domingo, 13 de mayo de 2018

ARAM AHARONIAN: EL CHAVISMO GRITA DESESPERADO POR MEDIDAS QUE NO LLEGAN

Aram_Aharonian
Hoy se palpa un importante descontento con el gobierno, pero a la vez un fuerte desánimo y rechazo hacia la dirigencia antichavista, aseguró Aram Aharonian, fundador de Telesur y analista político.
El reconocido periodista Uruguayo aceptó una entrevista con Supuesto Negado donde comentó que a pesar de que el PSUV se ha convertido en una rueda de negociación entre grupos, tendencias y apetencias, el oficialismo tendrá una participación significativa en las megaelecciones, por encima de la oposición.
Desde el chavismo se grita desesperadamente por medidas que no llegan…

¿Cuáles son las perspectivas del chavismo?

El oficialismo tendrá una participación significativa en las megaelecciones, por encima de los candidatos opositores. Desde allí se ha hecho un gran esfuerzo por la unidad, mientras la oposición se desmorona como resultado de su incapacidad política. Desde el chavismo (incluyendo dirigentes del PSUV) se critican diversas políticas de Nicolás Maduro, sobre todo en temas económicos, retrocesos de la democratización de la tierra y la defensa de los recursos naturales y estratégicos.
El gobierno está desbordado por la hiperinflación y por ataques cambiarios especulativos y eso genera una situación desesperante en las bases menos favorecidas en el reparto de la riqueza. Desde el chavismo se grita desesperadamente por medidas que no llegan…
Decisores políticos y medios de información –oficiales y opositores– han invisibilizado al diálogo como instrumento esencial, apostando a una nueva fórmula mágica: las elecciones del 20-M, cargadas de promesas… pero ningún proyecto de país.
hoy se ha convertido en una máquina electoral y en una rueda de negociación entre grupos y tendencias… y apetencias.

¿Está debilitada la izquierda en Venezuela?

Sí, claro que sí, lo cual no quiere decir que el oficialismo no se alce con otro triunfo electoral. Parece desvestida ideológicamente, doctrinariamente, porque ha perdido coherencia en el discurso y en la interpretación de la realidad.
La izquierda venezolana, está atravesando una profunda crisis, amarrada al ciclo electoral. Es la elección estratégica de montar una sociedad del espectáculo, que lleva a una realidad cultural más cercana al mercadeo que a la política de izquierda. Incluso la chavista.
El PSUV Fue un partido donde se concentraron las propuestas profundas, sólidas de largo plazo (en lo económico, social, político) de Chávez, que hoy se ha convertido en una máquina electoral y en una rueda de negociación entre grupos y tendencias… y apetencias.

¿Se ha perdido el proyecto de Chávez?

Sin dudas, el proyecto de Chávez está en la gente, en el pueblo. Los que heredaron el gobierno encontraron sus (otros) proyectos. Hay un intento de matar a Chávez, y echarle la culpa de todos los males (olvidando que ellos participaron en el mismo gobierno). Quizá no lo matan definitivamente, porque lo necesitan para sobrevivir, necesitan mantener un vínculo de identidad mínimo, porque se está en un proceso de difuminación de propuestas y proyectos en una calesita de anuncios sobre anuncios de medidas venideras (o no), en medio de una crisis donde la responsabilidad no se agota en las importantes culpas del imperialismo y del capitalismo.

¿Cuáles son las perspectivas de la oposición que participa en las elecciones? ¿Qué planea la oposición abstencionista?

