El elefante Bocarriba
TULIO HERNANDEZ NO SABE
LEER
Federico
Ruiz Tirado
Entre los más
recientes oficios –nada extraños ni excéntricos, como solían ser algunos de
ellos, sobre todo si salían de la pluma vocinglerosa de un superdotado como
Tulio Hernández, uno de los amanuenses de Miguel Henrique Otero-, es el de
aparentar no saber hacer “una lectura”, alejarse sin desfachatez, como de otro modo se lució históricamente
Teodoro frente a Chávez.
Hernández se
dedica a la construcción de un autorretrato para rumiar con chistes “lo que
pensó” el Ministro, dejando el rastro de esa pastosa envidia que seguramente no
compartirá con sus amigos de palos en el Este de Caracas, para lanzar su
respectivo dardo verbal, obligar al lector a cambiar el texto (descontextualizándolo)
y convertirlo en un metatexto (o un matatexto) y así, ahora sí, de un modo
“ejemplar”, diseñar una topografía de
banalidades y un sumario de su ego académico forjado en la Escuela de
sociología de la UCV, en las monsergas del Teodoro de aquellos tiempos donde
los masistas, para “diferenciase” uno del otro encerrados en esa jaula que fue
el MAS, aturdido de lenguas gramscianas, anatemas de Wittgenstein, Oswaldo
Barreto y hasta de los propios CAP o Caldera, que ya comenzaban a asomar sus
aforismos neoliberales a los egregios Pompeyo Márquez y sobre todo al artífice
de la Agenda Venezuela y jefe de Cordiplan.
Este es el caso
de T. Hernández a propósito de la entrevista al Ministro Iturriza en la Sección
“Chévere” de Ultimas Noticias recientemente publicada.
El articulista
Hernández pretende deslegitimar a Reinaldo Iturriza por lo que éste pensó en el
momento de ser desinado Ministro de Cultura y lo compara con un piloto que, ya
en la cabina, no sabe manejar el avión.
“¿Se sintió preparado cuando lo nombraron ministro
de Cultura?”, preguntó el periodista a Iturriza.
Y el Ministro le habla: “Lo primero que pensé fue, “yo no sé nada de
cultura, por qué me van a poner ahí”. Después el Presidente me explicó sus
razones”.
“Para el Presidente, yo soy un intelectual. Me dijo que
ya me había probado en el frente de masas, y ahora había que trasladar esa
experiencia para acá. Me habló de la necesidad de reimpulsar la revolución
cultural, de construir hegemonía cultural, que lo popular predomine, y trabajar
fuerte el tema de la identidad. Me he puesto de tarea desmontar la compleja
trama del discurso discriminatorio, el discurso de “este país de mierda” que
está en la esencia antichavista”. Leíste bien Hernández?
Lo del Regeton no es,
para mí, una broma. Es una movida de calle, que nació en la calle, en el barrio.
¿Que Tulio Hernández no lo oye? Eso habría que verlo: con una de sus discípulas,
un par de smirnoff y un roncito, debe brincarlo por allá en San Cristóbal
cuando va de vacaciones. Sin que lo vean sus amigos de La Castellana, el tipo
de “talento vivo” que le echa los chistecitos. Tego Calderón, como buen
sociólogo, Hernández lo ha escuchado y jamaqueado, pero encerrado. Le da miedo
la calle.
Envidioso y sin perreo
alguno, TH escoge la vía de mostrar su currículo, como parafraseándole a Maduro
un dicho de San Agustín: “Errar es de humano, perseverar es diabólico”. Perseverar
para TH es lo que él mismo señala de Maduro: “el presidente
espurio demuestra su desprecio profundo por una comunidad y por una dimensión
de la vida social contemporánea –la de la cultura”, nombrando a
este ignorante de Iturriza.
Entonces, se va por su ruta
habitual, la de masturbar su ego:
“En la actualidad la
gestión cultural ha adquirido tal importancia que es objeto de doctorados y
maestrías. Quien escribe estas líneas ha sido profesor por largos años en
muchas de ellas en América Latina y Europa. Y sabe bien que en los países que
tienen gobiernos con vocación de servicio se le entregan estas
responsabilidades a gente con formación especializada..”
Pero no eres, Tulio Hernández, ni
serás nunca, el Ministro que soñaste ser cuando Carmona abrió las puertas de la
dictadura que deseas para Venezuela.
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