miércoles, 9 de octubre de 2013

MI CORRUPCIÓN...
¡Ni con el Pétalo de una Rosa!
Por : Jorge Mier Hoffman
Hoy recuerdo aquel episodio, cuando el Luis Tascón, sorprendió a las filas de su propio partido PSUV, al solicitar una investigación en contra del hermano de Disonado Cabello, Gobernador de Miranda y integrante de la directiva del PSUV, por la supuesta compra de vehículos con sobreprecio, lo cual fue desmentido por el agraviado Superintendente del SENIAT José David Cabello… De inmediato Luis Tascón es expulsado de las filas de PSUV. Acto que para muchos sorprendió por la injusta medida, y para otros fue desproporcionada; pero que los corruptos celebraron con su axioma: ¡..Al Corrupto ni con el pétalo de una rosa..!
Algo que no debería de extrañar, puesto que la Corrupción no tiene sexo, ni patria ni religión; recordemos que el propio Jesús fue víctima de la corrupción de Judas que lo vendió por treinta monedas de plata… y si Dios no pudo con la corrupción, debemos aprender a vivir con ella, porque ella es parte de nuestras vidas y la razón de nacer y existir del hombre en la escala evolutiva de la naturaleza.
La vida del hombre es el resultado de la Corrupción, que surge desde la concepción misma, cuando un solo espermatozoide, entre 250 millones que lanza a la carrera el hombre en cada eyaculación, es el único que puede fertilizar un óvulo, lo que implica habilidad y astucia en recortar el largo camino por el útero materno, lo cual no significa que sea el mejor en su carga genética, sino el más diestro en vencer a sus contrincantes, cuyo ardid queda grabado en su información genética… Es por lo tanto la Corrupción un Gen recesivo que existe en nuestro ADN, como el Gen del “asesino” que poseen algunos individuos, como ha sido anunciado por científicos.
La Corrupción es una cualidad necesaria del hombre y la mujer, para habitar en un mundo bipolar que los obliga a sobrevivir entre dos extremos de la condición humana: feo o bonito… rico o pobre… feliz e infeliz… y donde la iglesia también participa de la Corrupción con la indulgencia y el pecado, lo cual hay que pagar para estar con Dios o con el Diablo.
El Gen de la Corrupción se activa con el nacimiento, puesto que la madre gusta dar a luz en una lujosa clínica y no en una lúgubre morada de hospital con olor a mentiolte… Desde pequeño nuestro Gen de la Corrupción es ejercitado con un Niño Jesús nacido en un pesebre con una mula y un buey, o un San Nicolás que llega en un lujoso trineo tirado con renos… Al día siguiente, el número y calidad de los regalos crean una competencia entre hermanos y vecinos, para dejarnos ver la importancia de la Corrupción en nuestra formación física e intelectual…
En el deporte, encontramos a la Corrupción santificada en medicamentos autorizados, que nos dan una resistencia artificial para superar al contrario, tal cual logramos como espermatozoides, donde la habilidad y la astucia nos permitió superar a los demás.
Los regalos que hacemos a la novia para conquistarla, los piropos y las frases bonitas, no son más que la Corrupción del Amor que tiene su día el 14 de febrero, cuando el sacerdote corrupto llamado Valentín, por una pocas monedas que recibía a escondida en los confesionarios, hacía los casamientos que habían sido prohibidos por el emperador romano Claudio III; de allí la fecha que universalmente celebran los enamorados, donde la calidad del restaurante y la cantidad de estrellas del Hotel que elegimos para esa noche, nos muestra la importancia de la Corrupción si queremos triunfar en el sexo, el cual tiene también su Corrupción con el Viagra para quienes lo puedan pagar, y así ser más vigorosos artificialmente como el espermatozoide que una fue fuimos…
Luego nos daremos cuenta, que la superación en el trabajo no se fundamenta solamente en nuestro profesionalismo y abnegación, sino en la manera de conquistar a los jefes: en el caso de las mujeres, su atractivo sexual será un arma de Corrupción que les permitirá optar a los cargos que a las más feas le costará esfuerzo y trabajo. En los concursos de belleza, las siliconas se usarán como Corrupción para superar los senos naturales y corromper al Jurado… Los ropajes, perfumes y maquillajes, serán instrumentos de Corrupción que utilizaremos hábilmente para cautivar personas; mientras que en la política: la dádiva, el discurso y las prebendas, para lograr votos, no son más que la Corrupción institucionalizada y permitida, pero que se convierte en un pecado si se instituye en el sector público, puesto que en el campo empresarial, la Corrupción sigue siendo la fuerza que impulsa la productividad, para lograr el crecimiento a través de las campañas publicitarias, como un método de Corrupción que manipula el intelecto de los consumidores: para decir lo que no es verdad y vender lo que no se quiere.
Y así continuaremos muriendo y reencarnado en una espiral de Corrupción que afecta más al hombre que a la mujer, como esa clásica paradoja de la vida que surgió, cuando Dios creó a los seres sobre la tierra
Dios le dijo al burro: “Serás burro, trabajarás de sol a sol, cargarás sobre tu lomo todo lo que te echen y vivirás 30 años” – el burro le contestó “Pero 30 años es mucho tiempo, por qué no mejor 10 años”… Después Dios creó al perro y le dijo: “Serás perro, cuidarás de la casa y vivirás 15 años” – el perro le contestó “Pero 15 años es mucho tiempo, por qué no mejor 10 años”… Después creó al mono y le dijo: “Serás mono, saltarás de árbol en árbol, harás payasadas para divertir a los niños y vivirás 10 años” – el mono le contestó “Pero 10 años es mucho tiempo, por qué no mejor 5 años”… Finalmente Dios creó al hombre y allí surgió la corrupción:
“Serás hombres, porque serás el más inteligente de la Tierra, dominarás el mundo y vivirás 30 años” – el hombre le contestó “Pero 30 años es poco tiempo, por qué no me das más bien los 30 años que no quiso el burro, los 15 que no quiso el perro y los 10 que no quiso el mono y yo te pago rezándote cada noche”… A partir de ese momento el hombre es víctima de su propia Corrupción:
El hombre vive 30 años como hombre libre; luego se casa y vive 30 años como un burro cargando sobre sus hombros el peso de la familia; luego se jubila, y vive 15 años como perro echado cuidando la casa; terminando sus últimos 10 años como un mono, saltando de casa en casa de los hijos, y haciendo payasadas para divertir a los nietos

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