sábado, 10 de agosto de 2013

La declaración de socialismo no es garantía de socialismo.
El hierro caliente de la guerra asecha a la Revolución Venezolana

El llano profundo con su calorcito fecundo acarició el crisol de la  gloria el 28 de julio de 1954. Se fundieron las mixturas  humanas en progresión cósmica. Se concatenaron los astros, la brisa, el alborozo  de la espesura y el sonar de las especies en abrazo inmenso con el llanto de un niño que nacía para siempre.     
Brotó la vida para alcanzar la vida eterna. En sencillo hogar de Sabaneta de Barinas alumbró un niño que iluminaría la humanidad alumbrando el camino de los sencillos y las clases sociales humildes en Venezuela, “la  América Nuestra” y el mundo.  
Llegaba a la viña  de las dificultades y las contradicciones Hugo Rafael Chávez Frías para quedarse para siempre. El hombre, el rebelde, el combatiente, el justiciero, el líder, el idealista, el camarada, el hermano en todas las dimensiones, engarzado con la época porque es portador de cambio, de sueños, de la utopía y procurador de libertad. 
Revolucionario pleno es paradigma para los pueblos y, en la perspectiva de los corazones que anhelan la emancipación definitiva nacerá todos los 28 de julio. Por lo que en  este planeta tierra, en el que aspiramos edificar el verdadero y único paraíso posible, celebraremos su cumpleaños  invariablemente.
A los revolucionarios y revolucionarias infaliblemente les celebraremos y les recordaremos. Hugo vive en su obra, su ejemplo y en la revolución. Porque la revolución continúa y triunfará.
Decía Hugo Rafael Chávez Frías que la Revolución Bolivariana tiene por meta el socialismo, pero, el proceso se encuentra en una fase de iniciación, en la que se está marcando el derrotero, estableciendo las orientaciones y las bases  de ese socialismo venezolano.  Dichas declaraciones las esgrimía allá por el año 2000. (Espacio Mesa Redonda-TV. Cubana.) 
Posteriormente reafirmó, en muchas ocasiones,  la necesidad de consolidar el poder revolucionario como condición esencial para avanzar hacia el socialismo.
El Comandante Supremo del Proceso Bolivariano ha sido un coloso invicto de la revolución, porque entregó su vida y sus acciones a la liberación de los pueblos y la transformación de la sociedad.
Como continuador de los ideales de Miranda, Simón Rodríguez, Bolívar y Zamora  hijo ideológico del pensamiento revolucionario mundial y discípulo político de Fidel Castro Ruz y la Revolución Cubana, Hugo comprendió perfectamente que la misión de liberar su país y recorrer  el itinerario de transición, entre el capitalismo y el socialismo, encarna un sinnúmero de peligros y representa tareas urgentes.
 Pasos y saltos necesarios que agravarán las contradicciones y la confrontación con los enemigos, de adentro y de afuera, sin embargo, constituye el escabroso  trayecto de liquidación de las viejas estructuras económicas y sociales, y de las  superestructuras institucionales, políticas y doctrinales del capitalismo y la agotada civilización burguesa.
La decisión de ir quebrando las relaciones sociales capitalistas, de legislar para socializar, es decir, democratizar la propiedad sobre los medios fundamentales de producción y sobre los medios de comunicación acaparados por sistema empresarial privado es  un factor determinante para ir ganando el poder real.
A la vez, con ello se irá fortaleciendo la unidad del pueblo humilde y forjando la cohesión de la vanguardia política revolucionaria.
Se le podrá ir cerrando el paso a la contrarrevolución interna y externa. Porque mientras la oligarquía sediciosa y todas las fuerzas reaccionarias que atacan a la revolución posea potencia para mentir,  tergiversar y distorsionar la realidad y torcer la verdad; a través del aparato mediático empresarial, tendrán poder.
Para romper el terrorismo mediático, hay que pasar con premura, las empresas de prensa escrita, televisiva, de radiodifusión y electrónica a manos del pueblo. O sea, a las organizaciones comunales, sindicales, campesinas, obreras, indígenas y sociales aglutinadas en el gran polo de la revolución.   Así como, a las organizaciones políticas y partidos que están a la cabeza del proceso.
  Adviértase como la inserción de insumos contaminados e información falsa, la deformación del contexto político o la configuración de escenarios ficticios, es parte de la conformación de una masa crítica o cortina de desinformación para crear    una matriz falsificada y un teatro político artificial. 
Recuérdense especies esparcidas con abundante odio y perverso cálculo, como fueron las supuestas divisiones internas del Chavismo y las fantaseadas confrontaciones entre los intereses de Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. 
