Movimiento Cultural Revolucionario
POR CARLOS LANZ
“La revolución es cultural o reproducirá la
dominación”
PUNTOS DE PARTIDA DE LA INSURGENCIA
CULTURAL Y LA CONSTRUCCION DE UNA NUEVA HEGEMONIA SOCIAL
En la construcción una nueva
dirección intelectual y moral debemos
valorar y reivindicar los “bolsones de resistencia cultural” donde nuestro
pueblo ha preservado elementos de identidad con tradiciones y costumbres que
poseen carga revolucionaria:
--
Valores y actitudes solidarias en comunidades campesinas e indígenas.
-- Modalidades de trabajo cooperativo como la callapa
y el convite, como expresión del apoyo mutuo.
--
Gastronomía popular y patrones de consumo saludables y en correspondencia con
la producción local.
--
Relación armónica con la naturaleza, que respeta el medio ambiente.
--
Cultura del ahorro y del trabajo creador
--
Formas de comunicación auténtica, centradas en la conversa y el valor de la
palabra.
--
Formas de ocio y de recreación donde se dignifica la naturaleza y la persona
humana.
-- Valoración de lo público como espacio de
encuentro ciudadano, como suelen ser las plazas y otros patrimonios
arquitectónicos de los pueblos.
-- Sueños y esperanzas, animados por la
religiosidad popular.
--
Fibra patriótica que se enraíza en las gestas y luchas independentistas
La
historia local y la tradición oral nos permiten hoy reconocer las comunidades y
múltiples espacios sociales, donde estos valores y las prácticas comunitarias
asociadas, han resistido todos los embates de la desnacionalización, del
desarraigo y la anomia puntofijista, desde la perspectiva de la diversidad
étnica y la interculturalidad.
En
la actual coyuntura histórica, la revolución bolivariana tiene sabor a pueblo
porque enlazó con muchos de estos bolsones de resistencia cultural y los
reivindicó como parte de la memoria y del imaginario social de los explotados y
oprimidos, siendo esta una de las contribuciones del Cdte. Chávez, quien en su
condición de veguero le ha dado golpes mortales a la vergüenza étnica y el
desarraigo, en la medida que ha desmitificado la investidura presidencial, la
forma de dirigirse al pueblo y reconocer lo propio.
Sin
embargo; las prácticas solidarias no son predominantes, ni la reivindicación de
la idiosincrasia es un todo coherente, si no que se mantiene muchas veces
aislada en colectivos específicos o aparece en forma fragmentada en algunas
experiencias sociales.
En
tal sentido, para romper la dispersión de nuestros acervos socio-culturales se
hace urgente desarrollar una praxis transformadora::
1.-
Una de nuestras primeras líneas de trabajo tiene que ver con la investigación y
validación de estos bolsones de resistencia cultural, potenciando su desarrollo
y articulación.
El movimiento cultural revolucionario que hay
que impulsar, debe desarrollar también estrategias educativas y
comunicacionales que permitan construir una nueva dirección intelectual y moral
(bajo la inspiración de los aportes gramscianos) pasando de la línea de
resistencia a una praxis de mayor insurgencia en el combate cultural,
apoyándonos en el legado bolivariano y martiano: “MORAL Y LUCES SON NUESTRAS
PRIMERAS NECESIDADES” , “SER CULTOS PARA SER LIBRES” o también como lo indicaba
el propio Martí en otra dirección “ AHORA LA FUERZA ESTÁ EN EL SABER”, “LA
FUERZA ESTÁ EN SABER MUCHO”. Existe plena coincidencia entre estas claves
bolivarianas y martianas, con nuestro planteamiento de cualificar la soberanía
política con la DEMOCRACIA DEL SABER. El actual malestar de la democracia sólo
puede resolverse con más democracia: NO HAY SOBERANÍA POLÍTICA PLENA SIN
SOBERANÍA CONGNITIVA, es decir, sin pensar con cabeza propia, sin investigar y
producir conocimiento, sin crear e inventar, en el sentido que lo demandaba
Simón Rodríguez.
2.-Otra línea de trabajo en la construcción de
la hegemonía, tiene que ver con los intelectuales orgánicos:
• La
revolución demanda de una labor
educativa permanente para formar a los explotados y oprimidos como
intelectuales. Este es uno de los cometidos de las misiones educativas, en
función de la democratización del saber.
•
Incorporación de sectores intelectuales
tradicionales, ganándolos para el proceso de cambio.
•
Colectivos revolucionarios que asumen la producción de conocimiento como
“intelectual colectivo”.
Estas
son tareas urgentes que deben ser asumidas desde el partido, los frentes y
movimientos sociales
3.-
Uno de los ámbitos donde es vital rectificar actitudes erróneas y promover una
nueva mentalidad, es el de la ciudadanía. Como ya vimos, la crisis de identidad
y sus secuelas en el desarraigo, hace muy común la conducta irresponsable, una
de cuyas manifestaciones se concreta en el desprecio por lo público, tal como
se asume en la cultura puntofijista. En
tal sentido, la siembra de
“ciudadanización “ hoy tiene los siguientes ejes
•
Apreciar el valor del interés común en la vida social.
•
Cuidar y proteger los bienes colectivos.
•
Respeto de las normas de convivencia.
•
Corresponsabilidad en la acción de gobernar.
•
Defensa de derechos y garantías.
•
Cultura del ahorro y de la eficiencia.
4.-.Del
mismo modo, la política tiene que recuperar su lugar como actividad asociada al
bien común, impregnando el conjunto de la vida social. Todo ciudadano, en la
perspectiva enunciada anteriormente, es político en la medida que se ve
involucrado en los asuntos públicos que son del interés general y participa
responsablemente en la resolución de los problemas que afectan a la familia y
la comunidad. Darle a la política la dignidad de las cosas sencillas y
cotidianas, exige los siguientes cambios actitudinales:
•
Dejar de ser una carrera, profesionalizada o especializada: TODOS SOMOS
POLÍTICOS.
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