martes, 7 de julio de 2015

Néstor Francia/Análisis de Entorno: Una campanada en Europa

– Alegría por Grecia

– Sonora victoria popular

– Un nuevo episodio de la lucha de clases

– Paralelismos

– Guerra económica en Grecia

– Los medios en estado de histeria

– Tsipras en un campo minado

– Una campanada en Europa

– Carácter clasista del referéndum

-Un pequeño país con una dilatada historia

– Un fantasma recorre Europa, bienvenido sea

¿A qué se debe la gran alegría entre los revolucionarios ante el contundente triunfo del Oxi (No) en Grecia? La respuesta es clara e inconfundible: se trata de una sonora victoria popular mundial ante al capitalismo, ante las medidas neoliberales, injustas, criminales de austeridad que han impuesto los grandes poderes económicos y sus representantes políticos en beneficio del gran capital y en desmedro de los trabajadores europeos.
En Grecia se desarrolla en la actualidad un nuevo episodio de la lucha de clases mundial que previeron Carlos Marx y Federico Engels en El Manifiesto Comunista: arrecia la polarización planetaria entre la burguesía y el proletariado, entre el 1% y el 99%.  Se agudiza, en consecuencia, la contradicción principal de esta época, la que enfrenta al imperialismo y sus aliados (la Troika, verbigracia), por un lado, y las naciones soberanas y los pueblos, por el otro.
Los paralelismos que se dan en esta lucha en las distintas latitudes son evidentes. Como apunta Luis Britto García en su reseña sobre su estadía en Grecia: “En la reunión con intelectuales y políticos en la residencia del  embajador Farid Fernández, éste manifiesta que le impactan los términos del actual discurso griego: soberanía, independencia, palabras antes proscritas por los medios del debate europeo”. Quien tenga ojos que vea. Y también: “En la reunión con la bancada de izquierda del Parlamento, el diputado Giorgos Varemenos, que ha visitado Venezuela, me confirma que también en Grecia los neoliberales se proponen destruir el Estado social”.
También en Grecia, se utilizó la guerra económica para intentar torcer los resultados del referéndum. Los dirigentes de la Unión Europea trataron de crear una atmósfera de temor e inseguridad al cortar todo aprovisionamiento de liquidez, lo que provocó al cierre de los bancos, la restricción a la retirada de dinero líquido y las dificultades de los jubilados para cobrar sus pensiones.
Tal como ocurre en Venezuela, los griegos han resistido a los embates de los medios y factores del capital. Es lo que planteó, antes del referéndum, el analista griego Stathis Kouvélakis: “Los trabajadores sienten la presión de la situación creada por la histeria de los medios y el cierre de los bancos”. Pero los paralelismos no se quedan ahí. Kouvélakis añade: “Los medios griegos están en un estado de histeria, y los medios occidentales en una situación no muy diferente. Uno de sus temas favoritos, en el colmo de la atmósfera apocalíptica que propagan, es que el referéndum no tendrá lugar, que el gobierno en realidad ha aceptado el plan Juncker, que va a anular el referéndum” ¿No eso acaso lo que han hecho los medios y los voceros políticos de aquí con referencia a las elecciones parlamentarias? Difundieron hasta la saciedad que el Gobierno quería eliminar las elecciones y hasta inventaron un show de “huelga de hambre” que entre sus “petitorios” incluía que el CNE anunciara la fecha de los comicios ¿Meras coincidencias? ¡Claro que no! Los neoliberales actúan con guiones preestablecidos que han ensayado en distintos países con desigual suerte.
No hay duda de que el primer ministro Alexis Tsipras ha tenido que actuar en un campo político minado, no solo por las presiones de la Troika y los ataques de los neoliberales, sino también por las contradicciones en su propio gobierno. No podía ser de otra manera, ya que cada proceso político tiene sus características intrínsecas y en todas partes se mueven fuerzas y corrientes como un torbellino. El pueblo griego tendrá que seguir luchando por su soberanía mientras estas contradicciones se resuelven, lo que no pasará de la noche a la mañana. Pero entretanto ha dado una sonora campanada a Europa y a todo el mundo. Tal como dijo ayer Diosdado Cabello, los pueblos están hablando.
Igualmente nos recuerda a Venezuela el carácter clasista que marcó la contienda electoral. La concentración de cierre de campaña por el Sí, realizada el martes 30 junio, reunió casi exclusivamente a sectores de la clase media y de la alta burguesía. Por otro lado, a la campaña del No se incorporaron la mayoría de las organizaciones laborales y sociales.
Lo cierto es que un pequeño país de Europa, con apenas 11 millones de habitantes, está contribuyendo altamente a resquebrajar las estructuras de poder en Europa. También es un país de dilatada historia y el cual ostenta un nada despreciable poder subjetivo: muchos lo consideran la cuna de la civilización occidental y del concepto de democracia, aunque son ideas que siguen en discusión.
En todo caso, nada es igual hoy por hoy en el viejo continente después de la victoria de Syriza en Grecia. Fuerzas antiausteridad se movilizan por allá y comienzan a desarrollar políticas claramente orientadas a cambios profundos en el poder político. Es el caso de Podemos en España. Y hubo excelentes concentraciones en capitales europea en apoyo al No griego, como las de Madrid y París. Un fantasma recorre Europa, bienvenido sea.

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