lunes, 4 de marzo de 2013


Mata un Yukpa y haz Progresar la Patria

Luis Prieto

Esta fue y es la idea central con que el hombre occidental incursionó en los territorios ancestralmente habitados por los indígenas Yukpas de filiación lingüística Caribe y sus vecinos los Barí, de filiación lingüística Chibcha. Territorio que (en el caso de los Yukpas) abarcaba lo que hoy se corresponde con el Municipio Machiques de Perijá – Pie de Monte -, hasta las altas cumbres de la cordillera perijanera incluso del lado colombiano, en las cuencas de los ríos Apón, Negro, Yaza y Tokuko, en dirección Norte-Sur de ésta. Su demografía está estimada en unos 13 mil Yukpas.
 
El etnocidio-reducción del indígena Yukpa, al cual nos referimos, no es el iniciado por España a partir de 1492 y ejecutado por sus ejercito en tierras americanas, con un saldo de unos 120 millones de indígenas, asesinados en nombre de Dios y la corona española. Tampoco obedeció a los cesudos criterios teológicos y jurídicos de Palacios Rubio y su tesis del Requerimiento (trato previo entre dos culturas que no tenían posibilidad de entendimiento dado que ambas hablaban idiomas diferentes) que pasó a ser el requisito sine qua nom, antes de violar mujeres, asesinar hombres; hasta apropiarse -el invasor- de las tierras aquende los mares, que por milenios (50000 años antes de Cristo en la Beringia, 44 años en Lagoa Santa, 14000 años en el Jobo-Estado Falcón) les perteneció al indígena habitante del Abya Yala, rebautizado por el invasor como América.
 
Tampoco obedeció al “derecho” de España a dominar – esclavizar a los irracionales americanos, señalados por Grines de Sepúlveda como inferiores. Mucho menos se trata de las descripciones terribles hechas por Fray Bartolomé de las Casas, en torno a las verdaderas carnicerías humanas practicadas por el invasor contra el “otro incivilizado” y adorador de Satanás. No, los crímenes de Lessa Humanidad a los que hacemos referencia, pertenecen a un pasado reciente y está recogido en la obra “8 años entre Yucpas y Japrerias” de Helmut Straka publicado por la Presidencia de la República de Venezuela en 1980.
 
 En ella Straka Señala:
 
 “los colombianos que hacen aquí la avanzada de la civilización son casi todos pobres negros de los departamentos del Atlántico y Santander del Norte, pero hay también algunos del Casanare, que son buscados activamente por la justicia colombiana y encontraron aquí un refugio seguro. La mayoría son pobres diablos, que fueron atraídos por el milagro venezolano, del mismo modo que los millares de migrantes europeos después de la última guerra mundial. Pero como vienen sin documentación en regla son extorsionados sin piedad muchas veces por los hacendados, que les pagan sueldos irrisorios para luego dejarlos expulsar por la policía por indeseables, sin pagarles las prestaciones sociales reglamentarias. De Valledupar regresan entonces, clandestinamente sobre las trochas a Venezuela, para trabajar ahora por cuenta propia se buscan un ‘socio’ que le adelanta 2 ó 5000 Bolívares, compran armas, víveres y alambre de púas, limpian y cercan unos 5km.2, ahuyentando o matando a todos los indios que encuentran dentro de esta área. Luego hacen una solicitud de “tierras baldías” (…) y hay un nuevo honorable dueño” (57). Subrayado nuestro.
 
 
Nuestras disculpas amigo lector si le parece que la cita es muy larga, pero consideramos un deber dar a conocer esta denuncia descarnada, de este europeo que habitó entre estos venezolanos. Pero además tuvo la osadía (y de hecho se vió obligado a viajar fuera de Venezuela, por las constantes amenazas de muerte a las que estuvo sometido) de difundir por ejemplo, como del lado colombiano, los aviadores practicaban el tiro al blanco (desde sus avionetas) contra los indígenas, entre el río de oro y el campo petrolero de Tibu, en el caso venezolano se les electrificó las cercas de campo Casigua el Cubo, Alturitas 1 y 2 (cerradas en 1950 y 1953 respectivamente) para que murieran electrocutados, como en efecto paso contra los propietarios encéntrales de estos territorios: los Bari y los Yukpas, en su defecto les colocaban sal envenenada para que al consumirla murieran envenenados. (58)
 
Esta conducta racista y etnocida no la podemos entender, si primero no hacemos un ejercicio que nos permita mirar hacia atrás y comprender la desgracia del Yukpa, además señalar que en este proceso de penetración y genocidio, la iglesia y en particular los Capuchinos jugaron un papel estelar; en ese orden de ideas, tenemos que el Consejo de Indias entregó en 1746, las Misiones de Maracaibo a los Capuchinos (…) en contrato de 1842 con el gobierno de Venezuela se concretó en el Artículo Nº6 “que toda la autoridad sobre la indias y la dirección de los mismos, residirá en los misioneros hasta que aquellos no estén “civilizados”.
 
