Monseñor Romero resucitó en el pueblo
El 24 de marzo de 1980 cayó asesinado monseñor Óscar Arnulfo Romero. El crimen quedó impune; no obstante el pueblo conocía a los responsables: la oligarquía que desde el poder empleó las Fuerzas Armadas para reprimir, asesinar y desaparecer a la oposición política, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, según refiere Telesur en un reportaje histórico.
Fueron los mismos que el día 18 de febrero de ese año destruyeron la emisora radial YSAK- La voz Panamericana, medio que transmitía la voz del prelado en defensa del derecho de los salvadoreños a la paz con justicia social y a la vida.
El 24 de marzo, día del asesinato de Romero, en horas de la mañana, el Alto Mando Militar había declarado que el arzobispo se había colocado fuera de la ley. En la tarde se produciría el magnicidio.
¿Quién era monseñor Romero?
Óscar Arnulfo Romero Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel. Su padre era Santos Romero, de profesión telegrafista; su madre Guadalupe de Jesús Galdámez se dedicaba a las tareas de un modesto hogar con ocho hijos.
A los 13 años manifestó su deseo de hacerse sacerdote. Al cumplir 19 años partió a Roma para estudiar teología donde fue educado bajo los preceptos tradicionales de la Iglesia católica.
En 1942 regresa a El Salvador tras su ordenamiento como sacerdote. En 1970 es nombrado obispo auxiliar de monseñor Luis Chávez y González. Durante este tiempo conoce al padre jesuita Rutilio Grande, quien habría de contribuir a su comprensión de la vida de los pobres de El Salvador.
En 1977 es nombrado arzobispo de San Salvador, cargo máximo en la jerarquía eclesiástica de ese país, al cual no se accedía a menos que se contara con el beneplácito de los sectores conservadores de la sociedad salvadoreña.
A dos semanas de haber asumido el cargo, el 12 de marzo de 1977, es asesinado el padre Rutilo Grande junto a dos campesinos. Este hecho habría de impactar la conciencia de Romero para erigirse como “la voz de los sin voz”.
A los 13 años manifestó su deseo de hacerse sacerdote. Al cumplir 19 años partió a Roma para estudiar teología donde fue educado bajo los preceptos tradicionales de la Iglesia católica.
En 1942 regresa a El Salvador tras su ordenamiento como sacerdote. En 1970 es nombrado obispo auxiliar de monseñor Luis Chávez y González. Durante este tiempo conoce al padre jesuita Rutilio Grande, quien habría de contribuir a su comprensión de la vida de los pobres de El Salvador.
En 1977 es nombrado arzobispo de San Salvador, cargo máximo en la jerarquía eclesiástica de ese país, al cual no se accedía a menos que se contara con el beneplácito de los sectores conservadores de la sociedad salvadoreña.
A dos semanas de haber asumido el cargo, el 12 de marzo de 1977, es asesinado el padre Rutilo Grande junto a dos campesinos. Este hecho habría de impactar la conciencia de Romero para erigirse como “la voz de los sin voz”.
Del conservadurismo a la Revolución
A partir de este trágico evento se apoya en la Doctrina Social de la Iglesia forjada durante el Concilio Vaticano II, la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Puebla y el Encuentro de Medellín, durante los cuales se produce una revisión del papel de la Iglesia católica y se orienta su opción por los pobres.
Una crítica al rol de la jerarquía católica, que se había prestado al juego del poder y cuestionaba el clamor popular de justicia y fin de la pobreza y la represión.
Durante su homilía del 12 de diciembre de 1977 explicaría los contenidos de la Iglesia de los pobres que defendía: una Iglesia que redime al continente latinoamericano, con la potencia del Evangelio pero con característica propia, caracterizada por:
1º. El espíritu de pobreza.
2º. Su inserción en la historia de nuestros pueblos.
3º. La unión inseparable entre la evangelización y la promoción.
Romero no pensaba solo en satisfacer las necesidades inmediatas de los pobres, o en programas asistencialistas para solventar coyunturalmente la crisis. Su concepción reconocía estos problemas en toda América Latina.
Una crítica al rol de la jerarquía católica, que se había prestado al juego del poder y cuestionaba el clamor popular de justicia y fin de la pobreza y la represión.
Durante su homilía del 12 de diciembre de 1977 explicaría los contenidos de la Iglesia de los pobres que defendía: una Iglesia que redime al continente latinoamericano, con la potencia del Evangelio pero con característica propia, caracterizada por:
1º. El espíritu de pobreza.
2º. Su inserción en la historia de nuestros pueblos.
3º. La unión inseparable entre la evangelización y la promoción.
