miércoles, 25 de septiembre de 2019

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Jose Tomas Pinto Marrero Secretario General Nacional Tupamaro:
Históricamente hemos sido seres sociales que vivimos y convivimos colectivamente. Vivir en sociedad configura un contrato social que implica verificación del hecho diario, es decir, del hecho cotidiano; de
la convivencia con diferencias que son reguladas bajo normas, preceptos y leyes que son consensuadas en cualquier territorio, Estado-Nación.
Venezuela no escapa de lo que ha sido la norma institucionalizada a escala mundial. Convenios, tratados, leyes acordadas entre las partes; mecanismos éstos que regulan la convivencia en el planeta.
A partir del proceso de acumulación del capital se comienzan a establecer diferencias de modelos políticos-económicos. Es decir, entran en pugnas, y, las clases comienzan a tener expresión clara en su devenir histórico. Es así como el dominante y el dominado desarrollan una especie de contienda interminable por la sobrevivencia en el planeta y que, su vez, comienzan a plantearse leyes y decretos para mantener la dominación, pero el ser social logra establecer mecanismos de lucha y organización que develan el secreto de esa dominación.
Mucho han contribuido la tesis de Carlos Marx y de otros ubicados en la misma corriente del pensamiento. En develar la corriente que ven en el capitalismo la salvación de la humanidad.
Dos modelos entran en pelea y hasta nuestros días se mantienen y buscan distintos mecanismos para avanzar y lograr imponerse a través de la cultura, el deporte, arte y espectáculos, medios de comunicación, modelo económico, todo un entramado ideológico que refuerzan una determinada concepción del mundo.
Debemos hacer énfasis en que la teoría de la dominación se apoderó del mundo y ha logrado -históricamente- mantenerse no solamente con el contrabando ideológico, sino también con la utilización de la fuerza, la violencia. Se institucionalizó como práctica permanente y primaria y para entender esto sólo tenemos que dar un repaso a la historia y así corroborar esta verdad.
El avance de las sociedades con fuerzas enfrentadas lograron mecanismos de negociación, diálogos y acuerdos para la convivencia, ésto para poner un punto de avance para algunos y retroceso para otros. Los señores de la guerra se convirtieron en estrategas de la negociación en situaciones adversas, crearon escenarios militares donde no sólo establecieron el mapeo militar, sino también las salas situacionales donde se han analizado todas las vertientes: educación, cultura, idiosincrasia y mecanismos para poder incidir en el Estado- Nación intervenido. Es ahí en donde podemos señalar que en el hoy -al no existir el mundo unipolar- se requieren de instrumentos que acepten la lucha de contrarios con intereses distintos que, obligatoriamente, deben recurrir a analizar la existencia de correlación y acumulación de fuerza. En nuestro caso podemos señalar que en lo político-ideológico, logístico, organizativo y militar hemos avanzado. También en lo comunicacional, movilización y calle hemos logrado un gran avance, lo que nos coloca en un lugar importante en cualquier diálogo y negociación.
Es una guerra la que nos han planteando y requerimos de mucha paciencia e inteligencia para poder derrotar a nuestro enemigo. Marchas y contramarchas, triunfos y derrotas, todas las acciones están en la mesa y hay que saber jugar las piezas y en esa dirección debemos darle todo el apoyo al Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, por tanta inteligencia en el manejo del tablero de un ajedrez impuesto.
Claro que apostamos al diálogo y negociación en esta guerra atípica. Tenemos la verdad de nuestro lado, hemos sabido manejar las piezas y eso nos convierte en gigantes, palabras sabias del Presidente Chávez: u
unidad, lucha, batalla y victoria.
¡Leales siempre, traidores nunca!

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