martes, 30 de septiembre de 2014

 MEXICO

UNA NUEVA MASACRE EJECUTADA POR LA POLICÍA CONTRA EL ESTUDIANTADO
Numerosos jóvenes muertos por las balas de los uniformados en Ayotzinapa, Guerrero
Trágica paradoja: los jóvenes asesinados recaudaban fondos para viajar a la Capital 
a los actos conmemorativos de la Masacre de Tlatelolco, en 1968.

La policía y grupos parapoliciales que actuaban bajo efecto de drogas, también baleó un autobús donde viajaba un equipo deportivo y mataron a uno de sus integrantes

Habría 58 estudiantes desaparecidos

 28, 2014 -




Ciudad de México (SinEmbargo).– La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) confirmó la muerte de seis personas en Iguala, entre ellas al menos dos estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, a los que les disparó la propia policía de ese municipio.

La ciudad, que es la tercera en importancia en el estado, después de Chilpancingo y Acapulco, vivió  una jornada de balaceras, en las que elementos policiacos del Ayuntamiento estuvieron ligados desde la noche del viernes pasado.

De acuerdo con las declaraciones del titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la entidad, Leonardo Vázquez Pérez, por la muerte de los normalistas y de otros cuatro civiles, más de 300 policías de Iguala fueron arraigados y sus armas están siendo investigadas para cotejar los calibres.

Este presunto asesinato de dos normalistas de Ayotzinapa trajo a la memoria los hechos del 12 de diciembre de 2011, cuando alumnos de la Normal Rural Isidro Burgos bloquearon la Autopista del Sol en sus dos sentidos, a la altura del paradero de El Marqués, en Chilpancingo, para demandar al Gobernador Ángel Aguirre Rivero mejoras en su escuela y plazas para los egresados.

Ese día, elementos de las policías estatal, ministerial y federal acudieron al lugar para desalojar a los jóvenes y ocasionaron la muerte de dos alumnos, Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, de acuerdo con un informe presentado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Por los hechos violentos de ayer en Iguala, el presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Coddehum) de Guerrero, Ramón Navarrete Magdaleno, anunció que se designaron a 10 visitadores para recabar información, formar un expediente, investigar y, en su caso, dar las primeras recomendaciones.

Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos abrió una investigación sobre el asesinato de normalistas y dos miembros de un equipo de fútbol de tercera división que pertenece a esa ciudad guerrerense. Un grupo de visitadores adjuntos, conformado por abogados, médicos y psicólogos, proporcionarán atención integral a las víctimas, anunció.

“Según información publicada en medios de comunicación de aquella entidad federativa, se registraron varios eventos en los que, al parecer, elementos de la Policía Municipal de Iguala, Guerrero, y un comando no identificado, privaron de la vida a siete personas, entre ellas, tres estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, al dispararles con sus armas de fuego. Asimismo, seis personas al menos resultaron lesionadas y 25 fueron detenidas”, expuso la CNDH en un comunicado.

En Guerrero se contabilizaron de enero al mes de agosto mil 029 asesinatos, pero la inseguridad en la entidad se ha recrudecido durante los últimos días: en menos de una semana se registraron al menos 14 muertos.

Durante la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, Guerrero se ha mantenido como el segundo estado más violento del país, sólo por debajo del Estado de México, donde han ocurrido 3 mil 470 asesinatos, esta entidad contabiliza 3 mil 314 de estos ilícitos en el periodo enero-agosto. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), las cifras de homicidios muestran que en agosto hubo un repunte en la violencia en Guerrero, pues en ese mes se contabilizaron 134 asesinatos, mientras en julio se reportaron 115 homicidios.





IGUALA

La noche del viernes y la madrugada ayer, diversos actos violentos, donde también participó la Policía Estatal de Iguala, dejaron como saldo seis personas muertas en la entidad.

Ayer, la Procuraduría General de Justicia de Guerrero confirmó que elementos de la Policía de Iguala abrieron fuego contra estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa e indicó que también hubo otros ataques perpetrados por comandos armados, por lo que en total seis personas perdieron la vida.