Los candidatos opositores que más destacan son los candidatos Henri Falcón y Javier Bertucci, quienes hasta ahora fueron actores de reparto.
Hoy se palpa un importante descontento con el gobierno, pero a la vez un fuerte desánimo y rechazo hacia la dirigencia antichavista, demostradamente antidemocrática tras el terror desatado en los últimos años en busca del frustrado derrocamiento del gobierno.
No se le ha prestado la necesaria atención al empresario-pastor. Los evangélicos vienen desarrollando en los últimos cinco lustros una agresiva penetración en distintos estratos de la sociedad desalojando en parte a los católicos de posiciones de privilegio. No debiera sorprender que se alcen con buen número de cargos regionales.
Además, han contado con muy buen financiamiento desde el exterior, de los diezmos y también del apoyo de importantes oficiales que ocuparon importantes cargos en el gobierno (en especial en el sector económico-financiero).
Los futurólogos especulan que, de ganar Maduro, se puede hablar de una nueva dinámica entre gobierno y oposición, con la participación de los opositores en los organismos del Estado como los consejos regionales y municipales, Asamblea Nacional, TSJ, CNE, cargos que hoy detenta mayormente el sector abstencionista
Y están los otros, los abstencionistas, entusiasmados por las promesas de sus ideólogos, estrategas y financistas de Washington, Madrid y/o Bogotá de lograr una salida abrupta de Maduro, vía golpe militar o invasión-intervención extranjera. Para ellos, la posibilidad de un acuerdo poselectoral entre Maduro y Falcón, significaría un segundo suicidio.
Lo que debe preocupar es la información de la que disponen los pitiyanquis (Chávez dixit) que explique o justifique la decisión que tomaron.
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Por Edgard Ramírez Ramírez / Supuesto Negado

Venezolanidad con logotipo y mascota.

Carola Chávez

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Hay venezolanos que creen que la venezolanidad es una cosa concreta, que más que sentirse, se muestra. Te disfrazas de Harina Pan, te sacas un selfie, lo cuelgas en Instagram y ¡zuas! eres sentimiento nacional.
Un fenómeno nació entre los que se fueron demasiado, que se encontraban en las marcas de los productos venezolanos que afuera añoraban: entonces la venezolanidad fue un Cocosette, un Toronto o una Frescolita. Más tarde, en la medida en que el chavismo rescató nuestros símbolos y nuestra esencia, y la bandera ondeó bonita y el arpa cuatro y maracas tronaron más allá de opening del Miss Venezuela, sin liqui liquis y alpargatas con lentejuelas, cuando revivió el orgullo bolivariano, que hasta entonces casi clandestino, cuando la palabra Patria dejó de ser solo una palabra… entonces la clase media antichavista toda, huérfana de símbolos y de sentido de pertenencia, sintiéndose rodeada por una identidad nacional que, o sea, qué niche, abrazó las marcas registradas para expresar su propia venezolanidad y Harina Pan fueron todos.
El empaque amarillo no solo expresa su identidad, sino su postura política. Después de que su dirigencia los hiciera rodar una y otra vez por el barranco del fracaso, huérfanos también de liderazgos, el antichavismo se aferró a la esperanza de Lorenzo, el dueño de la harina, y se vistieron de amarillo para que él los conociera… y Lorenzo ni los ignoró.
Vestirse de Harina Pan fue solo el comienzo de una tendencia pavosísima: la ropa de marca decorada con otras marcas. Franelas con la carita del chichero de la chicha El ídem, impresa y retocada con lentejuelas, porque “El Chichero somos todos”, menos los chavistas que odian a la empresa privada, of course
Y todos son Pepito, aunque coman Cheetos, y son Toddy, aunque ya no sepa a Toddy sino a tierra, y son Cocosette, aunque no sea ni la sombra de lo que era, culpe Nestlé. Ellos son todas esas cosas que hacen a los ricos más ricos, desplumando a la gente como ellos. Y ahora también son Banesco, y lo expresan tuiteando frases cursis a favor de Juan Carlos Escotet, quien a su vez tuitea frases de líder motivacional que lo perfilan como el salvavidas presidencial que anhela el antichavismo clasemediero y que Lorenzo Mendoza no quiso ser. 
Pronto, en las mejores boutiques, su franela de Baneskín.

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