lunes, 9 de junio de 2014

HÉCTOR AGÜERO

Los preparativos para la organización del III Congreso del PSUV son un marco propicio para el debate y para el destino de los cuadros jóvenes de la organización que merecen posiciones de avanzada como corresponde a la dinámica propia de los partidos políticos.
Las asambleas de las UBCh deben enfatizar esta condición, insistir en clarificar el desempeño de la muchachada en las tareas no solo del partido sino también en la conducción del Estado. Es la verdadera legitimación del poder popular, nutrir a las organizaciones sociales con bocanadas frescas de juventud, salida de las propias entrañas del Pueblo y capacitadas para elevar el nivel de vida de nuestros compatriotas mediante el ejercicio público eficaz y el desempeño transparente en todas las acciones que emprendan. Es la fórmula segura para garantizar la continuidad del legado revolucionario del Comandante Chávez. Es lo que se denomina el ejercicio real del poder.
La Rochefoucauld, un político y pensador francés sostenía que no hay algo más intrínsecamente perverso que el ejercicio del poder. Dicho en criollo una cosa piensa el burro y otra el que lo monta ya que el cúmulo de situaciones dispares con que se encuentra el que va a gobernar contribuyen alejarlo de la meta trazada. Basta recordar al finado Lusinchi con la patética frase de que los banqueros lo habían engañado y le dejaron la botija vacía o Luis Herrera Campins lamentándose que recibía un país hipotecado o el grotesco espectáculo de toda la fauna política cuartorrepublicana encompinchada con la burguesía parasitaria para defenestrar a CAP 2 a pesar de que éste les había sido útil e incondicional.
Esta reflexión nos viene al dedillo en estas horas de tribulación y de calma aparente por parte de la oposición envalentonada y guapetona por el apoyo norteño, es decir, un momento crucial al cual debemos prepararnos para responder de manera adecuada y contundente. Deberíamos proceder con la metodología que emplea Defensa Civil para los ejercicios de contingencias de vaguada o terremotos. Informa a la población, mediante campañas institucionales, de los planes que pretende aplicar para concientizar a todos los ciudadanos, luego, con un calendario en mano fija la convocatoria y finalmente procede a ejercitar a todos los habitantes. Es la única manera de controlar la situación y evitar daños irreparables.
Insisto en que los cuadros jóvenes del Partido requieren atención especial sobre todo en esta etapa crucial para el movimiento revolucionario. Los compañeros con vastas experiencias en el campo político son responsables de la formación de nuestra juventud, deben constituirse en docentes y guías dentro de la organización y prepararlos para el obligado relevo generacional.
Contamos con el oportuno y privilegiado legado del Comandante Eterno. Fresco y vigente. Es necesario aprovecharlo y llevarlo a la práctica con el mismo asombroso olfato político que él poseía. En ello nos va la vida y el futuro de la República Bolivariana de Venezuela. La guerra civil española entraña duras experiencias que debemos evitar. Entre ellas, el asedio a Madrid por parte de los franquistas. Para levantar la moral la dirigente comunista Dolores Ibarruri, que asombraba por su temple, lanzó la desafiante frase: ¡No pasarán! que enalteció a los sitiados republicanos lamentablemente la derecha pensaba otra cosa simplemente asaltó y conquistó Madrid.

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