lunes, 17 de agosto de 2020

En pie de paz: Democracia y caos

Es innegable el esfuerzo que está haciendo la actual gestión 
de gobierno para dar respuesta a la Pandemia del covid 19. 
Se le ven las canas al Presidente, y los Ministros y los altos 
funcionarios contagiados son prueba de ello. Las ayudas 
externas logradas, los partes diarios de infectados, de 
fallecidos, de recuperados, de recepción de venezolanos 
que salieron del país y luego regresaron, los intentos de 
conciliación con la oposición para que el coronavirus sea 
el resultado de un acuerdo nacional y no un enfrentamiento 
estéril, son demostraciones irrefutables de este esfuerzo.
Pero todos estos hechos son y serán siempre insuficientes 
en un país polarizado, perseguido, bloqueado, con graves 
insuficiencias institucionales, desmontado por una corrupción 
generalizada que no ha dejado hueso sano ni arriba ni abajo. 
Los ciudadanos se persiguen a sí mismos con un cinismo 
dolarizado que no se detiene hasta no sacarle los ojos 
al vecino. Es una especie de vaciamiento de la democracia 
que da grima.
Los códigos autoritarios se dejan sentir. La teocracia del mercado 
marca sus huellas en todas partes. La autoridad sin mando 
muestra sus costuras. Las ideologías y los cauces tributarios 
de la retórica política parecen salir de los centros comerciales 
y no de los partidos. La ambición hace que la política de los 
opositores se vuelva un calcetín y, sin parar, dé vueltas hacia 
ninguna parte. Peligrosamente estamos yendo del pensamiento 
único al pensamiento cero.

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