De hecho finalizando el sigo XVIII fundarán una veintena de pueblos de misiones en el Sur del Lago (Santa Barbara, Santa Cruz del Zulia, entre otros) que permitirá el control y el aniquilamiento  físico del indígena Bari que habitó desde 600 años antes de Cristo, los territorios correspondientes a los actuales municipios zulianos: Jesús  María Semprúm, Colón, Catatumbo, Francisco Javier Pulgar y los Merideños: Alberto Adriani, Francisco Antonio Zea, Obispo Ramos de Lora y Carraciolo Parra Olmedo.
 
Con estos antecedentes “civilizatorios”, más el movimiento migratorio de los pobladores de la Villa del Rosario, incendiada en plena Guerra Federal (1862) por el General Venancio Pulgar, fundarán Machiques en 1890. Estos pobladores imbuidos por el modernismo positivista (impulsado inicialmente por Guzmán y la construcción de los ferrocarriles del Táchira y El Vigía, responsables del aniquilamiento de un buen número de indígenas Bari) y sustentado en la tesis racista de la superioridad racial del europeo, plasmado en las obras de Darwin Spencer y Hegel, y, en Venezuela por Alberto Adriani, cuya premisa fundamental estaba centrada en el “mejoramiento de la raza” (desindianizar-blanqueando), incluso llegaron estos perijaneros a elaborar un plan para traer inmigrantes italianos para asentarlos en unas 100000 hectáreas, pertenecientes - al igual que las constituían los 6413 fundos existentes para 1956 – legalmente a los indios Yukpas.
 
Esta nueva etapa “civilizatoria” estuvo acompañada (además de las tesis positivista) de toda una parafernalia “legal” con lo cual justificar la penetración de las territorios indígenas en esa dirección se aprueba hacia 1915 la Ley de Misiones en cuyo artículo 1º asoma toda su filosofía “eurocentrica” y racial, iniciando el siglo XX y lejos de aquel 1492, cuando España destruyó miles de años de civilización.
 
 “Con el fin de reducir y atraer a la vida ciudadanas las tribus y variedades indígenas no civilizadas que aun existen en diferentes regiones de la República, y con el propósito al mismo tiempo, de poblar regularmente esas regiones de la unión se crean en los territorios federales y en los estados, Bolívar, Apure, Zulia, Zamora, (Barinas) y Monagas tantas misiones cuantas sean necesarias a juicio del Ejecutivo Federal”
 
Este ejecutivo federal estará representado por la figura siniestra, criminal y proimperialista de Juan Vicente Gómez. Que por cierto, no sólo fue un represor si no que además entregó 2 millones de km.2 a la Royal Duth Shell para explorar y explotar petróleo en el antiguo Distrito Colón. Fue dueño de la hacienda El Chao (ubicada en el km. 16 en la vía Santa Bárbara- Encontrados) donde se criaban indígenas Wuayuu, para luego ser vendidos como mano de obra esclava, incluso se practicó el cambio de hombres por sal en Maracaibo, en la hoy Hacienda Bolívar, la Bolivariana (rescatada por el gobierno venezolano en diciembre pasado) y donde de paso existía un tigrito, donde iban a parar los transgresores de las normas impuestas por los dueños de estas haciendas, como si de un Feudo se tratara.
 
Pero además los hacendados para garantizar la mano de obra en sus fincas y en complicidad con los funcionarios de Gómez, prohibían la salida de éstos de la zona, para ello requerían de un pasaporte (como si de un país autónomo se tratara) que nunca llegaba por que simplemente el Estado era en todo caso un instrumento de poder al servicio de latifundismo.
 
Para 1944 el Ministerio de Relaciones Exteriores- Dirección de Justicia, promueve y aprueba la Misión de Perijá y la Guajira.
 
 “Articulo 1º Fray Antonio de Vegamian en nombre de la orden Capuchina (…) se compromete a que la expresada orden establezca en el territorio del estado Zulia(…) un Vicariato Apostólico a cuyo cargo queda la organización y régimen de la obras necesarias a la reducción y evangelización de las tribus indígenas no civilizadas” (Subrayado nuestro).
 
Con semejantes criterios “civilizatorios”, mas la intención de los inmigrantes provenientes de la Villa del Rosario y los extrabajadores de las petroleras, junto al blanqueo de la población, se inicia entonces hacia la década de los años 30 del siglo XX (además de la fundación del TUKUKO en 1945 y desde allí la incursión armada a territorio Bari) las llamadas CORRERIAS DE INDIOS (descritas por Straka al principio de este articulo), como consecuencia, los Yukpas perdieron unas 400000 hectáreas de las tierras planas del pie del monte de Perijá, propiedad de éstos, a quienes cobarde y criminalmente se las quitaron a sangre y fuego los hacendados de la zona para lo cual contrataron mercenarios colombianos, tal como lo afirma en “8 años entre Yukpas y Japrerias” Helmut Straka. El indígena que corría con suerte lograba ubicarse en la cresta de la sierra a objeto de salvar su vida.
 
