jueves, 8 de diciembre de 2011


ANTE LA INMINENTE TORMENTA EL IMPERIO NO TIENE OTRO RECURSO QUE LA GUERRA
TODOS DEBEMOS OPONERNOS A ESA LOCURA QUE DESTROZARÍA EL PLANETA

Los vientos de cambio no han dejado de soplar. Aunque a veces se debilitan al grado de una suave brisa de verano, en otras condiciones se transforman en borrascas, cuyo peligro de convertirse en huracanes ponen nerviosos a los amos de este mundo quienes oteando al horizonte ven ansiosos como se acumulan los nubarrones que presagian la inminente tormenta en el horizonte. Y, lo que aquí se expresa no es una composición poética, que podría serlo también, sino el escenario político y social en que el mundo dominado por las relaciones capitalistas se ha visto convulsionado en los últimos años, pero con mayor profusión a raíz de las fracasadas invasiones a Irak y Afganistán que el Imperio desató desde la última década del siglo pasado y la primera de éste.

Desesperados los especuladores porque sus ganancias logradas en la estafa de los ahorrantes se perdieran también al no encontrar nichos seguros de producción que respaldaran esos papeles, se lanzaron a por el oro, otrora metal precioso que aseguraba dichos títulos y que, sin embargo, por la negativa de los pueblos donde las minas más prolíferas están ubicadas, a dejar que sus recursos sean saqueados como en la antigüedad colonial, sus planes se han ido por la borda. Y, no solo con el rey de los metales sucede sino con el petróleo, el gas y los recursos naturales como el agua y los bosques que también las transnacionales les han echado el ojo para su explotación inmisericorde y de cuyas defensas exitosas las páginas de la historia se han vestido de gloria para el bien y la supervivencia de la humanidad. Ecuador, Bolivia, Perú, Guatemala, Brasil, México, Japón, Rusia, Inglaterra, Francia, etcétera, dan cuenta de ello. Y, por supuesto muchos más que ahora se me escapan y que bien podrían figurar en una lista enorme de experiencias.

Ante esos fracasos continuados y esas inseguridades para sus capitales, los acreedores que son los dueños de la economía mundial, no dudaron en pinchar a la soldadesca imperial para que viniera en su rescate. Libia, dentro del río revuelto de las manifestaciones árabes populares nacidas en Túnez y Egipto como consecuencia de sus atavismos colonialistas centenarios, fue destruida, desmembrada y repartida entre las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos y las de la zona euro. Algunas de las cuales pensaron que con ello aliviarían los pagos que sus ciudadanos no les habían hecho. Sin embargo, ni ese reparto ni el botín terminaron con sus aflicciones. Entonces volvieron por sus propios pueblos y hoy, el euro se balancea peligrosamente al borde del abismo, con grandes posibilidades de su caída quedando dentro de su esfera de circulación solo 17 del total de los que antes formaban esa orgullosa y derrochadora zona. Y, los ciudadanos de esos países expulsados del paraíso tendrán que pasar las de Adán y Eva al ser tratados como parias en su otrora espacio natural.

Por tanto, la angustia no desapareció de los acreedores que han recurrido a viejas prácticas anti-democráticas como la imposición de gobiernos no electos popularmente en los países más endeudados, asignados por la trinca infernal –la comisión europea, el banco central europeo y el fondo Monetario Internacional-, con la instrucción de aplicar ordenadamente las medidas de ajuste estructural que ya hemos vivido la mayoría de  países del orbe. Cosa que Europa pensaba jamás se repetiría. No obstante, la rebeldía se ha levantado también en el viejo continente haciendo peligrar esos planes de pillaje y saqueo.

