sábado, 3 de septiembre de 2016

Néstor Francia/Análisis de Entorno: 


El callejón sin 


salida


 Nestor Francia 1

El analista subjetivo pone la carreta delante de los caballos. Tiene ya una conclusión prejuiciada en su cabeza y entonces adapta los elementos del análisis a esa conclusión. Hace no mucho tiempo un ancla de VTV denunció en su programa un supuesto código encriptado en las respuestas de un crucigrama de Últimas Noticias, que llamaría a acciones terroristas. Nosotros, que somos crucigramistas de vieja data, demostramos con varios ejemplos que en las respuestas de cualquier crucigrama se puede descubrir un código para cualquier cosa, si es eso lo que uno quiere de antemano. Es un poco lo que pasó con varias proyecciones conocidas en cuanto a la marcha opositora del 1° de septiembre. Nosotros siempre reconocimos que había varios escenarios posibles, cómo no, pero igualmente señalamos como el más probable precisamente el que se dio. No porque jugáramos al adivino, sino porque era eso lo que parecían indicar los hechos y declaraciones.
En nuestro Análisis del 31 de agosto, víspera de la susodicha marcha, escribimos: “¿Qué pensamos nosotros que va a ocurrir, a estas alturas? Es un pronóstico difícil pero, como hemos dicho, hay que arriesgarse. Consideramos que a la derecha no le conviene que haya violencia vinculada al evento principal, la llamada “Toma de Caracas”. Eso entrañaría para ellos demasiados riesgos, sobre todo porque para nosotros no tienen músculo para tumbar al Gobierno mañana, las condiciones son muy distintas a las del 11 de abril. Tampoco es de su conveniencia que haya muertos en ese escenario, porque se andan vendiendo en el mundo como demócratas pacifistas, mientras acusan al chavismo de violento. Acciones violentas en esa marcha les salpicarían a ellos también. Igualmente deben estar sacando cuentas de las advertencias del Gobierno y quizá no sea el momento de arriesgarse a sumar algunos de sus dirigentes a los políticos presos de la actualidad. Es mucho más probable que ensayen focos de violencia en otras latitudes, como lo ha planteado Vielma con referencia a Táchira. Focos que no tendrían tampoco la intención de tumbar al Gobierno en lo inmediato, pero sí de sumar a la matriz internacional de caos nacional y gobierno represivo”. Fue eso lo que básicamente ocurrió. Según las noticias, los focos más violentos y al parecer mejor organizados fueron los de Táchira. También los hubo en unos pocos lugares del este de Caracas y en algún otro estado, pero algunos parecieron ser sobre todo vainas de muchachos alborotados. No hubo violencia en la marcha, como barruntáramos.
Afirmamos, en el Análisis del 22 de agosto: “… para nosotros está claro que esa marcha no va a tumbar al Gobierno. Las comparaciones que se están haciendo con la marcha del 11 de abril de 2002 no tienen asidero, la situación es absolutamente distinta. Entonces se había dado un creciente movimiento de calle opositor, una acumulación de fuerzas callejeras en ascenso. Además, la derecha mostraba cierta fortaleza al nivel de los altos mandos militares, que fueron quienes dieron el golpe de Estado con el combustible de los medios. Eso está muy lejos de ocurrir ahora. Es verdad que en 2002 el chavismo tenía más popularidad que en la actualidad, pero ahora muestra tanta coherencia y capacidad organizativa como en aquellos días y mayor fortaleza institucional (recordemos, solo como muestra, que el TSJ estaba en manos de la derecha miquilenista). En fin, el 2 de septiembre no va a amanecer con  “nuevo presidente” como anunció Napoleón Bravo el 12 de abril de 2002. Cuando
mucho quedarían unas guarimbas que podrían ser controladas como lo fueron finalmente en 2014. Todo esto lo sabe la mayoría de la MUD y no se plantea la marcha para derrocar a Maduro. Entonces ¿qué quiere ese sector? Aquí cabe otra comparación. La que se puede establecer con la marcha opositora del 23 de enero de 2002, la primera gran marcha masiva del antichavismo que abrió las compuertas a la coronación de la conspiración que culminó con el golpe de Estado”.