En conferencia de prensa, el Procurador General de Justicia del estado, Iñaky Blanco Cabrera, detalló que alrededor de las 21:30 horas de este viernes, elementos de la Policía Municipal Preventiva tuvieron un “incidente” con normalistas debido a que los estudiantes habían tomado tres autobuses de la central camionera del municipio. Ahí los policías abrieron fuego contra los autobuses en los que se trasladaban los normalistas.

Uno de los vehículos llegó al Palacio de Justicia donde los estudiantes abandonaron la unidad que tenía rotas las ventanas.

El Procurador destacó que, posteriormente, el Ministerio Público del Fuero Común recibió el reporte de que en la avenida Periférico Norte, a la altura de una tienda de autoservicio, había un autobús con estudiantes normalistas y en ese mismo lugar había otros vehículos.

En la zona donde estaban las unidades, con impactos de bala de rifle AR-15, se encontraron dos cuerpos sin vida, que a decir de los normalistas, se trata de sus compañeros; sin embargo la identidad de estas personas aún no ha sido confirmada.

Iñaky Blanco informó que otra agresión, registrada alrededor de la media noche, fue perpetrada por un grupo armado contra varios automovilistas que transitaban por la carretera Iguala-Chilpancingo, en el entronque de la carretera que conduce a la comunidad de Santa Teresa.

En el lugar fue agredido un autobús en donde viajaban los jugadores del equipo de fútbol de tercera división Los Avispones, donde murió el jugador David Josué Evangelista y resultó herido el chofer de la unidad, Víctor Lugo Ortiz, quien perdió la vida posteriormente. En este ataque también murió la señora Blanca Montiel Sánchez, quien viajaba en un taxi.
El Procurador agregó que este sábado alrededor de las 11:00 horas fue encontrado el cuerpo de un individuo desollado sobre la avenida Periférico Norte.
El funcionario estatal aseguró que el Ministerio Público concentró a todos los elementos de la Policía Preventiva Municipal y además les aseguró el armamento y las patrullas para que se lleven a cabo las investigaciones periciales. Finalmente destacó que los agentes están sujetos a investigación.


“Ratifico la convicción de mi gobierno de fincar responsabilidad con todo el peso de la ley a quienes sean responsables de los hechos”, aseveró.

El gobierno del Ayuntamiento de Iguala emitió un comunicado la tarde de este sábado, en el que pidió a la población del municipio mantener la calma ante los “incidentes ocurridos” en la entidad.

“Invitamos a la ciudadanía de este municipio mantenga la calma y desarrolle sus actividades con normalidad”.

El documento detalla: “Expresamos nuestro más sentido pésame a las familias de las personas acaecidas en esos sucesos”.

Además exigieron a las autoridades correspondientes que incoen una investigación para esclarecer los ataques y que se castigue “con todo el peso de la ley a los responsables”.





CLAVES PARA ENTENDER LO QUE OCURRIÓ
Ayotzinapa y la matanza de Iguala
por Luis Hernández Navarro

