domingo, 17 de noviembre de 2019



Una media opinión.
Rafael Pompilio Santeliz.
Sobre el caso Bolivia, citamos los errores en los que creemos: haber apelado a la OEA, la reeleccion, no alternar con el preclaro Álvaro Garcia, la cooptacion en algunos sectores sociales, lo que no permite autonomia de clase y edificar el poder paralelo al Estado burgues, el salir de Bolivia abandonando liderazgos, asi como no armar al pueblo en milicias, etc... Pero, en todo caso, son nuestras apreciaciones desde la óptica ortodoxa y occidental y eurocentrica. Habria que estudiar, y mucho, las lógicas indigenas para poder entender algunas cosas. La resistencia es su fuerte. En las miles de formas. Mas vale un astuto que un valiente, dice una de ellas. El poderío militar imperial es tan grande que sólo se podría detener con simbolismos pacificos masivos llamando al mundo a detenerlo en una mundializacion solidaria. Pienso que hay que confiar un pelo, y esperar, lo que nos llega es insuficiente para un analisis profundo sin etiquetas comunes. Evidentemente, estos gobiernos que se afianzan en mejorar el capitalismo tienen su techo. Y cuando lo mejoran lo hacen mas apeticibles al capitalismo mundial. Esos parchos sobre un pantalón podrido, tarde o temprano, caen. Tambien hay que tomar en cuenta que el capitalismo per se, a destruido nuestro tejido social con mucha miseria. De tal forma, que la etiqueta reformista que pegamos, algunas vez no sirve del todo. Un pueblo sin vivienda, sin salud, sin alimentos... no sueña otra sociedad superior. Es pura sobrevivencia y con ella, el lastre del mas vivo o el todos contra todos. La conciencia de clase se desdibuja. Esperemos. Lo que sí se nota es una diversidad queriendo inclusión y ampliacion democrática, con todo lo que podria significar diseñar la complejidad de un programa de identificación plena con los sujetos democraticos emergentes. Coincido que hay que asumir lo complejo, donde teoricamente construyamos una gran teoria de la transicion, que vaya dondo al traste con la dominante tendencia del "socialismo de mercado" y nos levante una minima perspectiva estratégica que afiance el posicionamiento de un poder real de los trabajadores, evadiendo el tacticismo imperante del poder por poder mismo, o el de una resistencia pasiva e inofensiva que no enfrenta la contradicciones principales entre capital y trabajo, o la de Imperio y Nación. Son experiencias muy nuevas en esta contemporaneidad diversa, confusa, cambiante y turbulenta.
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Rafael Pompilio Santeliz.

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