miércoles, 28 de octubre de 2015

Néstor Francia/Análisis de Entorno: Desgaste de algunos experimentos novedosos del continente 

– 41 días

– La gran contraofensiva de la derecha continental

– Graves eventos golpistas

– La derecha reafirma su contraofensiva en la segunda década del siglo XXI

– Desgaste de algunos experimentos novedosos del continente

– Labor de zapa de la derecha y errores de la izquierda

– Argentina en el contexto

– El resultado no ha sido bueno

– Un balotaje muy difícil

– Un mal candidato con una mala gestión

– La gran derrota en la provincia de Buenos Aires

– Arranca la otra campaña

– Algún efecto tendrá el balotaje sobre nosotros

– No podemos dar nada por seguro

– El pueblo ante las adversidades

– El ejemplo de Bolívar y de Chávez

Más de una vez en nuestros Análisis nos hemos referido a la gran contraofensiva que tiene montada la derecha continental. A partir de 1998, con la victoria de Hugo Chávez, se profundiza un ciclo de cambios que venía asomándose con distintas señales en el continente americano. Después del año 2000 se suceden victorias populares de importancia en Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Honduras, países donde emergen fuerzas nacionalistas y progresistas que en conjunto generan notables cambios en la visión de sociedad y en la relación con los poderes mundiales, produciéndose una avanzada antiimperialista con distintas intensidades pero que influenciará, con Chávez a la cabeza, un reimpulso histórico a la integración latinoamericana, que alcanza cúspides con organismos como la Alba, la Unasur, Petrocaribe y la CELAC. Pero la derecha nunca ha descansado ni se ha resignado.
La derecha continental ha permanecido en una conspiración incansable contra los gobiernos progresistas y nacionalistas, en la que ha jugado papel preponderante la canalla mediática. En países como Ecuador, Bolivia, Brasil y Venezuela, graves eventos golpistas han sido derrotados, aunque la conspiración derechista ha obtenido victorias en Paraguay y Honduras. En la segunda década del siglo XXI, la derecha ha reafirmado y reforzado su gran contraofensiva continental, envalentonados, entre otros hechos, por sucesos desafortunados entre los que se cuentan las muertes de importantes líderes, como Néstor Kirchner y Hugo Chávez, y los efectos negativos que contra la economía latinoamericana han tenido en años recientes la crisis estructural del capitalismo mundial y los ataques contra los precios de las materias primas que producen los países del Sur.
Todas esas circunstancias han contribuido a cierto grado de desgaste de algunos de los experimentos políticos novedosos que se han venido ensayando en el continente. Aunado, por supuesto, a la labor de zapa permanente que ha desarrollado la derecha, nunca vencida del todo, sobre todo a través de la potente manipulación mediática, amparada en diversas dificultades que atraviesan nuestros países, en sabotajes y  conspiraciones diversas, y sin duda también en errores e inconsecuencias que han cometido algunos factores de los gobiernos de la izquierda continental.
Es en este contexto que debe ser abordado el resultado electoral en Argentina, que aunque no ha dado al traste con el kirchnerismo, ni ha asegurado que la derecha vaya a hacerse de la presidencia de aquel país, si reflejan fuertes síntomas de retroceso en las fuerzas de izquierda del gran país austral. El resultado no ha sido bueno, hay que asumirlo, y existe un peligro cierto de que los factores reaccionarios argentino le pongan la mano al gobierno nacional de allá.
En cuanto a tales resultados, hay varias cosas que preocupan. Una es que la ventaja que ha sacado Scioli a Macri, de apenas dos puntos porcentuales, hace que el balotaje del 22 de noviembre se presente como muy difícil para el kirchnerismo, cuya permanencia en el gobierno se ha tornado incierta. Las razones del retroceso de la izquierda seguramente habrá que analizarlas con cuidado, sobre todo por quienes tienen la vivencia cotidiana de la política argentina. Nosotros hemos consultado a allegados cercanos que viven allá y una de los argumentos que manejan es que Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, no era un buen candidato, pues muchos consideran que a pesar de haber ganado en