La policía preventiva municipal de Iguala los cazó como conejos. A pesar de ser estudiantes, los trataron como si pertenecieran a un cártel rival. A los 80 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa, que el pasado 26 de septiembre en Iguala organizaron una colecta de recursos para financiar su asistencia a la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968 en la ciudad de México, los balearon a mansalva. Primero los uniformados, y luego los pistoleros vestidos de civil, les dispararon intermitentemente sin advertencia alguna. A Julio César Fuentes Mondragón, uno de los normalistas, lo torturaron, le arrancaron los ojos y le desollaron el rostro.
El saldo es trágico. En cuatro eventos violentos relacionados entre sí, protagonizados por policías municipales y pistoleros, fueron asesinadas seis personas, tres de ellas normalistas; 20 resultaron heridas, un muchacho está en estado vegetativo y se desconoce el paradero de otros 55, de los cuales al menos 20, fueron subidos a camionetas de la policía municipal.
En un primer momento, los uniformados les dispararon mientras los normalistas se trasportaban a bordo de tres autobuses de la empresa Costa Line. Después, un grupo de pistoleros los rafagueó cuando daban una conferencia de prensa para denunciar el ataque en su contra. Más adelante, en lo que el periodista Sergio Ocampo describió como una agresión hacia todo aquel que pareciera estudiantebalacearon el camión en el que se trasladaban los jugadores del equipo de futbol Avispones.
Ese 26 de septiembre, la presidenta del DIF en Iguala, María de los Ángeles Pineda de Abarca, rindió su informe de actividades. Además de ser la esposa del presidente municipal José Luis Abarca Velázquez, es una de las principales aspirantes a la alcaldía para 2015, y una figura de enorme influencia política.
José Luis Abarca Velázquez pasó de ser un humilde vendedor de sombreros a joyero, dueño de la plaza comercial Galería Tamarindos y un acaudalado comerciante. Su fortuna le permitió sufragar en 2011 una costosa campaña electoral en favor del hoy gobernador Ángel Aguirre Rivero y, un año después, financiar la suya propia, repartiendo generosamente despensas a sus simpatizantes.
Abarca conquistó la candidatura de la alcaldía a golpes de chequera. Después de un efímero jaloneo interno, el Partido de la Revolución Democrática no tuvo empacho alguno en incorporarlo a sus listas, a pesar de su reputación como amigo de algunos de los más importantes malosos de la región. De inmediato se sumó a las filas de Nueva Izquierda.
Iguala es una ciudad clave en el tráfico de drogas. Valle rodeado por nueve montañas en la región norte de Guerrero, es punto de entrada a la Tierra Caliente, donde los cárteles elaboran drogas sintéticas y cultivan mariguana. Allí operan diversas bandas del crimen organizado, hegemoneizadas por Guerreros Unidos, uno de los subgrupos surgidos a raíz de la implosión de los Beltrán Leyva.
La guerra de cárteles por la plaza ha sido salvaje. Guerreros Unidos está enfrentado por el control de las rutas de trasiego de drogas que conectan los estados de México, Guerrero y Morelos con la Familia Los Rojos, una célula encabezada por Leonor Nava Romero, El Tigre, hermano de Jesús Nava Romero, El Rojo, lugarteniente de Arturo Beltran Leyva, abatido en 2009 en Cuernavaca.
El resultado de esta disputa en Iguala ha sido sangriento. En enero de 2004, un comando armado, que se identificó como policía estatal, asaltó el penal en el municipio, y asesinó a cinco reclusos. Los policías, que se encontraban en una torre del penal, dispararon contra los agresores y mataron a cuatro e hirieron a uno. Entre abril y mayo fueron encontradas 16 osamentas en fosas clandestinas en el asentamiento Ernesto Pineda Vega.
Desde su llegada al ayuntamiento, José Luis Abarca ha sido acusado de corrupción, nepotismo y autoritarismo. El 30 de mayo de 2013, ocho miembros de Unidad Popular de Iguala, organización social opositora al presidente municipal, fueron levantados por un comando. Tres fueron ejecutados. Nicolás Mendoza Villa, uno de los secuestrados, que alcanzó a escapar, acusó directamente al alcalde de los hechos y de haber dado muerte personalmente al dirigente perredista Arturo Hernández Cardona disparándole un escopetazo en la cara y otro en el pecho, tras de espetarle: Qué tanto estás chingando con el abono. Me voy a dar el gusto de matarte.
Infamia sobre infamia, José Luis Abarca declaró que la matanza de normalistas fue provocada porque “al parecer alguien contrató a los ayotzinapos para hacer desmadres”. ¿Quién es ese alguien que, según el alcalde, les pagó para crearle problemas? En una región infestada por el narcotráfico, la acusación es temeraria y provocadora. ¿Acaso por eso le arrancaron la piel de la cara a uno de los estudiantes?
Los normalistas rurales de la Escuela Raúl Isidro Burgos no están a sueldo de nadie. Tienen tras de sí una larga historia de lucha en favor de las mejores causas. El año pasado apoyaron abnegadamente a los pobladores de Tixtla afectados por los huracanes Ingrid Manuel, abandonados por el gobierno del estado. El 22 de diciembre de 2011, dos de sus compañeros fueron asesinados por la policía estatal, cuando exigían mejoras para su escuela y plazas para trabajar. Los crímenes siguen impunes.
A José Luis Abarca lo protegen personajes muy poderosos en el gobierno y el Congreso del estado. Cuando la regidora de Desarrollo Rural, Sofía Lorena Mendoza, promovió revocación del mandato del alcalde, acusándolo de ser responsable del asesinato de los tres dirigentes de la Unión Popular, el presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, Bernardo Ortega Jiménez, lo apoyó. Al igual que Abarca, Ortega es parte de Nueva Izquierda. ¿Seguirá el PRD protegiendo a José Luis Abarca?


