sábado, 13 de abril de 2019

 "CUENTOS DE MI PUEBLO II 

por RAFAEL VASQUEZ  

El pasado domingo iba subiendo a pie para La Primavera cuando el hijo de Beto Morales me ofrece la "cola" en su camión 350. Viendo a ése muchacho, sembrador extraordinario, recordé a mi amigo Beto, su padre, que cuando tenía esa edad alquilaba tierras para cultivarlas en La Primavera o sea que aquí también se cumple el dicho aquel de que "hijo de gato caza ratón". Y por supuesto que tenía que ser así por cuanto Beto pertenece a esa generación de isleños que llegaron a nuestros pueblos por allá, en los años 50, en pleno gobierno de Pérez Jiménez quien era muy exigente en eso de la inmigración y del tipo de inmigrantes que podían entrar al país. Y esto fue positivo para Guarico y los pueblos de Lara, pues en el caso nuestro en el que nuestros abuelos sólo cultivaban café, se diversificaron los cultivos y se aprendió a cultivar otros rubros. Con respecto a ello se me viene a la memoria la imágen de los camiones 350 que iban de madrugada a los campos, cargados de viejitos, mujeres y niños que los isleños empleaban en los sembradíos de papa pues en la siembra todos somos útiles: los mayores escardillando, las mujeres sembrando y los niños recogiendo las papas en un espectáculo hermoso en donde todos somos necesarios. Quizás alguien radical podría decir que era una explotación de niños y yo les digo rotundamente que no, que fue un aprendizaje extraordinario para el futuro de esos niños pues houy muchos se dedican a la siembra de papas y hortalizas, viven bien y tienen moral y dinero y forman a su vez a su descendencia en la noble labor del cultivo de la tierra. Otro beneficio que trajo esa inmigración para nuestro pueblo fue la extraordinaria mezcla cultural y amalgama de orígenes pues nuestras muchachas criollitas se "empataron" con esos "musiues" teniendo ello como resultado descendencias en donde ambos gentilicios volvieron uno solo. Cuando me refiero a Beto en realidad me estoy refiriendo tanto a él como a Goyo Vargas y a todos aquellos isleños que llegaron a nuestro pueblo que, aunque ya no estén por este plano, dejaron sus raíces y hoy, con sus hijos, todos formamos una gran familia. Otra inmigración importante y beneficiosa ocurrió en la época de nuestros abuelos, la de los libaneses, árabes e italianos que instalaron sus comercios en el pueblo y que hoy en día también forman parte de nuestras familias. Todo este cuento de los inmigrantes que llegaron al pueblo lo traigo a colación pues hace unos días nos alarmó la noticia acerca de unos malandros drogados que asaltaron la medicatura y violaron a una paciente. Dirían nuestos abuelos ¡fin de mundo! Esta ominosa noticia nos alarma y sin embargo se venía venir pues es consecuencia directa de otra inmigración, esa masiva y descontrolada que se dió a partir de los años 80, cuando en forma irresponsable los gobiernos de turno permitieron esa entrada sin control alguno, de los países vecinos, en donde entre la gente trabajadora y sana se colaron también traficantes de drogas y personas sin oficio determinado, lo que produjo aumento desmesurado en los niveles de delincuencia en los años ulteriores y transculturización de las nuevas generaciones con hábitos y vicios que no formaban parte de nuestro gentilicio y lo cual ha llevado a muchos de nuestros jóvenes a querer conseguir las cosas fáciles, sin necesidad de sembrar o trabajar y entonces sobrevino el atraco, el robo, la extorsión y hoy vemos en una expresión casi cotidiana en nuestras calles ese flagelo terrible y descontrolado que es el "bachaquerismo" donde nos estamos comiendo los unos a los otros. Desgraciadamente este es el lunar feo que hoy muestra nuestro hermoso pueblo y es el producto de la cultura que esta incontrolada inmigración sembró en nuestras tierras. Rafael Vásquez"

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