Aquello en medio de la jornada electoral hacia el escrutinio del 14 de abril que se saldó con un triunfo ajustado, a favor de la fórmula revolucionaria.  
El Gobierno de calle ha sido una forma de involucrar a las masas y los sectores populares en la tarea de gobernar. Igual reconocemos audacia en Maduro cuando se ha proclamando como el primer presidente chavista y obrero.
Eso está bien, no obstante, hay que acelerar las acciones de cambio y la respuesta a las demandas de las amplias masas, que reclaman gobernar con mano de hierro frente a la corrupción, frente a el acaparamiento de productos básicos, frente a la especulación con los servicios, alimentos, medicamentos, materiales de construcción, herramientas, agroquímicos y semillas, contra la delincuencia organizada y el delito de cuello blanco y político.
Entre otros elementos son cuestiones de la cotidianidad que tiene un efecto  inmediato en el comportamiento político de las masas. Muchos de dichos problemas son heredados del viejo régimen, se han mantenido o incrementado por funcionarios gubernamentales o por gente irresponsable, aprovechadores y oportunistas vestidos con franela roja y, por supuesto intensificados intencionalmente    por burócratas y facinerosos instigados y financiados por  la oposición contra.
La nueva Constitución Bolivariana es un instrumento cardinal en manos del pueblo y del gobierno revolucionario. Pero, esa Carta Magna surgida del pueblo y ejemplo de protagonismo popular; en sí misma, no es suficiente.
Como tampoco es suficiente un modelo electoral coherente con la bolivariana  Constitución. Poder  electoral resaltado y destacado  como el más perfecto del mundo.
Porque tiene que existir cohesión, una consecuente ligazón en la estrategia y la táctica revolucionaria, y por ende, entre todos factores del proceso revolucionario. Cada factor crucial del proceso revolucionario debe corresponder en tiempo, forma y contenido con los otros componentes, principios y categorías de la vía de transformación.   
 De tal forma, no se podrá continuar perfeccionando la democracia mientras siga subsistiendo el corpus capitalista, lo cual está en correlación directa con  el escalonamiento hacia el socialismo.   
La Constitución Bolivariana es un dechado de virtudes y superación, no obstante, el pueblo revolucionario está en la obligación de pulirla, que significa profundizarla, hacerla más amigable al poder popular, más cercana al socialismo.
No puede creerse que la letra y los artículos de la Carta Magna Bolivariana sean la máxima expresión de libertad y derechos alcanzados y, por lo tanto todo lo enunciado en la misma, se convierte como por arte de magia, en realidad.
No, no es algo escrito en piedra. Tiene que vincularse con la realidad, con la práctica  gubernamental, con la gestión de todos los poderes de la República Bolivariana,  con la estrategia del proceso bolivariano, con la praxis revolucionaria.
Tiene que existir una revisión, un balance, un análisis asiduo de la misma y de  la reglamentación y la legislación, de la labor del Gobierno Revolucionario, de las políticas y decisiones, de las medidas, programas y diseño general de la acción del proceso en su conjunto.
La Constitución y las políticas del Gobierno Revolucionario Bolivariano tienen que avanzar al unísono, evolucionar y transformarse sobre la marcha.  Entender la revolución como la transición profunda, desde la raíz, transformación  de la sociedad entera.    
No puede existir visión estática aceptable ni permisible.  En ello  los cargos electos,   todo el cuerpo de funcionarios del Estado, las jefaturas, el liderazgo todo tiene una responsabilidad política central.
La vanguardia revolucionaria, los partidos y organizaciones políticas de la revolución juegan un papel vital y determinante. Tienen el peso histórico del avance o el estancamiento, y más serio aún, tendrían la responsabilidad directa de una aciaga   pérdida  del proceso revolucionario.       
Por supuesto se comprende que la movilización del pueblo es la herramienta histórica que sirve al desarrollo de los procesos revolucionarios. El pueblo organizado y digno no sólo debe ser el protagonista  y celoso vigilante de la revolución, de sus conquistas, de su andar segura. Es el adalid   de su defensa y consolidación.  
La sustancia del proceso revolucionario es la participación directa del pueblo, a través de sus organizaciones de masas. Como actor principal, conductor y constructor del proceso de cambio.
En ese fenómeno de apropiación del pueblo de las riendas de su futuro, juega un rol decisivo el destacamento político revolucionario. Es decir, el partido o los partidos y organizaciones revolucionarias que están al frente del proceso.    
