miércoles, 3 de diciembre de 2008

Somos cosas. Solo eso.

Son masas que se mueven, disparan, matan, algunas “expresan su dolor en un comunicado oficial” o firman papeles que llaman tratados, pero aparentemente no sienten, porque las cosas no sienten ¿Verdad?
Al contrario de lo que se piensa, los principales objetos bélicos de una guerra no son las armas, sino las personas. El hombre es, al mismo tiempo, el blanco de tiro y el objeto que dispara. Sí, el atacante y el atacado se convierten en cosas simples, casi mecánicas; capaces de manejar armas súper-ultra-nano-reactivas-tecnológicas. Quien tenga las “más modernas” y que además las sepa manejar con astucia, quizás gane.
Atacado y atacante asumen el papel de una masa indiferenciada que llaman “civiles”, “guerrilleros”, “militantes”, “fanáticos religiosos”, “extremistas”, “aliados”, “fuerzas de ocupación”. Son masas que se mueven, disparan, matan, algunas “expresan su dolor en un comunicado oficial” o firman papeles que llaman tratados, pero aparentemente no sienten, porque las cosas no sienten ¿Verdad?
Un buen ejemplo lo hallamos en el periodismo, que exige “objetividad en la comunicación de los hechos”. El periodista, en “el lugar de los acontecimientos”, convierte entonces en objetos a los participantes de la guerra, los muertos quedan para las estadísticas, puros numeritos. Se marca de entrada una distancia entre el “objeto” (la guerra) y el sujeto (el periodista). Los lectores , televidentes o radioescuchas, por supuesto; se sienten más distantes aún.
Hubo en nuestra historia reciente una guerra que llamaron fría. ¿Fría cómo el hielo o fría como una persona inexpresiva, carente de pasiones? ¿Acaso es lo mismo? Creo que no hay guerras calientes ni tibias, todas son frías (distantes, inexpresivas), si leemos las noticias que arrojan a diario las agencias sobre los enfrentamientos bélicos. Echemos un vistazo:
La Agencia Informativa Latinoamericana publicó este lunes 1 de diciembre una nota muy particular en su portal Web. El titular es: “Realizan Iraq e Irán nuevo canje de restos de soldados”. **Se tomó esta nota porque es reciente y ejemplar, pero en realidad todos somos partícipes, victimarios y víctimas de un lenguaje que convierte el mundo en cosas.
Los dos primeros párrafos rezan: “Iraq e Irán valoraron hoy como un paso favorable para normalizar completamente sus relaciones bilaterales el canje de los restos de 250 soldados caídos durante la guerra que sostuvieron de 1980 a 1988.
Auspiciada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), una ceremonia de devolución realizada en el puesto fronterizo de al-Shalamija, cerca de Basora, permitió el retorno a su país de origen de 200 osamentas de militares iraquíes y medio centenar de iraníes”.
Vaya transacción. Hay en la información una tecnificación particular. Una distancia y hasta una extrañeza en el hecho. Para “normalizar completamente sus relaciones bilaterales” se “canjean” esqueletos. Claro que hay un significado más allá de ese simple intercambio, y es sobre todo un valor que le dan los familiares de las víctimas: “El CICR saludó el intercambio y lo consideró un hecho “significativo para las familias de las víctimas”, al tiempo que ofreció sus buenos oficios para posteriores acciones similares”. Sin embargo, todo queda allí, el entendimiento entre dos países es una cosa técnica, administrativa y diplomática; aparentemente no es asunto de sentimientos ni de pasiones (aunque tiene mucho de eso, pero no lo re-conocemos).
Este párrafo es más esclarecedor: “Bagdad y Teherán ya habían canjeado restos de uniformados y prisioneros de guerra como parte de entendimientos logrados después de poner fin a una beligerancia que no dejó vencedores ni vencidos, pero causó alrededor de un millón de muertos.”Ahí está, las víctimas se convierten en un numerito: “un millón de muertos” que al parecer tampoco entran en la contienda, pues no hubo “vencedores ni vencidos”. Si la muerte no es de alguna manera algún tipo de pérdida, de vencimiento, de abatimiento, entonces ¿Qué es? ¿Qué significado le dan los medios de comunicación a la guerra sino el de una cosa distante?
El artículo finaliza así: “Según datos de la ONU, el balance final también incluyó casi dos millones de heridos y millonarios gastos en armamento y otras infraestructuras, lo cual dejó bien debilitadas ambas economías.” Muertos, armamento y economía parecen ser lo mismo, cosas que entran dentro de un balance. Matemática pura, frialdad. Quizás nos hemos vuelto insensibles o es que simplemente no “nos interesan esas cosas” que pasan lejos de nosotros y por eso nos preocupamos poco porque unos esqueletos se usen para normalizar algo, o porque un pueblo completo se convierta en “millones de muertos” nada más. Mucho menos nos preocupa cómo se nos cuenten esos hechos a través de los medios de comunicación, porque finalmente no nos afecta... hasta que nos convertimos en un numerito más dentro de esas historias: una cosa dentro de un balance.

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