viernes, 30 de septiembre de 2016


Tataranieta: “Es un privilegio ser descendiente de Bolívar”
Imágenes: Cortesía Flia. Costas
“Solo él no ha tenido posteridad (a diferencia de sus hermanas y hermano), porque su esposa murió muy temprano y él no ha vuelto a casarse, pero que no se crea sea estéril o infecundo, porque tiene pruebas del contrario”. El extracto pertenece al Diario de Bucaramanga, escrito por Luis Perú de La Croix en referencia a Simón Bolívar, Libertador y presidente de la Gran Colombia. 

Para 1828, fecha de la redacción del Diario, el mismo Bolívar reconocía que no era estéril.
Luego de  188 años sale a la luz pública la primera comprobación de la paternidad del caraqueño sobre el hijo de María Juaquina Costas,  José Antonio Costas. El documento, ubicado en Bolivia, ha echado por los suelos la hipótesis de la infertilidad del líder militar y político venezolano del siglo XIX. 

PANORAMA conversó con una de las descendientes del Libertador, Teresa Campos Costas, y con el periodista e historiador Juan José Toro. Vía telefónica desde Potosí, ambos explicaron la confirmación del vínculo entre Bolívar y la potosina  Costas, que le dio vida a José Antonio.  
“Ya desde el 2012, con el hermano de mi madre, decidimos emprender la investigación en detalle, porque la existencia del hijo del Libertador en Potosí era un secreto a voces”, contó. Teresa, que trabaja en un programa de rehabilitación de áreas históricas en la ciudad boliviana. “Ya desde la celebración del centenario de la República de Bolivia se había empezado a mencionar el hecho, y con un poco más de fuerza en la celebración del sesquicentenario. Mi familia siempre estuvo consciente de que en sus venas corría sangre del Libertador, pero de que era oportuno empezar a reunir la documentación y la sistematización de toda la información que a lo largo del tiempo se ha ido generando, y fundamentalmente de los relatos que pasaron de generación en generación”. 
Campos Costas es hija de una tataranieta del general  Bolívar, Fanny Primitiva Costas. 
“Yo escuché relatos durante mi niñez”, rememora la también licenciada en Administración de Empresas. “En 1975 recibimos a un periodista venezolano, Ciro Medina. Estuve acompañando a mi madre y a mi abuelo, Elías Costas, cuando les hizo la entrevista. Mi abuelo es el que desempolvó la historia con mucho más detalle, la relación entre Simón Bolívar y Juaquina Costas”.
En 1825, borrado de Suramérica el poder español, Bolívar consolidó la unidad de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador bajo el nombre de Colombia. Perú se encontraba bajo la dictadura del caraqueño y el entonces Alto Perú recibió el nombre de República Bolívar, hoy Bolivia. 
El Libertador, junto con su lugarteniente Antonio José de Sucre, llegó a Potosí, donde izó las banderas de las repúblicas liberadas. Era significativo el momento: del Cerro Rico salieron toneladas de plata para el Imperio español, desde los tiempos de la Colonia. Ahora Suramérica decidiría su destino.  
En ese momento, las disensiones entre los bolivianos y las fuerzas libertadoras iban creciendo. Y Juaquina salvó al líder de un atentado, como en su momento lo haría la quiteña Manuela Sáenz en Bogotá.  
Narra Teresa: “Ella le dijo al oído, en el momento que le iban a colocar una guirnalda de oro y piedras preciosas en el Cerro Rico de Potosí, en el actual Templo de la Victoria, ‘Libertador, cuídese, quieren asesinarlo’. Esa frase despertó la curiosidad en Simón Bolívar, que luego buscó reunirse con ella. Precisamente se comprobó que existía ese plan, la noche de la ascensión al Cerro de Potosí. Él la buscó y empezó el romance. Nueve meses más tarde, en julio de 1826, nace José Antonio Costas. En la entrevista que Don Ciro Medina le hizo a mi abuelo le preguntó por qué no llevaba el apellido Bolívar. Es que precisamente, Bolívar, conocedor del hijo recién nacido, temía por su vida, porque tenía muchos enemigos”.
Juaquina estaba casada con Hilarión de la Quintana. Ello no fue impedimento para entregarse al hombre más poderoso del momento. De allí, nació José Antonio. 

Juaquina estaba casada con Hilarión de la Quintana. Ello no fue impedimento para entregarse al hombre más poderoso del momento.

 
Pero todo era tomado como un rumor. Hasta que apareció el documento que le daba base a la paternidad. 
El historiador Toro explica que “con el fin de tener la mayor información posible, empecé a investigar sobre el tema y contacté al historiador argentino Guillermo Carlos Delgado Jordan, con quien trabajamos en conjunto sobre María Costas, casada con Hilarión de la Quintana.  Lo que logramos establecer es que Simón Bolívar tuvo varias amantes identificadas y al menos una veintena de hijos, pero solo un caso documentado: el hijo de Potosí”.
No solo en Bolivia dejaría hijos el Libertador: en Nueva Granada y en Venezuela también, pero solo Costas está confirmado legalmente. 
“La prueba es una partida de matrimonio de José Costas con Pastora Argandoña en ‘artículo mortis’, es decir, que decidió casarse antes de morir”, señala el periodista  Toro. “Al momento de casarse declara que sus padres fueron María Costas y Simón Bolívar. Aquí cabe hacer notar lo siguiente: el matrimonio se celebra en el año 1895, por lo tanto la partida es de ese año. No existía aún el Registro Civil, que entra a funcionar desde 1941. Todas las escrituras notariales y las partidas eclesiales emitidas hasta 1940 tienen plena validez para la legislación boliviana. La partida de matrimonio de José Costas con Pastora Argandoña es un documento original, una partida original que se conserva en el libro de matrimonios del archivo parroquial del pueblo de Caiza, a 60 kilómetros de Potosí”.

Tanto Teresa Campos Costas como Juan José Toro están en la búsqueda de un dato que cerraría completamente la filiación.

Aparecen ambos padres como españoles. “Era la costumbre: poner español a una persona de raza blanca, o no indígena, o no negra o no mestiza”, indica Toro. “La prueba es que nosotros tenemos otras partidas donde se lee lo mismo: contamos con la partida de matrimonio de Felipe Hilarión de la Quintana Costas, hijo de Hilarión de la Quintana y de María Costas, pese a que nació en Tucumán le pone el cura que es español de Potosí. El cura de Arequipa hizo lo mismo que el de Caiza, es para hacer notar que no es indígena el que se está casando”. 
Tanto Teresa Campos Costas como Juan José Toro están en la búsqueda de un dato que cerraría completamente la filiación: una carta enviada por Bolívar a Juaquina en la que reconocía la paternidad. Esta misiva estaría en manos de un venezolano, Rufino Loscher Blanco, pero no han logrado contactarlo ni a él ni a sus descendientes en Caracas.  
“Se trató de hacer comunicaciones a través de mi familia y del ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, pero lamentablemente no hemos podido tener una comunicación directa con él”, acota la descendiente del Libertador.  “Desde la época del 90, un tío estuvo en Venezuela tratando de ubicar a la descendencia, pero sin mayor éxito. Solo tenemos que la dirección de Loscher Blanco era apartado 50391, Sabana Grande, Caracas-Venezuela”. 
Pero más allá de eso, la filiación existe y se encuentra comprobada gracias al documento de Caiza. Para Teresa “es un privilegio ser descendiente de un personaje tan notable. Cada vez que leo más sobre él, sobre su vida y su actuación, él como Libertador y no conquistador, siento un mayor honor”.

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