La balacera tuvo una duración de casi 40 minutos, narran estudiantes
El presidente municipal, a la hora de los balazos, se encontraba bailando
por Arturo Cano

Martes 30 de septiembre de 2014,
Iguala, Gro., 29 de septiembre.
Si me hacen el honor, compañeros, hay que colocar las veladoras, dice Gerardo Barrera, estudiante de cuarto grado del Centro Regional de Educación Normal (CREN) en esta ciudad. Aquí fue donde culminó la persecución de nuestros compañeros de Ayotzinapa y en aquella parte (señala a sus espaldas) es donde se paró la otra camioneta y los rafagueó.
El letrero lavado y aspirado sobre un portón negro permite identificar el lugar donde quedó tendido uno de los muchachos de la normal de Ayotzinapa la noche del viernes pasado. En ese sitio preciso se inclinan los jóvenes, todos con sus uniformes de normalistas, hasta dejarlo cubierto de veladoras. Poco antes han hecho lo mismo en una de las puertas del palacio municipal, que cerró sus puertas desde antes de las cinco de la tarde.
En la marcha silenciosa de flores y velas participan unos 150 de los 537 alumnos que tiene el CREN. A muchos no los dejan venir sus padres. Claro, aquí fue todo, aquí sembraron el terror, reconoce el líder estudiantil.
–¿Saben algo de sus compañeros desaparecidos (57 jóvenes)?
–No sabemos absolutamente nada. Nada ha informado el municipio ni el gobierno estatal. Obviamente necesitamos que se involucre la Federación, porque es cuestión de todos.
–¿El alcalde los ha buscado?
–Como él no sabe nada, yo creo que no nos va a buscar para nada.
El presidente municipal José Luis Abarca, efectivamente, no sabe nada, porque a la hora de los balazos se encontraba bailando al ritmo de La Luz Roja de San Marcos, como dijo en una entrevista radiofónica mañanera, antes de viajar a la ciudad de México a reunirse con los diputados Silvano Aureoles Conejo y Sebastián de la Rosa.
En ese trayecto debió escuchar al senador Armando Ríos Piter, puntero en la sucesión del gobernador Ángel Aguirre, tocarle otra música, fúnebre y no de baile: Debe pedir licencia, dijo el político costeño que gusta nombrarse Jaguar.