Aunado al despojo de Magreb y al de los países mediterráneos del sur ahora quieren ir por Siria e Irán. Sin embargo, sabiendo los rusos y los chinos que con ello se cerraría el cerco contra sus respectivos países junto con la instalación del escudo antimisiles en suelo europeo apuntando contra el otrora oso ruso y la tierra de Mao, han levantado un frente diplomático a través de su negativa a aceptar las locuras del Imperio en el Consejo de Seguridad de la ONU y el títere que tiene en la Secretaría General contra esos dos aliados estratégicos a quienes con similares maniobras de defensa de los derechos humanos como las que usaron contra Libia, han querido desestabilizar y derrocar a sus respectivos gobiernos. Pero también, para mostrar músculo, las dos potencias emergentes, han levantado un frente militar que muestra su poderío a través de ejercicios conjuntos en el Mediterráneo con la utilización de la base militar ubicada en Siria y los realizados por China junto con Pakistán el hasta hace poco taxativo aliado de Estados Unidos en la región y que por la prepotencia de este último representada por dos hechos significativos que hirieron el orgullo de sus habitantes se enfriaron hasta el punto de congelamiento, tales como la incursión de tropas especiales –SEALS- en territorio paquistaní sin su permiso, con la que se deshicieron de supuesto Bin Laden y la muerte de 26 soldados del ejército de esa misma nación bajo fuego de uno de sus drones.

Bajo el mismo pretexto ya trillado de la defensa de los derechos humanos, utilizado grotescamente en la agresión hacia otros pueblos y cuyos enunciados y principios fundamentales, los imperialistas de acá o acullá han violado sistemáticamente y lo siguen haciendo tan frescamente, hoy dentro de su fecha conmemorativa oficializada por las mismas Naciones Unidas, el 10 de diciembre, el gobierno yanqui y sus agentes dentro y fuera de las naciones agredidas constantemente por no prestarse a sus designios, planean levantar una campaña de desprestigio y ataque contra ellas a través de animar a sus agentes a propiciar desestabilizaciones que culminen en ataques militares que recobren esos territorios que urgen para encaminar la recolonización de nuestra América que se les ha escapado de sus manos.

Cuba, la insurrecta, la digna, está entre sus planes inmediatos. La gusanera miamense que posee empleados a todo lo largo del continente, con el respaldo del gobierno terrorista de Estados Unidos, ha planificado algunas acciones de descrédito que incluyen manifestaciones públicas que a sabiendas de su escaso apoyo físico contará, ante esa debilidad, con todo el soporte mediático de los órganos informativos de nuestros países, no lo duden. Por ello, hago el llamado a todas las organizaciones populares, de izquierda y liberales progresistas para oponernos a esas injerencias en los asuntos internos de los países y que a la vez, desean frenar el ritmo fecundo, fuerte y veloz que la integración de Latinoamérica y el Caribe han concretado con el nacimiento reciente de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe –CELAC- en Caracas, Venezuela, recientemente.

Mociones como esa ponen de punta los pelos a los imperialistas pues con ello se les cae el negocio que obtienen con nuestro atraso y subdesarrollo; con nuestra deuda impagable y el saqueo de nuestros recursos; con nuestra ignorancia e inmovilismo; con nuestra obnubilación y nuestro fraccionamiento.

Ea pues, compañeras y compañeros, a luchar por la defensa de Cuba a decidir y seguir su propio camino. A oponernos a manifestaciones que nacen y se nutren en el Departamento de Estado y en los mercenarios de la Fundación Cubano Americana y no en el corazón de la gente. A oponernos a otros ataques que se hagan contra otras naciones en el ámbito de la UNASUR y la CELAC, u otros pueblos del mundo, especialmente Siria e Irán, que hoy están amenazados seriamente con la guerra imperialista.

Todas las propuestas, cualquiera que sean, deben ser espontáneas a raíz de la reflexión y la autocrítica y no por el pago que reciben de sus amos imperialistas los tristes embaucadores y traidores. ¿Sabrán estos que defienden y trabajan para un orden mundial caduco y corrupto?

¡Abajo la tiranía mundial! ¡Viva la soberanía y la libertad de los pueblos!
¡Viva la integración humanística de los pueblos! ¡Viva la Indignación mundial!


COLECTIVO “LA GOTERA”

No hay comentarios:

  EL MUNDO CAMBIARÁ, EL CORONAVIRUS LO LOGRARÁ. Desde que el mundo es mundo, los imperios con sus monarquías y con apoyo de las religiones, ...