Romero no pensaba solo en satisfacer las necesidades inmediatas de los pobres, o en programas asistencialistas para solventar coyunturalmente la crisis. Su concepción reconocía estos problemas en toda América Latina.
Proyectos de país
El proyecto social de monseñor Romero parte de un análisis de la situación salvadoreña y de los modelos de desarrollo propuestos.
En enero de 1980 identificaba por lo menos tres proyectos económicos-políticos en pugna:
a) El proyecto oligárquico que “pretende emplear todo su inmenso poderío económico para impedir que se lleven adelante reformas estructurales”. Según Romero este modelo se pretendía imponer mediante “presiones económicas, políticas y aún con la violencia, mantener la actual estructura económica-oligárquica evidentemente injusta y que ha llegado a ser insoportable”.
b) El proyecto gubernamental promovido por las Fuerzas Armadas y el Partido Demócrata Cristiano, “incapaz de aglutinar a los sectores, organizaciones populares, y se ha dedicado más bien a reprimir y masacrar indiscriminada y desproporcionadamente a los campesinos y otros sectores del pueblo…”
c) El proyecto de las organizaciones populares y político-militares; forjado en la “unidad de las organizaciones democráticas, personas progresistas, pequeños y medianos empresarios, militares consecuentes” para la democracia y la justicia social. Proyecto popular, según sus propias palabras.
En enero de 1980 identificaba por lo menos tres proyectos económicos-políticos en pugna:
a) El proyecto oligárquico que “pretende emplear todo su inmenso poderío económico para impedir que se lleven adelante reformas estructurales”. Según Romero este modelo se pretendía imponer mediante “presiones económicas, políticas y aún con la violencia, mantener la actual estructura económica-oligárquica evidentemente injusta y que ha llegado a ser insoportable”.
b) El proyecto gubernamental promovido por las Fuerzas Armadas y el Partido Demócrata Cristiano, “incapaz de aglutinar a los sectores, organizaciones populares, y se ha dedicado más bien a reprimir y masacrar indiscriminada y desproporcionadamente a los campesinos y otros sectores del pueblo…”
c) El proyecto de las organizaciones populares y político-militares; forjado en la “unidad de las organizaciones democráticas, personas progresistas, pequeños y medianos empresarios, militares consecuentes” para la democracia y la justicia social. Proyecto popular, según sus propias palabras.
Hombre nuevo y organización
Arnulfo Romero sabía que el camino de la transformación debía recorrerlo el pueblo salvadoreño y latinoamericano, a partir de la organización.
El rol de la Iglesia consistía en educar a los sujetos del cambio, acompañar el proceso organizativo y participar en la defensa del derecho fundamental a la vida feliz.
Predicaba a sus feligreses uno de los postulados más importantes del Encuentro de Medellín, “De nada sirve cambiar estructuras económicas, sociales, políticas, de nada sirven estructuras nuevas si no hay hombres nuevos… Un pueblo desorganizado es una masa con la que se puede jugar, pero un pueblo que se organiza y defiende sus valores, su justicia, es un pueblo que se hace respetar.”
La llamada a forjar estas transformaciones es la juventud, pero no la juventud cronológica, sino la de “gente madura” que siempre renueva su fe y su lucha por un mundo mejor, por el bien común que es base de la doctrina cristiana.
Pero había que vencer la represión de la oligarquía que pretendía inmovilizar, por medio del terror, a los salvadoreños. Y ese terror nace de la oligarquía.
Como parte de su estrategia para vencer el terror emprendió una cruzada desde la radio y con cartas directas.
El rol de la Iglesia consistía en educar a los sujetos del cambio, acompañar el proceso organizativo y participar en la defensa del derecho fundamental a la vida feliz.
Predicaba a sus feligreses uno de los postulados más importantes del Encuentro de Medellín, “De nada sirve cambiar estructuras económicas, sociales, políticas, de nada sirven estructuras nuevas si no hay hombres nuevos… Un pueblo desorganizado es una masa con la que se puede jugar, pero un pueblo que se organiza y defiende sus valores, su justicia, es un pueblo que se hace respetar.”
La llamada a forjar estas transformaciones es la juventud, pero no la juventud cronológica, sino la de “gente madura” que siempre renueva su fe y su lucha por un mundo mejor, por el bien común que es base de la doctrina cristiana.
Pero había que vencer la represión de la oligarquía que pretendía inmovilizar, por medio del terror, a los salvadoreños. Y ese terror nace de la oligarquía.
Como parte de su estrategia para vencer el terror emprendió una cruzada desde la radio y con cartas directas.
Una orden de la cia
La orden para el asesinato provino de la CIA, que había preparado el Plan Modelo contra la Iglesia Latinoamericana, un documento que contemplaba la eliminación física de los sacerdotes “molestos” que cuestionaban el orden injusto existente en la región.