Ahora bien, el problema no es que se planteara varios escenarios, eso había que hacerlo. El Gobierno, por ejemplo, estaba en el deber de alertar al pueblo y denunciar los preparativos de violencia, que los había seguro en sectores radicales de la derecha que no son los que más influyen en la MUD en estos momentos, como igualmente hemos dicho en los Análisis recientes. Lo que pasa es que ese día había muchos chavistas que parecían querer que se confirmaran sus pronósticos, así que se dieron a comunicarse por redes transmitiendo una atmósfera de violencia que no existía ¿Acaso no hemos dicho hasta la saciedad que nuestro victoria es la paz? ¿No estarían algunos chavistas colaborando con matrices que deseaban sembrar sectores interesados de la derecha? Tanto así que un importante funcionario del Gobierno tuvo que enviar por redes el siguiente mensaje: “A tod@s: llevemos esto con firmeza, estando alertas, pero sin caer en tensiones innecesarias, tengamos la calma suficiente para actuar con pertinencia, el enemigo anda desesperado pero en este momento nosotros tenemos el control del juego, no caigamos en el juego del caos de ellos, vamos ganando esta partida, demos mayor importancia a nuestra agenda”. Clarito como el agua cristalina. En fin, esto es lo que pasa cuando los análisis responden más a las ideas preconcebidas que a la observación desprejuiciada de la realidad.
Lo cierto es que ayer la derecha criolla entró, a lo interno, en un callejón sin salida. La asistencia a su marcha estuvo bien, pero no exageremos. Ellos hablan de “más de un millón de personas”, lo cual es comprensible, es su tarea tratar de mantener en alto la moral de sus huestes y proyectar fortaleza hacia afuera. Sin embargo, decíamos en nuestro Análisis del 24 de agosto: “…el problema real para ellos no es la foto, casi seguro la tendrán y la pasearán por el mundo con una “pequeña ayuda” de sus amigos del imperialismo, las oligarquías y su batería mediática. El problema real es qué pasará a partir del 2 de septiembre, ahí está el detalle”.
¿Qué van a hacer ahora? Se ven tan agotados sus cartuchos, que la primea acción de sus anuncios fue… ¡un cacerolazo! Habrase visto mayor falta de creatividad y de sentido del ridículo. Anunciaron también nuevas movilizaciones y “tomas”. Al final de la marcha, la decepción de muchos marchistas fue pública y una etiqueta lanzada por opositores se ubicó en primer lugar de las tendencias nacionales: #MalditaMUD ¿Qué va a pasar cuando a final del año no hayan logrado nada, ni revocatorio, ni salida de Maduro, ni elecciones regionales? Pues que la base social de la derecha amanecerá en enero con un ratón moral de alto calibre y probablemente más desmoralizada que nunca, víctima de una nueva estafa, de un nuevo fraude.
Esta realidad entraña, como suele suceder, un aspecto positivo y otro negativo.
Del lado positivo vemos como el Gobierno, la Revolución Bolivariana y Nicolás Maduro están saliendo fortalecidos de todo el embrollo de este año. No es que ya salimos del tejemaneje, todavía estamos ahí. Pero si comparamos la situación con la de enero pasado, no hay duda que hay motivos para celebrar. Nuestro Gobierno luce fuerte y por ahora imbatible, aunque no podemos confiarnos, porque la derecha ha entrado en desespero y se mantendrá al acecho. Lo que hemos ganado es paz, estabilidad y sobre todo tiempo.
Nosotros creemos que Maduro debería llegar liso hasta el 2018, de aquí a allá pueden pasar muchas cosas, ya se verá. El peligro es que la izquierda más radical va a tener razones para terminar de mandar al diablo a los “electoralistas” de la MUD. Ellos no tienen fuerza para tumbarnos, pero vemos cómo se preparan para emprender abiertamente el camino del terrorismo. Que hayamos ganado la batalla del 1° de septiembre no es motivo para descansar.
Otra cosa es el tema exterior. En ese terreno la marcha de la derecha ya está mostrando logros y ese era uno de sus principales objetivos, el más importante para muchos de ellos. Se hicieron la foto, la mandaron y los suyos de afuera ya la tienen en sus manos para seguir tendiéndole la alfombra a la intervención foránea. Esa es casi la única esperanza que les queda por ahora. Pero se nos acabo el espacio, seguiremos en contacto la semana que viene.

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