LETRA VEGUERA/
El nazional
Federico Ruiz Tirado
Leído en uno de esos billones de tuits que ha de
llevarse el olvido: "Los terroristas de todo el mundo se atribuyen y
reivindican sus atentados. Los de Venezuela culpan de sus actos a los
colectivos". En efecto, ha sido la táctica principal de la conspiración
antichavista ùltimamente, esta de tirar la piedra y esconder la mano. O peor:
tirar la piedra y culpar a otro de haberla tirado.
El Nacional se ha convertido en uno de los
depósitos de mentiras más nauseabundos del periodismo venezolano, y esto es así
desde mucho antes de que aparecieran publicados este titular y esta nota.
La muchacha del texto, que está tan manipulado y contaminado como el cerebro de su
autora, en realidad no tiene la culpa de lo que hizo después el director del
periódico: decidir que la interpretación de esa joven inexperta, que esa
opinión irresponsable y frágil, como toda suposición nacida al calor del odio
contra el adversario político, merecía el gran titular de primera página.
Si uno se detiene a leer el artículo de opinión que la
muchacha escribió con la esperanza de que se considerara un reportaje,se
encuentra con que al final, allí escondido y suprimido por el tajante y alevoso
titular, hay un atisbo, un asomo, un impulso; un mísero miligramo de algo que
pudiera parecer honestidad o ganas de decir algo justo.
Dice la periodista que esta es la fuente consultada
para publicar esa historia de que los autores de los ataques a las
universidades han sido cuerpos policiales y grupos paramilitares:
"testimonios de estudiantes y autoridades de las casas de estudios".
Tenemos entonces que la elevación de una mentira hacia
la categoría de noticia de primera página ha sido en este caso la siguiente: las
personas, factores y cónclaves que andan proclamando la necesidad de derrocar
al Gobierno le dijeron a esta pobre niña que la policía y los "colectivos
armados" han incendiado todas las universidades.
La niña se creyó el cuento (o ya lo
tenía encofrado en el equipaje de sus prejuicios antichavistas). Y el director,
editor jefe o dueño de El Nacional decidió que esa miserable opinión
merecía ser la "información" más destacada del día.
El periodismo al servicio del poder económico está
lleno de esta clase de procedimientos y de profecías autocumplidas.
Intentaremos ir desenmascarando las más llamativas. No podremos hacerlo con
todas porque haría falta un equipo gigantesco que monitoree y desguace todo
cuando se escupe cada minuto a través de todos los medios.
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