Los sicarios cumplieron la fatal orientación el 24 de marzo de 1980. Romero es asesinado durante una ceremonia religiosa. Su sepelio también fue reprimido con un saldo de 40 muertos y 200 heridos. La multitud de más de 100 mil personas que acompañaban el féretro fue tiroteada por las fuerzas de seguridad del Estado.
Pensaron que con la muerte habían callado la voz de monseñor Romero. Pero como dijera a su pueblo: “si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”.
Los sicarios cumplieron la fatal orientación el 24 de marzo de 1980. Romero es asesinado durante una ceremonia religiosa. Su sepelio también fue reprimido con un saldo de 40 muertos y 200 heridos. La multitud de más de 100 mil personas que acompañaban el féretro fue tiroteada por las fuerzas de seguridad del Estado.
Pensaron que con la muerte habían callado la voz de monseñor Romero. Pero como dijera a su pueblo: “si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”.
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La beatificación a 35 años de su martirio
Hoy el monseñor Óscar Arnulfo Romero será beatificado en la plaza El Salvador del Mundo de la capital salvadoreña, en una ceremonia muy esperada por los seguidores de este mártir.
El proceso para la canonización de monseñor Romero inició el 24 de marzo de 1990, cuando se introdujo la causa por todas las circunstancias mártires que tuvo su vida y muerte, pero la solicitud formal fue presentada el 12 de mayo de 1994, indica una nota de Telesur.
Tras concluir su fase diocesana en noviembre de 1996, un año después, la Santa Sede aceptó la causa como válida, pero después quedó estancada y no fue hasta 2005 cuando la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que se continuase el proceso.
En 2013 el proceso realmente fue acelerado, gracias al papa Francisco, quien este año aprobó el decreto que reconoce el martirio de monseñor Romero in odium fidei, es decir, que fue asesinado por odio a la fe. El martirio es decisivo para su beatificación, porque de esta forma no es necesario reconocer un milagro.
La Eucaristía en la cual monseñor Óscar Arnulfo Romero será beatificado iniciará a las 10H00 hora local (15H00 GMT) en la plaza El Salvador del Mundo, donde se espera que asistan unas 260 mil personas. Primero se realizará una misa y luego empezará el rito de beatificación.
Tras dirigirse al representante del santo padre, el cardenal Angelo Amatto, el postulador de la causa, monseñor Vicenzo Paglia, presentará una biografía de Romero. Luego, el delegado del santo padre leerá la Carta Apostólica y se develará la gigantografía del beato.
Inmediatamente, mientras se hace un canto, se presentarán las reliquias del beato junto al altar, la cuales serán adornadas y el delegado del santo padre las inciensa. Después, el representante del santo padre entrega una copia de la Carta Apostólica al arzobispo y al postulador de la causa. A las 13H00 horas locales (18H00 GMT) se realizará la bendición final y se da por terminada la ceremonia.
El proceso para la canonización de monseñor Romero inició el 24 de marzo de 1990, cuando se introdujo la causa por todas las circunstancias mártires que tuvo su vida y muerte, pero la solicitud formal fue presentada el 12 de mayo de 1994, indica una nota de Telesur.
Tras concluir su fase diocesana en noviembre de 1996, un año después, la Santa Sede aceptó la causa como válida, pero después quedó estancada y no fue hasta 2005 cuando la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que se continuase el proceso.
En 2013 el proceso realmente fue acelerado, gracias al papa Francisco, quien este año aprobó el decreto que reconoce el martirio de monseñor Romero in odium fidei, es decir, que fue asesinado por odio a la fe. El martirio es decisivo para su beatificación, porque de esta forma no es necesario reconocer un milagro.
La Eucaristía en la cual monseñor Óscar Arnulfo Romero será beatificado iniciará a las 10H00 hora local (15H00 GMT) en la plaza El Salvador del Mundo, donde se espera que asistan unas 260 mil personas. Primero se realizará una misa y luego empezará el rito de beatificación.
Tras dirigirse al representante del santo padre, el cardenal Angelo Amatto, el postulador de la causa, monseñor Vicenzo Paglia, presentará una biografía de Romero. Luego, el delegado del santo padre leerá la Carta Apostólica y se develará la gigantografía del beato.
Inmediatamente, mientras se hace un canto, se presentarán las reliquias del beato junto al altar, la cuales serán adornadas y el delegado del santo padre las inciensa. Después, el representante del santo padre entrega una copia de la Carta Apostólica al arzobispo y al postulador de la causa. A las 13H00 horas locales (18H00 GMT) se realizará la bendición final y se da por terminada la ceremonia.
CIUDAD CCS
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