 Se está hablando de voluntad y compromiso político. De ahí, que  La supresión del latifundio, la incorporación de los pueblos indígenas a la comunidad nacional, la realización de los derechos fundamentales e inalienables de las clases trabajadoras y de toda la sociedad, la conformación de los Consejos Comunales y del poder popular; por ejemplo, tienen que pasar de los artículos en la Constitución Bolivariana y la legislación salida de la asamblea Nacional, a convertirse en realidades, en hechos políticos y sociales concretos, construidos por los distintos actores de la sociedad en transformación.      
De ser así, estamos viviendo una revolución. De lo contrario, estaríamos asistiendo a una condición de estancamiento del proceso revolucionario, marcado por un eslabón simple de ver: el gobierno revolucionario y su fuerza política de vanguardia están perdiendo la perspectiva del poder revolucionario.
Es una ecuación sencilla: se tiene el gobierno, una fuerza política, incidencia en organizaciones de masas, se controlan otras estructuras del poder total o parcialmente; pero, se tiene un control efímero del poder que se desgasta paulatina o rápidamente al no irrumpir, eficaz y oportunamente, en el control o intervención de las estructuras económicas y sociales. O sea, en el avanzar con sabiduría y agilidad en la transformación de las relaciones sociales de producción.     
El ideario de Hugo Rafael Chávez Frías  representa el camino de la Revolución Bolivariana. Es el camino de la libertad, la segunda independencia, de la emancipación definitiva y del socialismo.
El proyecto social Chavista ofrece un enfoque certero, verdadero y visionario del ascenso a la sociedad liberada. La dialéctica filosófica de una praxis que se observa cuando se establece una conexión inteligente entre las luchas históricas del pueblo venezolano, latinoamericano y mundial  por su emancipación; y los pasos, los momentos y el contexto actual de la estructuración de la nueva sociedad pos capitalista; que bien decía es el socialismo.
El socialismo del siglo XXI como una forma original de presentar el proceso de cambio en Venezuela. Podría decirse el socialismo a la venezolana.   
Nicolás Maduro y sus compañeros y compañeras de gestión y de marcha revolucionaria, tienen bien presente dichos ideales chavistas.
De tal manera, en el armazón complejo de la gestión gubernativa y conductiva del proceso, han planteado las doce líneas de acción prioritarias en los actuales instantes del proceso bolivariano.
Las 12 líneas son:
“Vamos a construir un Sistema Completo de Gobierno Popular, a profundizar el Gobierno de Calle.
Iniciar de manera inmediata los proyectos y obras aprobadas en el Gobierno de Calle.
Unamos esfuerzos para profundizar el movimiento por la Paz y la Vida.
Vamos a ponernos los patines para acelerar la recuperación de la economía nacional.
Todas las misiones y grandes misiones bolivarianas vamos a repotenciarlas.
A fortalecer la Eficiencia o Nada e iremos a fondo en la lucha contra la Corrupción.
Agosto será el mes para la reconstrucción del sistema de Comunas, comunidades: ¡a organizarse!
Acelerar el plan eléctrico para acabar con el sabotaje.
Profundizar el Gobierno Militar de Calle.
Vamos a impulsar una gran Revolución de la Cultura, una Revolución Comunciacional.
Mantener la política internacional de integración. Consolidar Alba, Petrocaribe, Unasur y Celac.
Conformar un bloque político para preparar la gran victoria del próximo 08 de diciembre.”  
(Discurso de Maduro en conmemoración natalicio de Chávez. El 28 de julio de 2013, Cuartel de la Montaña.)
En el diseño de los señalados doce puntos se percibe el pulso inmediato del proceso, es parte del boceto táctico de la revolución y se sugiere el encadenamiento con las grandes coordenadas estratégicas hacia la transición profunda de la sociedad.   
En el desplegado accionar del gobierno de calle se muestra la airosa y tenaz  decisión de Maduro y su Gobierno bolivariano, por  infundirle un sostenido crecimiento y mantener la iniciativa del proceso revolucionario.
La  sensatez indica que es crucial para la revolución mantener la iniciativa en todos los terrenos. Asumir con empuje aquellas tareas impostergables como la guerra implacable a la corrupción y barrer todos los rincones donde se aloje dicho flagelo.  
Como inaplazable es liquidar los focos de acaparamiento, el desvío de bienes y servicios fundamentales, la especulación en el intercambio de productos básicos, la usura en el sistema financiero y  el mercado negro monetario.