Se diluye respaldo de NI
El cuadro lo completa el deslinde de altos funcionarios del gobierno aguirrista. Uso excesivo de la fuerza, dictamina el procurador estatal, Iñaki Blanco, quien también asegura que investigan posibles vínculos de los agentes municipales con los desconocidos que perpetraron el segundo ataque a los normalistas (da también las cifras oficiales: se presentarán cargos contra 22 efectivos policiacos; en los hechos hubo 6 muertos, 25 heridos y 57 desaparecidos).
El respaldo político de Nueva Izquierda –corriente perredista a la que pertenece el alcalde Abarca– y el apoyo incondicional ofrecido por el diputado federal Sebastián de la Rosa se diluyen a lo largo del día.
A los medios nacionales, el presidente municipal les dice que ordenó a la policía municipal (responsabilidad compartida con el gobernador, deslizan allegados al alcalde, merced el Mando Único) no caer en provocaciones de los normalistas. Que nunca ordenó disparar ni mucho menos (aunque estaba seguro de que “alguien contrató a los ayotzinapos para que vinieran a hacer desmadres”).
La respuesta del gobierno del estado deja claro que han decidido dejar solo a Abarca: El Mando Único no se ha iniciado en ninguna de sus etapas en la ciudad de Iguala, dice el secretario de Gobierno, Jesús M. Garnelo.
En la prensa local –la mayoría de los impresos igualtecos baila al son del edil– Abarca usa otro discurso. Dice, de entrada y para no desairar a los clásicos: Sabemos que estamos limpios y mi conciencia está tranquila.
Se va de largo: Mientras en otros municipios de Guerrero y del país han pasado cosas peores, aquí pretenden responsabilizarme de algo que definitivamente no soy.
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Estudiantes y pobladores de Chilpancingo colocaron veladoras en la explanada del zócalo de la ciudadFoto Lenin Ocampo Torres
Más, por si hubiese duda del talante del empresario joyero: Estos hechos no tienen por qué detener nuestra vida cotidiana. Iguala está de pie y trabajando.
Y está en campaña, le falta decir al alcalde. Centenares de postes de la ciudad lucen la imagen de la esposa de Abarca, María de los Ángeles Pineda Villa. Pendones con motivo de su segundo informe como titular del DIF municipal. La propaganda es burda: debajo de su nombre se lee: Presidenta (del DIF, en letras chiquitas) municipal.
Armados de flores y velas, los normalistas concluyen su marcha nocturna sin gritar una sola consigna. Por la mañana, hicieron otra marcha con carteles y gritos. En ambas, la presidencia municipal estuvo cerrada.
La manifestación es ordenada y la colocación de ofrendas lleva apenas unos minutos. Por seguridad, compañeros, rápido, y nos regresamos todos juntos a la normal, por seguridad, dicen una y otra vez los líderes.
En el ínter, el palacio municipal abrió sus puertas y los ciudadanos siguieron haciendo trámites, aunque en cada pasillo se pescaban conversaciones relativas a los policías municipales: Todos tienen miedo.
Los excesos de los normalistas de Ayotzinapa en sus protestas, sumados a una persistente campaña de descrédito, han generado odio en diversos sectores del estado. Los hubieran bombardeado, dijo una anciana clasemediera de Chilpancingo en 2011, cuando dos normalistas fueron asesinados en la Autopista del Sol. En Iguala no cantan mal las rancheras.
Pero ahora que marchan los estudiantes del CREN, la gente deja sus cosas y los mira con un silencio reverencial. No hay un solo claxonazo. Tampoco aparece ningún policía.
Los hubo, y por montones, apenas el viernes pasado, en hechos que comienzan a ordenarse en los relatos de estudiantes y testigos. Los recogidos por el Centro de Derechos Humanos Tlachinollan informan: “Al salir de la central de autobuses, con dirección a Chilpancingo, varias patrullas intentaron cerrar el paso a los autobuses, empezando a disparar de manera intermitente sin dar advertencia alguna. Los normalistas se bajaron e intentaron defenderse, lo que conllevó aun breve enfrentamiento. Los normalistas regresaron a los autobuses y continuaron la marcha; al llegar al periférico norte (lugar donde esta noche los igualtecos pusieron la ofrenda), una patrulla municipal, la número 320, les cortó el paso atravesándose frente al autobús, al tiempo que llegaron más de 30 policías que se aposaron en posición de tiro en distintas direcciones. Los normalistas quedaron totalmente cercados, al posicionarse las patrullas 017, 018, 022, 027 y 028 en la parte trasera de la caravana de autobuses.
“Así, los normalistas descendieron de los autobuses dirigiéndose hacia la patrulla que se encontraba estacionada frente a los autobuses, en un intento de salir del lugar.
“Sin mediar palabra, los policías municipales comenzaron a disparar en ráfagas, de manera indiscriminada, desde las distintas posiciones, cayendo herido en ese instante Aldo Gutiérrez Solano, alumno del primer año… Los estudiantes que se encontraban en el autobús de atrás fueron violentamente bajados por los policías y sometidos, acostándolos en el piso, a un costado de una tienda de autoservicio.
El resto de los normalistas se dispersaron en diferentes direcciones, al tiempo que los policías municipales continuaban disparando. La balacera tuvo una duración de alrededor de 40 minutos.
Sería el primer capítulo de una noche de horror en la cuna de la bandera nacional.
fuente La Jornada

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