Charrasqueo del Pájaro Libre
Esta pólvora no se Moja
En Venezuela nació una irreversible amistad entre la aventura literaria clandestina de un autor colombiano, con los propios países suramericanos. Caracas fue el epicentro de ese majestuoso momento, y fue por demás un colombiano revolucionario y humanista, el escritor Gabriel García Márquez.
Siempre hemos dicho y pensado, que el corazón sutil y sensible con las cosas que hacen vivir y amar, se encuentra alimentado de una pasión inflamable, volátil, algo así como una pólvora de amor hacia lo maravilloso del vivir, de las artes, la literatura, la cultura epicentrica del ser humano, y esta pólvora no se moja ni con la más fuerte de las tormentas.
Colombia y Venezuela se unen por su naturaleza, desde tiempos remotos y aquel 23 de diciembre de 1957, cuando el Gabo pisa tierras que vieron nacer a Bolívar, se consolida ese arraigo espiritual de la amistad, una fiel búsqueda del pueblo con su gentil clandestinidad (recordemos aquellos manojos de textos que posteriormente se denominaron “Cuando era feliz e Indocumentado”), artículos escritos en Caracas, al lado de sus amigos, Camaradas, Miguel Otero Silva, Ludovico, Héctor Mujica, entre otros que acompañaron en esa revolución de artes y literatura, en los cafés de Sabana Grande y los pasillos de la Universidad Central de Venezuela.
García Márquez se rodeó de exquisitas amistades e intelectuales de toda índole, cuidadosamente pública por su condición de indocumentado. Desde su residencia en Caracas, que le había facilitado el no tan célebre Plinio Apuleyo (quien se quedo con el Olor de la Guayaba en mis primeros pasos garciasmarquianos) presenció los bombardeos al Palacio de Miraflores, contra la recién llegada de Pérez Jiménez, quien había corroborado su mandato tras un plebiscito popular (amañado como típica estrategia de los adecos). Así y entre otras muchísimas cosas más, como por ejemplo la creación del cuarto relato que encontraremos en Macondo, llamado “La siesta del martes”, vamos a encontrar a un García Márquez, que era ensalzado por las élites de derecha (enclaustradas en la cultura de “estirpe” venezolana) muchos enchufados en el gobierno de toda aquella pandilla de zánganos que en Venezuela gobernó. Se dijo que el escritor colombiano vino clandestino (feliz e indocumentado), pero en realidad fueron muchos sus trabajos e incluso las invitaciones a citas intelectuales con periodistas y escritores de izquierda y derecha. Bueno, también del centro y de la nada.
Me causa suspicacia, que esa infinita amistad, desde la literatura hasta los encuentros de un periodista de izquierda, con afinidad a la Cuba revolucionaria (aun en su génesis, García Márquez escribe desde San Bernardino, Caracas, su artículo “Mi hermano Fidel”), con miembros del gobierno, fanáticos de la novela y quizá de la poesía, no se haya armado un zaperoco o rebullicio diplomático, intelectual, por la presencia de un colombiano sin documentos oficialmente legales. También me llama la atención, mucho más allá de aquello que Gabo era un ser de izquierda y también un escritor de los buenos, que ninguno de los gobiernos latinoamericanos (todos de derecha neoliberal) alzaron su voz para condenar esto y exigir la captura y encarcelamiento a este rebelde escritor, quien desde hacía mucho tiempo también guardaba fieles vínculos con las FARC-EP y otras organizaciones populares de vanguardia revolucionaria.
Este humanista colombiano, entró y salió de Venezuela todas las veces que quiso, sin problema diplomático alguno. Sus obras reflejan las atrocidades de su Patria por parte de instituciones guerreristas, convertidas en gran parte, en monstruos del realismo mágico, estilo fantasioso del cual se presta Gabo para sus trabajos literarios. También denuncia directamente (en sus trabajos periodísticos), los gobiernos asesinos de Belisario Betancourt y otras mafias gubernamentales. Entonces, corrió con suerte el Camarada García Márquez. ¿Por esa pólvora divina que no se moja, la amistad? ¿No les convenía a los medios de comunicación venezolana perder tan extraordinario escritor-periodista? Ahí se las dejo.
Ahora bien, que alguien me explique, alguien de nuestros compañeros de Buro Político del Polo Patriótico venezolano, alguien de las instituciones gubernamentales de nuestra tan amada Revolución Bolivariana, ¿qué en definitiva pasa con otro colombiano, humanista, escritor, poeta y Cantor Revolucionario? Si, ustedes saben cuál, el Cantor Julián Conrado, quien solo ha hecho defender su Patria con sus cantos, denunciar las vagabunderías del narcotráfico y paramilitarismo que cocinan desde el Palacio de Nariño en Colombia. Expresa su posición política revolucionaria, sin que su pólvora se moje, entonces a él si lo apresamos. Entonces a este humilde campesino si le privamos su canto, lo encarcelamos por revolucionario? Que alguien por favor me lo explique. Así nacen estos Charrasqueos, que tampoco se mojan.
¿Por qué El Charrasqueo del Pájaro Libre? Por la Amistad verdadera que tiene este cantor con sus pueblos latinoamericanos, que lo oyen, lo siguen. A finales del siglo XX, llegó a mis manos un disco compacto color negro, donde encontré una nueva forma de asumir la amistad, la solidaridad, el amor, la unidad y la nueva forma de estudiar los procesos históricos sufridos en Nuestra América. Era un trabajo musical, donde la canción campesina y arraigadamente colombiana, me entregaba la voz y el canto de un guerrillero revolucionariamente enamorado de la vida: Julián Conrado, era su nombre. Desde entonces, es mi amigo.
Supe que su canto era de verdad, como nos enseñó nuestro padre Cantor Ali Primera, que cada verso era un fusil contra las bestias y un gentil llamado al pueblo, para armarse y hacer frente humano a la lucha por la liberación definitiva de la Patria Grande.
Supe que era de verdad el cantor, “cuando nada personal nos estimula”, entonces, aquel trovador que conocí en 1999, es el mismo que desde hacen dos años se encuentra privado de LIBERTAD en mi patria, la de Bolívar, la De Chávez, la de todos quienes se acercan a ella para besarla. No tuve a la mano sino mi propia idea, mi propia arma, la Palabra, la que “por dentro quema y te da sed”. Así nacen estos textos, a modo solidario, de aportar mi parte por la Liberación humana del cantor Julián Conrado, publicados semanalmente en el medio digitalAporrea
¿Charrasqueo? Pues bien, Ali nos dijo una vez “las cuerdas del cuatro son diferentes en su sonido. Eso es verdad. Y es verdad que en el charrasqueo el cuatro se oye más fuerte y más sonoro que en el punteo. ¿No será porque en el charrasqueo todas las cuerdas suenan juntas y al mismo tiempo?
¿Pájaro Libre?, Julián. Si, él, qué canta sin cobrar como los pájaros y a pesar de su encierro físico, está más libre que muchos que andan en oficinas y aviones “libremente”. Julián, cantor que vuela con su canto. Cantor ecologista, defensor de faunas, de floras vírgenes, de vidas humanas. Hombre que al amanecer, despunta cual astro rey, con su trinar despertando la utopía y haciendo orden cerrado para ordenar la vida, con sabia disciplina para la LIBERTAD.
Hermano Julián, el nuevo sol esta alumbrando tu nuevo día, por lo que el charrasqueo nos invita a la unidad y al soñar unísono, solo así lograremos la “Victoria Popular en el Combate”.
¡Amando Venceremos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario