Campesinos en plenitud vivencial
Por: Emiro Vera Suárez
Ahora, el hombre del campo se integra a la política y refleja en sus inquietudes un proyecto especifico, tomado geográficamente de su contexto y esta preparándose a una vida común e integrada con otros grupos sociales que no reflejaban una continuidad en su mundo interdiario Es una convivencia de integración comunal y su base de sustentación no es económica, su prioridad es sentirse inmerso en su mundo territorial. Subiendo hacia los Andes- vía Tabay- nos damos cuenta la necesidad de producir riquezas y una vivienda digna para habitarla y consolidar allí, nuestros vínculos familiares, es darle al paisaje una creatividad donde el núcleo urbano supone darle un soporte económica a estas nuevas modalidades de convivencia, que, funcionaria en base a la experiencia y el carácter de los urbanismos populares que deben reflejar una vocación productiva, para ejecutar y planificar los proyectos de cada consejo comunal. La idea es darle un sentido direccional a los centros urbanos con los espacios rurales. Es facilitarle al campesinado su acceso a los locales comerciales de ese casco municipal a vender directamente sus productos y supone un desarrollo mancomunado de quienes deseen niveles excelentes de sustentación económica.
Vamos hacia la atomización del agro y el casco de los pueblos que entran al urbanismo colectivo, ya no darle un sentido egoísta a la propiedad, aunque sea privada, el ciudadano tiene pleno derecho por legislación municipal que su frente se encuentre aseado y que ningún vendedor de utilería, comercio o comida pueda quebrantar su patrimonio. Sin duda, es un nuevo modelo de vida, donde el arte, la ecología y los municipios se unen para transmitir a través de las redes sociales, un nuevo criterio de reciprocidad económica muy alejado del neoliberalismo y el mundo globalizado de los esposos Clinton.
La idea es formar a un nuevo ciudadano, donde la escuela tenga un carácter masivo en la academia del conocimiento, partiendo del escolarismo francés y vincular a cada niño y adolescente con un mejor getto u cuidad, donde la experiencia nos lleve a formar seis niños por cincuenta, ya que se requiere hacer cambios vitales en la estructura y reforma del Estado, tal como fue planteado en el viejo formato de la nueva visión del país que la COPRE entregó al extinto Congreso Nacional en manos de Carlos Blanco y que fue engavetado por el ex presidente Rafael Caldera por sus contradicciones ideológicas con Carlos Andrés Pérez, propulsor de la socialdemocracia en Latinoamérica, ambos fallecidos.
Lo importante, es incorporar al campesino y al ciudadano urbano a un nuevo rigor político, donde debe recrear sus propias potencialidades y avanzar hacia un nuevo impulso social y económico. Es importante, entender que nos encontramos en un nuevo paragón social donde buscamos diseñar y bosquejar un nuevo país, de allí que el arte y el paisajismo se nutren de nuestra cotidianidad para poner en escena un compromiso social que evoca las viejas utopías y nuestro pasado indómito. Hoy, nos encontramos en un presente que reclama ajustes que plantean una simplicidad de citerior que, no pueden poner a la deriva un conjunto de expresiones.
Estamos en un nuevo espacio político para la expresión verbal, el encuentro en la cancha deportiva, en el salón de conferencias de nuestra comunidad. La idea es viajar por nuestra patria y darnos cuenta de cada sueño, la gente sueña y se ilusiona con nuestro paso en la historia, también con nuestros amores. Somos parte de un extenso paisaje que debemos armar y desarmar, hay traiciones que dañan un patrimonio sin importarles el contexto sociopolítico. Expresan su egoísmo dañando el sentimiento colectivo. Debemos acudir al llamamiento de la historia, sin doblez y al final cada máscara nuestra no será inventada, mostrará sus recursos a la libertad sin cortapisas. Es el despertar del mañana, los Llanos y el paso a Los Andes lo vienen demostrando, es el recuento en palabras de lo que somos y el significado de una vida en el historial de nuestro Libertador Simón Bolívar.
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