo esperaba el concejal conservador Juan Felipe Corzo, para llevar al títere autoproclamado hasta el helicóptero presidencial, que lo trasladaría a Cúcuta.

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