jueves, 4 de junio de 2015

Néstor Francia/Análisis de Entorno: MekaCambio y el “dólar Cúcuta”

nestor francia– Reacción de Alvaro Uribe ante denuncia de Maduro

– El expediente de “yo no fui”

– Simetría del discurso uribista con el de López y Machado

– El Colombia ¿Cantando como un canario?

– Éxito disuasivo de los cuerpos de seguridad

– MekaCambio y el “dólar Cúcuta”

– Don Kike, abogado de Uribe

– Cosas que no son de Ley

– La desfachatez de Miguel Henrique Otero

– Otero, conspicuo acosador mediático

– Acoso contra el pueblo chavista

– La prensa como arma homicida

La reacción de Alvaro Uribe Vélez ante la denuncia presentada ayer por el presidente Maduro con relación al asesinato de Nicolás Maduro ha sido inmediata, apelando al conocido expediente de la derecha de “yo no fui”. El ex narco presidente colombiano se activó en Twitter para decir que “Ya habían anunciado la nueva disculpa de la dictadura de Venezuela, que distrae a la opinión acusándome de asesinato” y también: “Cada infamia del chavismo me estimula a apoyar la lucha democrática contra esa dictadura”. Es notable la simetría del discurso uribista con el de sus pupilos en Venezuela, como Leopoldo López y María Machado.
Como se sabe, el mandatario nacional, Nicolás Maduro, denunció en su programa de anoche que Julio César Vélez González, conocido como “Julito Vélez” y ex concejal uribista de Cúcuta es uno de los autores intelectuales del asesinato de Serra. Vélez sería quien entregó el dinero y el plan para el asesinato del diputado revolucionario ejecutado por una banda encabezada por Leiver padilla, alias “El Colombia”, cuya extradición a Venezuela es una firme contribución al esclarecimiento del sonado crimen. Es sabido que este tipo de individuos carece de todo tipo de escrúpulos, lealtades o principios, son asesinos a sueldo cuyo único móvil es el dinero, por lo que es del todo imaginable cómo estará cantando como un canario y aportando nuevos elementos a la investigación.
La captura del grupo de asesinos materiales de Serra es un gran éxito de los cuerpos de seguridad de Venezuela, que además constituye un factor en cierta medida disuasivo para estas bandas delictivas, que ya saben que no es fácil cometer estos crímenes en Venezuela y quedar impunes. Claro, esto no significa que no seguirán actuando, sino que algunos de estos grupos se lo pensarán dos veces ante la posibilidad cierta de ir por lana y salir trasquilados.
Un dato importante aportado por el Presidente es que Vélez es propietario de las casas de cambio “MekaCambio”, con sede central en Cúcuta. Maduro informó que “Son unas empresas que son unas lavanderías en Colombia”. MekaCambio se define a sí misma, en su Web oficial, como una “empresa compradora y vendedora profesional de divisas en efectivo y cheques de viajero en zona de frontera” y además establece que “su objeto social ofrece en la ciudad de Cúcuta una variedad de servicios tales como: pago de transacciones nacionales e internacionales (Colombia-Venezuela), cambio de divisas en efectivo y cheques de viajero, transferencias bancarias, etc.”. De manera que no dudamos que esta empresa de lavado de dinero esté involucrada directamente en la guerra económica contra Venezuela, sobre todo en lo que se refiere a las maniobras vinculadas al llamado “dólar Cúcuta”.
Además el presidente Maduro informó que otro sujeto relacionado con el caso de Serra sería Jaime Granados, alias Don Kike, abogado de Uribe Vélez y también cercano colaborador del ex narco presidente. Seguiremos todos pendientes de estas investigaciones.
En otro orden de ideas, jamás olvidamos los conocidos y jocosos versos satíricos del poeta Andrés Eloy Blanco, parte de famosos mensajes humorísticos garabateados y distribuidos por él en las sesiones de la Asamblea Constituyente de 1946: “Cosas que no son de ley/siempre resultan un fiasco:/mujer orinando en frasco/y negro inscrito en Copey”. Esto nos resulta aplicable al terrorista mediático Miguel Henrique Otero, quien ha tenido la desfachatez de denunciar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el “acoso” del Gobierno venezolano, con motivo de la demanda que por difamación introdujo en su contra Diosdado Cabello. Otero presentó ante la inefable CIDH un informe en el que denuncia una “irreparable violación” de sus “derechos humanos”, así como la “vulneración de la libertad de expresión de los periodistas”. Realmente esta es una acción que no es de buena ley y termina siendo un fiasco, ya que Otero es un conspicuo acosador mediático en Venezuela. Al Comandante Chávez nunca le dio tregua y en su diario, El Nacional, lanzó contra él todo tipo de invectivas, denuestos, calumnias y ofensas de diferente calibre. No solo recurría a reportajes y “noticias” en esa tónica, sino que además publicaba en su pasquín artículos y caricaturas con el mismo fin.
Otero es también un conocido acosador del pueblo chavista. Todos recuerdan no solo el importante papel conspirador que jugó El Nacional en el golpe de abril de 2002, sino además su notoria instigación al odio contra el pueblo chavista, que sirvió de justificación a los desmanes que contra ese pueblo adelantó la dictadura de Carmona en su breve paso por el poder.
Igualmente no se puede olvidar el famoso editorial de El Nacional del 14 de octubre de 2002, donde el diario define al pueblo chavista que asistió a una marcha como el “mismo lumpen de siempre, convertidos en sempiternos pasajeros de autobuses, con un bollo de pan y una carterita de ron”.
El analista Luis Britto García, en un trabajo imperdible titulado “Turbas y chusmas”, publicado en el diario Vea el 18 de julio de 2004, refiere que “En diciembre de 2003, tras derramar basura ante el Canal 8, manifestantes de la oposición repelen violentamente a quienes quieren limpiarla, alegando en cámara que ‘nosotros somos la gente pensante’. En una sola oración, Marianela Salazar llama a los simpatizantes del proyecto bolivariano ‘gentuza subvencionada’, ‘terroristas con trajes étnicos’, ‘rebaño globofóbico’, ‘sandinistas con antecedentes penales y sexuales, universitarios con vocación parasitaria a punto de doctorarse en nipleros, hippies de otoño al encuentro de carne fresca’ (“El delirio final”; El Nacional, 16-4-03, A-6)”.
Miguel Henrique Otero es más que un acosador público, es un delincuente editorial que ha promovido el terror y la muerte en Venezuela, un asesino cuya arma homicida es la prensa. Contra él, la justicia debe ser implacable, así como lo será el juicio de la Historia y del pueblo.

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