jueves, 8 de agosto de 2013

Artículo de David González, brigadista de Askapena y participante en la Cumbre Antiimperialista y Anticolonialista de los Pueblos de América Latina y el Mundo celebrada entre el 31 de julio y 1 y 2 de agosto en Cochabamba, Bolivia.

¡América Latina: creando un mundo nuevo!

Convocada de urgencia tras la agresión protagonizada por los gobiernos de Francia, España, Italia y Portugal al retener al presidente Evo Morales el pasado 2 de julio en Europa, lo que iba a ser un acto de apoyo al proceso de transformación que vive Bolivia personalizado en su presidente, se ha convertido en un punto de reunión de los países y los movimientos revolucionarios y progresistas deAmérica Latina.
Más de 1.200 delegados y delegadas de prácticamente todos los países de América Latina y el Caribe, Estados Unidos, Canadá, China, Kurdistán, Euskal Herria, estado español y estado francés han tomado parte en la cumbre. Especialmente numerosa ha sido la presencia de representantes de los movimientos sociales de Bolivia.
Interesante ha sido comprobar cómo la complementariedad que preconizan los países del ALBA en sus relaciones económicas, frente a la competencia salvaje capitalista, es una realidad en el trabajo conjunto que realizan. Así Venezuela ha aportado a la cumbre su capacidad técnica y la juventud de sus cuadros; Cuba la experiencia de su lucha continua y frontal contra el Imperio; Bolivia la vitalidad de sus movimientos sociales, característica principal del proceso de cambio que está viviendo.
Comentaba un delegado en la cumbre que había asistido a otros encuentros en América Latina que nunca había visto tanta participación “popular”, y no sólo era por el número de asistentes, sino por su procedencia: en las mesas de trabajo se veían cascos de mineros, los ya célebres chandals venezolanos, sombreros quechuas o aymaras, polleras y ponchos. Cada representante reivindicaba su papel de indígena, mujer, joven, obrero o campesina y quería hacer oír su voz en la Cumbre.
Las resoluciones finales se han concretado en seis puntos, discutidos en sendas mesas de trabajo:
Lucha contra los instrumentos imperiales de dominación como la OTAN, fortaleciendo la soberanía de los pueblos del Mundo. Fortalecimiento de la alianza y la movilización de los pueblos para impedir la restitución del neoliberalismo. Promoción de una real descolonización, no sólo formal sino especialmente ideológica. Reivindicación de los derechos humanos y de la Madre Tierra desde la visión de los pueblos. Lucha contra el espionaje y la injerencia imperialista. Fomento del control de los pueblos sobre los medios de comunicación para luchar contra el colonialismo y la desinformación.
Analizando con un poco más de perspectiva lo acontecido en Cochabamba estos días, cabe realizar algunas reflexiones sobre la cumbre y sobre el momento actual que se está viviendo en América Latina.
En primer lugar hay que destacar el optimismo que se respiraba entre los asistentes a la cumbre, reflejo del optimismo que se vive en América Latina ante un momento histórico de cambio, por primera vez protagonizado, y no sufrido, por los pueblos del subcontinente. En los años 60 el único referente revolucionario y alternativo de América era Cuba, rodeada de regímenes dominados por EEUU, lo que provocaba la admiración de los pueblos y el rechazo y el bloqueo de los gobiernos de América Latina. En los 70 la experiencia del Chile de Allende o en los 80 la de Nicaragua, islas en un mar de gobiernos neoliberales, eran acalladas por los agentes del Imperio. Sin embargo en el momento actual, el ALBA, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el bloque unido de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros estados del Caribe, es una realidad que cada vez con más decisión marca la agenda de América, cuando antes era EEUU el que la condicionaba. Así, en el plazo de apenas una semana hemos asistido a una serie de encuentros orientados a una consolidación de las relacionesinternacionales de los países progresistas: la clausura del I Seminario Internacional de Seguridad y Defensa del ALBA en Bolivia por parte del presidente Evo Morales; la reunión de los mandatarios de los países del ALBA en Cuba con motivo del 60 aniversario del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio; la XII Cumbre del ALBA en Guayaquil, Ecuador, y finalmente la Cumbre Antiimperialista y Anticolonialista de Cochabamba. Esa integración y el deseo de revivir la idea bolivariana de Patria Grande ha permitido, por ejemplo, que la delegación de Chile en la Cumbre reivindique, desde el acuerdo entre los países involucrados, una salida al mar para Bolivia, rompiendo con las relaciones internacionales basadas en la guerra y sus consecuencias.