Como lo ha declarado el compañero Presidente Maduro:
"Preparémonos para dar una batalla por la refundación bolivariana y cristiana, de una nueva ética política y salir a buscar a los farsantes, a los hipócritas, a los que se ponen una boina roja para robar al pueblo, a los que se esconden detrás de la imagen de Bolívar para robar, a los que se esconden detrás de un salmo, creyendo que rezando un Padre Nuestro quedan 0 kilómetros para seguir robando". (Discurso en gran marcha contra la corrupción Caracas 03 de agosto de 2013) (AVN y Diario Granma)
En el mensaje del Gobierno revolucionario se vislumbra compenetración con el sentir del pueblo y el pensamiento de Chávez. Especialmente cuando Maduro recalca la exigencia de fortalecer a marcha forzada las Comunas, las milicias Ezequiel Zamora y la Guardia Obrera, la organización de la clase trabajadora, del campesinado pobre y la inclusión real de las comunidades indígenas en el poder popular.
Es vigorizar el avance de las estructuras populares en la toma de decisiones. Entronizar sin dilación el verdadero poder del pueblo. Es decir,   en su rol determinante en la dirección del proceso, con su papel como actuante y fiscalizador primordial de la sociedad.   
Con los nuevos derroteros de la patria y la sociedad deben cumplir todos y todas las compatriotas de la Venezuela de hoy. Sean quienes están en cargos públicos elegidos o en los distintos estamentos de la vida social y económica, política y cultural.
En la nueva concepción de sociedad en construcción, el pueblo organizado en un   tejido plural, participa en disímiles formas. Es actor para elegir y ser electo y sobre todo para exigir que el proceso camine.
Debe crecer y madurar en su papel histórico, que con sangre y sacrificio, victorias y reveses temporales, alcanza y tiene que ir consolidando en lucha total contra la burguesía criolla, la reacción internacional y el imperialismo hostil.          
Por tal razón Hugo reafirmó el programa de la Revolución Bolivariana  hasta el 2021. Entre los puntos esenciales se encuentran: el apuntalamiento del poder comunitario y  reforzamiento de las comunas obreras, campesinas e indígenas;  ratificar  la independencia y el carácter antiimperialista de la revolución; sostener el camino de avance al socialismo; afianzar la Revolución Bolivariana convirtiendo a Venezuela en una potencia.
 Es confirmar la revolución, es asegurar el proceso del pueblo humilde, la sociedad de nuevo tipo sustentada en derechos inalienables, soberanía, dignidad y felicidad colectiva. Potencia social, potencia de cooperación, potencia al complementarse con otros pueblos hermanos y de diferentes continentes del planeta.
  Es corroborar un rol internacionalista en la transición de la humanidad a un nuevo orden internacional, que no sería otro que el mundo pos capitalista, el socialismo.
Propone el papel ineludible del pueblo venezolano, del proceso estructural bolivariano de cambio en la liberación del continente, en seguir aportando con el ejemplo y la acción a la integración sur-sur, a la unidad de los pueblos, a la salvación del mundo.  
Es el concepto de la solidaridad en la praxis del CHE, en la dimensión martiana del equilibrio, en la noción clásica de la revolución permanente.       
Como enfatizó Maduro: "Si nosotros queremos buscar una referencia moral, un modelo de líder político, de ser humano, de presidente, para administrar los recursos de la patria, para defender la riqueza de la patria y para volcar toda la riqueza y los recursos de la patria sobre el pueblo, para darle educación, salud, alimentación, vivienda, vida al pueblo, ese modelo, esa referencia, esa imagen es Hugo Chávez.” (Discurso en gran marcha contra la corrupción Caracas 03 de agosto de 2013) (AVN y diario Granma)
Hay que interpretar con agudeza el mensaje de Hugo al insistir frente al pueblo humilde, desposeído, a las clases sociales convertidas en parias por el capitalismo, al pueblo combatiente, al pueblo perdurable e insurrecto, al pueblo activado y dignificado: “Tú eres Chávez”.
¿Qué está en el fondo de su intimación? Ni más ni menos; que el obrero, la trabajadora, el campesino, la indígena, la mujer, el niño, el hombre cotidiano al decirse “yo soy Chávez”, se potencie su carácter en el rol histórico de nuevo tipo  que le toca jugar hoy, en el proceso revolucionario bolivariano.   
La imagen que trasciende en la retina, en la consciencia, en el corazón de millones, en el alma de las masas es que el nuevo poder que se eleva desde los sueños, la utopía y los ideales de Chávez es el poder del pueblo.  
Chávez está proclamando a los cuatro vientos: yo no soy el poder, el poder son ustedes, el poder es el pueblo; pero, tiene que terminar de asumirlo y ejercerlo.

 
Oscar Barrantes Rodríguez
Círculo Bolivariano Yamileth López (CBYLO)
Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales (CPCES)    
San José-Costa Rica

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