primarias, estas pasaron por la manipulación y las imposiciones de cúpulas de poder, lo cual generó niveles de descontento en la base kirchnerista. También se nos dice que la gestión de Scioli al frente de la provincia bonaerense ha sido un sonoro fracaso. Transcribo literalmente lo que nos escribe alguien desde Buenos Aires: “No conozco a una sola persona que haya votado por Scioli porque quiso o porque creía en él, fue un candidato impuesto por el aparato mediático y por la maquinaria del partido. Es el Gobernador de la provincia con más votantes en el país y tiene una gestión que es literalmente una MIERDA, en donde 3 distritos comparten un hospital y el 70% de la calles aún no están pavimentadas. Muchos municipios no tienen ni siquiera agua potable. Como gobierno popular no se puede hacer caso omiso a eso y dejar que los medios de comunicación te impongan un candidato porque sí, sin dejar además que tu militancia y tú pueblo puedan al menos opinar al respecto, que fue lo que pasó cuando obligaste a los demás candidatos a bajarse. Yo lo vi venir, lo dije mil veces, y de verdad no me sorprende que incluso llegue a perder”.
Nosotros no vivimos en Buenos Aires, por lo que no podemos dar fe de este testimonio, pero algo de verdad tendrá a la luz de los resultados en la principal provincia argentina, donde Scioli tiene varios años gobernando. El triunfo de la derechista María Eugenia Vidal en esa provincia ha marcado el fin de la hegemonía del peronismo en el distrito más importante del país desde hace 28 años. El macrismo arrasó en el interior provincial mientras que se quedó con varias intendencias del casco urbano. Un dato ilustrativo fue que el peronista Aníbal Fernández y su compañero de fórmula, Martín Sabbatella, perdieron en sus respectivos distritos, Quilmes y Morón.
En el caudal de votos de Cambiemos, el partido de Macri, pesó la victoria de su candidata María Eugenia Vidal en Buenos Aires, donde el kirchnerismo tiene su base más dura. La derrota fue un duro golpe para la izquierda en este distrito que concentra cerca del 38% del padrón electoral. El folclore político argentino indica que quien gana en la provincia de Buenos Aires, gana en el país ¿Será así está vez? Misterios de la ciencia.
Por supuesto, arranca ya la campaña para el balotaje, y en ese sentido se han activado los opinadores de la derecha. Según el analista opositor Ricardo Rouvier, “A pesar de que en los números perdió, Cambiemos en realidad ganó, esto puede provocar una ola de votos a favor de Macri”. Y añade: “El golpe al oficialismo ha sido más fuerte de lo que se esperaba. Ya el balotaje en sí mismo era una derrota para el  oficialismo pero nadie creyó que llegara a esta envergadura y la provincia fue un golpe mayor”.
Otro analista argentino, Rosendo Fraga, afirmó que “Este es el golpe más fuerte que sufre el kirchnerismo en 12 años que existe como fuerza política… El gran ganador es el que quedó segundo”. De todas maneras, Fraga cree que el kirchnerismo es capaz de resurgir de sus cenizas para sobrevivir más allá del 10 de diciembre cuando Cristina Kirchner concluya su segundo mandato: “El kirchnerismo ha sobrevivido a otras crisis y a otras derrotas electorales. Decir que el kirchnerismo se ha completamente terminado quizá sea un poco aventurado”.
Seguramente vendrán análisis más profundos, precisos y conocedores que los nuestros sobre lo que ocurrió en esta primera vuelta en Argentina. Habrá que esperar hasta el 22 de noviembre a ver cuál será el destino inmediato de ese país. El resultado del balotaje, tan cercano a nuestras parlamentarias, tendrá algún efecto para nosotros, cuya intensidad no podemos medir en este momento.
De todas formas, seguimos confiando en que al final se impondrán electoralmente las fuerzas patrióticas de Argentina. Pero si se produjese una derrota de la izquierda, aquel pueblo sabrá levantarse de nuevo. La contraofensiva de la derecha continental es dura y no podemos dar nada por seguro en ninguna parte, salvo que la fuerza moral de nuestros pueblos, su capacidad de reacción ante las adversidades, seguirá estando allí. Es la lección que nos dan los libertadores, los hombres de las dificultades, como Simón Bolívar y Hugo Chávez.

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