Segundo, la verdadera capacidad de alternativa. Los debates generados en la Cumbre y los puntos aprobados son eminentemente propositivos y hablan de integración, del fortalecimiento de la comunicación entre las organizaciones sociales a nivel internacional, de la creación de organismos de coordinación y formación, de agenda común de lucha, de profundizar en la soberanía alimentaria, etc. Y esas propuestas tienen capacidad real de aplicación porque los movimientos que las sustentan han llegado al gobierno de sus países. Se trata de planteamientos alternativos al capitalismo imperante en el mundo y así el socialismo comunitario boliviano se une al socialismo del siglo XXI de Chávez, junto al concepto del “buen vivir” y del respeto a la Madre Tierra y se convierten en referentes para América Latina y el Mundo entero.
Tercero el protagonismo de Evo Morales. Si bien desde un punto de vista euro-centrista nos resuelta un tanto ajeno el personalismo de los procesos americanos, es indiscutible que igual que los movimientos que los sustentan son imprescindibles, los líderes y las personalidades son igual de importantes. No se puede comprender lo que está ocurriendo en América Latina sin hablar de la figura de Chávez, y el lema mil veces coreado en la cumbre “Chávez vive, la lucha sigue”, no es un lema vacío, es una realidad. De alguna manera, tras la muerte de Chávez los procesos bolivarianos se habían quedado huérfanos de una figura que los representara. Esta cumbre viene a impulsar la proyección de Evo Morales como líder de los pueblos que luchan contra el imperialismo y a integrar más a Bolivia en esa lucha. El proceso boliviano adolecía de una escasa proyección exterior, concentrado en sacar al país del puesto de país más pobre de Latinoamérica sólo por delante de Haití, y condicionado por el hecho de que los protagonistas del proceso de cambio sean organizaciones sociales de base y de indígenas originarios campesinos, tal vez poco acostumbrados a participar en foros internacionales.
Esta cumbre ha sido un paso importante en la reafirmación de esos movimientos, en su constatación de que no están solos y de que el modelo boliviano puede ser un ejemplo para el resto de pueblos del mundo.
Por último cabe realizar una serie de consideraciones desde el punto de vista de Euskal Herria. Al respecto la principal sensación que nos queda a los que hemos participado en la cumbre es la de una sana envidia. Envidia ante la realidad del Estado plurinacional de Bolivia, que reconoce como naciones a los 36 pueblos que lo conforman, frente a los Estados de Francia y España, que sólo reconocen una única nación indivisible, la francesa y la española.
Envidia también por la vitalidad de los movimientos sociales latinoamericanos y por la capacidad real de alternativa que están creando. La izquierda y los movimientos sociales latinoamericanos están protagonizando un proceso que va a cambiar su continente, frente a una Europa con una izquierda confusa, débil y sin referentes, con una población apática y desorientada, con unos movimientos sociales que apenas están empezando a reaccionar frente al ataque que el neoliberalismo está realizando contra el estado del bienestar, o que, a pesar de toda su lucha, como en Grecia, no son capaces de ofrecer una alternativa real al modelo capitalista que impera en Europa desde hace casi dos siglos. Hoy, 500 años después del “descubrimiento” del Nuevo Mundo por los europeos, es enAmérica Latina donde se están creando las bases de un mundo nuevo.
Y finalmente, destacar la importancia que tiene para la izquierda independentista vasca la participación en este tipo de cumbres. En el encuentro de Cochabamba se ha hablado de la diplomacia de los pueblos, de la soberanía de los pueblos, especialmente de los latinoamericanos, pero también de los del Mundo, e indudablemente es el tipo de foro en el que a Euskal Herria, como pueblo originario europeo inmerso en un proceso de liberación nacional y social, le interesa participar, sorteando los obstáculos que impone la concepción del estado-nación y uniendo su voz junto a la de otros pueblos que comparten sus luchas.
David González, miembro de la Brigada de Askapena en Bolivia 2013.

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