1. Por Chávez. Si la oposición llegara a la Asamblea en el 2010 haría todo lo posible por destruir la conexión entre el Presidente y el pueblo, de cara a las elecciones presidenciales del 2012.
2. Por la continuidad del proceso revolucionario. La agenda parlamentaria de la oposición quiere “reformar” las leyes existentes, un eufemismo tras el cual esconden su intención real: exterminar la institucionalidad de la Revolución.
3. Por la defensa de las misiones. MERCAL, Barrio Adentro, Misión José Gregorio Hernández, las misiones educativas, etc., son hijas de la preocupación del gobierno bolivariano por mejorar las condiciones de vida de quienes antaño fueron excluidos.
4. Por tomar en cuenta la voz del pueblo. ¿A dónde irían a parar los consejos comunales y el poder popular si la oposición llegara a la Asamblea?
5. Por la administración de los recursos nacionales en beneficio del pueblo. La apertura petrolera (años 90) o la Ley de Privatización (1992), constituyen apenas dos ejemplos de cómo se legisló en el pasado a favor de los oligarcas y las grandes trasnacionales.
6. Por la protección de los recursos naturales y del medio ambiente. Los indígenas figuraron siempre entre los sectores más agredidos por la irracionalidad neoliberal. ¿Se ocuparían los oligarcas de legislar para ellos si llegan al poder?
7. Por la paz. A los guarimberos, a los responsables del paro petrolero, a los golpistas, no les animaría otro sentimiento que la venganza para imponer, reprimiendo al pueblo, el viejo orden burgués.
8. Por la unidad interna de las fuerzas bolivarianas. Nada más dañino a una Revolución acosada, que la división entre sus filas. Un triunfo opositor envalentonaría al Imperio para acometer alguno de sus zarpazos.
9. Por el futuro. Solo la Revolución puede hacer posible un país de oportunidades para todos: con créditos para los pobres, acceso incluyente a las tecnologías, la educación, la alimentación y la salud. La Revolución ha devuelto a los venezolanos el orgullo, la dignidad y la esperanza.
10. Por la consolidación del proyecto integracionista latinoamericano. UNASUR, el ALBA, Petrocaribe, TELESUR, el Satélite Simón Bolívar, son respuestas concretas de un país que dejó de tener en el Norte la brújula para enrumbar su destino
2. Por la continuidad del proceso revolucionario. La agenda parlamentaria de la oposición quiere “reformar” las leyes existentes, un eufemismo tras el cual esconden su intención real: exterminar la institucionalidad de la Revolución.
3. Por la defensa de las misiones. MERCAL, Barrio Adentro, Misión José Gregorio Hernández, las misiones educativas, etc., son hijas de la preocupación del gobierno bolivariano por mejorar las condiciones de vida de quienes antaño fueron excluidos.
4. Por tomar en cuenta la voz del pueblo. ¿A dónde irían a parar los consejos comunales y el poder popular si la oposición llegara a la Asamblea?
5. Por la administración de los recursos nacionales en beneficio del pueblo. La apertura petrolera (años 90) o la Ley de Privatización (1992), constituyen apenas dos ejemplos de cómo se legisló en el pasado a favor de los oligarcas y las grandes trasnacionales.
6. Por la protección de los recursos naturales y del medio ambiente. Los indígenas figuraron siempre entre los sectores más agredidos por la irracionalidad neoliberal. ¿Se ocuparían los oligarcas de legislar para ellos si llegan al poder?
7. Por la paz. A los guarimberos, a los responsables del paro petrolero, a los golpistas, no les animaría otro sentimiento que la venganza para imponer, reprimiendo al pueblo, el viejo orden burgués.
8. Por la unidad interna de las fuerzas bolivarianas. Nada más dañino a una Revolución acosada, que la división entre sus filas. Un triunfo opositor envalentonaría al Imperio para acometer alguno de sus zarpazos.
9. Por el futuro. Solo la Revolución puede hacer posible un país de oportunidades para todos: con créditos para los pobres, acceso incluyente a las tecnologías, la educación, la alimentación y la salud. La Revolución ha devuelto a los venezolanos el orgullo, la dignidad y la esperanza.
10. Por la consolidación del proyecto integracionista latinoamericano. UNASUR, el ALBA, Petrocaribe, TELESUR, el Satélite Simón Bolívar, son respuestas concretas de un país que dejó de tener en el Norte la brújula para enrumbar su destino
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