No obstante, la hepatitis, el empobrecimiento de sus suelos, las amenazas de carboneros, narcotraficantes e irregulares en armas colombianas, han desmejorado sus condiciones físicas y de salud, pero también las circunstancias le han guiado a emprender una lucha-que ya suma unas 3 décadas- que apenas comienza a ver sus frutos. Este es, el Estado venezolano, a propósito del día de la resistencia indígena el pasado 12 de octubre de 2011, inició un proceso de expropiación de tierras (15000 hectáreas inicialmente) a ser adjudicadas en los próximos meses a los indígenas Yukpas de Perijá, con lo cual estamos seguros se comienza a cancelar la deuda histórica que el estado venezolano tenía con estos compatriotas indígenas.
 
Sin embargo, existen políticos y voceros de la derecha y los ricos, además de sus Palangristas y medios al servicio de los más oscuros intereses, como lo es el diario la Verdad de Maracaibo, que se colocan al lado de los eternos terrófagos que disfrutaron históricamente de un Estado, que nunca ejerció el poder sobre sus territorios, porque simplemente para estos señores el Estado eran ellos mismos; para acto seguido arremeter cual “Inquisidores contemporáneos” contra el pueblo Yukpa. De paso con una profunda “ignorancia cultivada” que créanme nos apenan, en tanto ocupan altos cargos  en la administración publica.
 
Nos referimos al actual gobernador del Zulia, quien ha dicho recientemente que los Yukpas eran un pueblo ‘cazador-recolector’ ‘sin vocación para la agricultura y que su territorio correspondía a los territorios altos y escarpados de la Sierra de Perijá. Bueno por lo menos aceptó su existencia, no así el ex presidente del CLEZ Sr. Eliseo Fermín, quien en diciembre del 2010, sostuvo que allí (Perijá) no existían pueblos indígenas; desconociendo que el Yukpa habita ésta, por lo menos mil años antes de Cristo, y les cuento que ésta “joya ilustrada” es el actual Presidente de la Comisión de Fronteras del CLEZ.
 
Pero volviendo a Pablo Pérez hay que recordarle que esas categorías no solo fueron superadas por la ciencia, sino que como práctica hace cientos de años dejaron de ser tales, toda vez que los Yukpas y otros 39 etnias venezolanas practican la agricultura ceñida a los ciclos ecológicos, aprovechando las cosechas, pero también rotando cultivos y suelos, de suerte de preservarla para el futuro. En todo caso Pablito, debes leer a Straka para entender la razón por la cual hoy los Yukpas tienen que vivir en las montañas. Deje de practicar la técnica del gato, no esconda sus miserias, con razón odian tanto la historia, pues los denuncia y condena.
 
Al igual que este “aprendiz de brujo”, existe en el sur del lago otro “cultivador de la ignorancia y la mentira”, se trata de otro retoño del filosofo del Zulia, que cobra como diputado de la Asamblea Nacional, por Un Nuevo Tiempo, el señor Freddy Paz, quien demanda del estado- en nombre de sus representados la minoría terrofagica del Zulia- el pago de las bienhechurías a los productores del Sur del Lago y de Machiques “reconociendo de esta manera, el trabajo que por años han realizado los trabajadores del sector productor agropecuario para sacar adelante sus unidades de producción y por ende a sus familias” (diario Los Andes 19-10-2011 P.3) de verdad que son caradura. Seria bueno preguntarles a estos “inmorales desmemoriados”, quien pagará los indígenas Yukpas, Bari, Wayuu, Japreria, asesinados por mercenarios pagados por estos abnegados productores del campo”, como lo señala no solo Straka, también Robert Julian en la Paz Blanca Roberto Lizarralde y Stephen Beckerman, Iraida Vargas en la revista Gens y en Arqueología Ciencia y Sociedad; en los textos en lengua inglesa y alemana donde aparecen los nombres de los hacendados que pagaron muchas de estas correrías de indios: when the gans come to Perijá de Pastyor I. Smith y Tierra Caliente de Ulrich Shipke (Straka 57).
 
Finalmente estamos convencidos de que estos fueron y son tan crímenes de Lessa Humanidad como los cometidos por Hitler y que aun siguen buscando  al último nazi participante del Holocausto Judío.
 
Por cierto, practicados en los mismo años de las correrías (años 30-40-50-60 del siglo XX) pero además habrá que sugerirles a la Asamblea Nacional que la ley contra el olvido debe extenderse, hasta principios del siglo XX cuando la Shell inició el electrocutamiento de los indígenas en la hoy carretera de Machiques-Colón, la empresa existe, las fuentes están allí, hagamos que hablen y dignifiquemos al indígena venezolano.

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