martes, 30 de diciembre de 2014

Venezuela: El conuco no es nostalgia
Por: Gino Gonzalez, “educador por oficio y profesión pero cantor por convicción”
¡Hamurabí Díaz, compadre! Recuerdo tus clases de geografía económica cuando señalabas entre las causas del fracaso del comercio interno de una época, junto al Estado y a la falta de vías de penetración, la circunstancia de que poco había que venderle a nadie.
Pienso en ti mientras observo una larga cola para adquirir harina de maíz precocida y al ver a su vez grandes cantidades disponibles de yuca y casabe, plátanos, ñame, auyama, apio, entre otras alternativas para el pan, diferentes al trigo y al maíz.
Pienso en una niñez de abuelos conuqueros en la que la carencia muy poco estuvo relacionada con el alimento.
Si aquella Venezuela, mayoritariamente campesina, hubiese contado con el suficiente incentivo y apoyo de servicios públicos, así como un mejor acceso a la tierra, esta Patria fuese maravillosamente conuquera.
Algunos no faltarán para mal interpretar esto y dirán “es que no había plata”.
Yo les contestaría que el dinero no se come y la mayor desgracia es un país repleto de dinero, pero que no produce nada. Diría también que una vida poética y sabia es aquella que entiende y siente la maravilla de ser más libre en la medida que menos se compra. Quien siente el gozo de consumir un ají o un tomate tomado de su jardín o unos huevos del gallinero de la casa, sabe lo que es la alegría.
Cuando trabajé como maestro de escuela y se rieron de un niño cuando dijo que él quería ser conuquero como su abuelo, comprendí que las cosas iban mal.
Otra vez pregunté a una señora que tenía una venta de empanadas que por qué no vendía jugos naturales y me respondió que lo intentó, pero la gente prefería los “refrescos” (mala costumbre, por cierto, que tenemos en Venezuela de llamar a las gaseosas).
He visto personas que de los caseríos vienen a los pueblos a comprar pollos y huevos.
Es un serio problema cultural.
No será difícil para una sociedad con esta ideología aceptar sin discusión una agricultura transgénica, pues todo lo quiere resolver con dinero y no le interesa la salud ni sembrar nada.
La moda es el comercio: comprar, vender, y que siembren los otros.

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