Poética y Política
El único preso político en la República Bolivariana
de Venezuela, se llama Julián Conrado
Por: Kloriamel Yèpez Oliveros
Y su único delito ha sido,
combatir con canciones las falacias capitalistas, los eufemismos plutocráticos.
El único delito de Julián Conrado -lo sigue cometiendo cada día desde su
mazmorra acondicionada-, es cantar con profundo amor a la Patria Grande.
Julián les canta a sus torturadores cuando le canta a las ganas que tenemos
todos los civiles, y algunos militares, de una sociedad libre de ataduras
económicas con potencia alguna. Julián le canta a la misma esperanza de Alí, de
una soberanía petrolera para convertir el petróleo en bienestar colectivo y no
en lucro imperial. Julián nos canta cuando le canta a la vida cotidiana del
pueblo luchador, ese que trabaja la tierra, que trabaja en la fábrica ajena y
el patrón le roba su trabajo y su vida, ese que lucha con la Constitución en el
bolsillo y se organiza en El Partido y vota y aplaude y asiste y sigue
trabajando, creyendo, confiando en que está construyendo socialismo.
El único delito de Julián es
cantarle al pan, pan, y al vino, vino. El pan y el vino de los pobres de la
tierra con quienes Julián ya echó su suerte, el pan y el vino del cura de
parroquia, no del Cardenal, como cantó para siempre Alí.
El único delito de Julián es ser
un sencillo colombiano de cualquier lugar del mundo, tener una ancha y franca
sonrisa, un chorro de voz andina, una dulce mujer que se parece a su guitarra,
y un corazón guerrillero para acribillar con versos la crueldad burguesa.
Porque Julián es culpable de sus
canciones, de su amable figura, de su mirada franca, no pedimos sobreseimiento,
indulto, beneficios, ni perdón; pedimos que se tome en serio la opinión de Luis
Britto García, se cumpla la
Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, y se le otorgue ya, asilo y plena libertad a Guillermo Enrique
Torres Cueter.
kloriamelypz@hotmail.com
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