EL RITUAL DEL DINERO
Mi compadre salió del negocio donde venden repuestos y me contó: “Conseguí la bomba, le pregunté al tipo que si era buena y me respondió así: a mí me ha ido muy bien con ella, vendo como 50 al mes, ¡gracias a Dios!”
Recordé la actitud de ciertos vendedores que al realizar la primera venta del día, toman la moneda o el billete y se persignan con él.
Quién podría maravillarse en este tiempo con el nacimiento de una mata. Quién se roba una torta de casabe, quién delinque por el alimento. El gran estímulo que mueve a la delincuencia son las esperanzas capitalistas difundidas como metralla constante por los medios de comunicación burgueses. La dignidad es un cadáver sin dolientes. Lograr tener lo tenido por los minoritarios ricos del mundo es el éxito soñado. Todo lo que ambicionas al límite de la vida eterna, te lo ofrece el mercado.
No te importa lo que comes, sino la abundancia y comer en restaurantes de lujo.
No te importa la música, sino poseer un potente aparato para oír ruido con el volumen más allá de la capacidad del oído o para escuchar la misma estúpida canción comprada día tras día en diferentes empaques.
No te importa la poesía, sino ganar un concurso y ser un poeta famoso.
No te importa hacer el amor, sino coleccionar vaginas o tener sexo con la actriz o el cantante de moda.
No te importa la casa, pues la casa bonita es la de la gran urbanización oligárquica, la tuya es fea, así no se moje y tenga una hermosa mata de mango en el patio, la cual estás pensando talar porque desprende muchas hojas que “ensucian”. Tu casa no sirve, así tengas un sistema de cloacas, gas barato, agua y electricidad gratis. A veces la conviertes en un rancho caluroso porque quieres imitar la de los ricos.
No te importa caminar ni una bicicleta, aunque sepas que engordas, tienes el colesterol alto y caminar o andar en bicicleta te beneficia, anhelas un automóvil último modelo y el mínimo esfuerzo.
No te importa el deporte por salud o recreación, sino por la figura, por competencia o por negocio.
No te importa un televisor normal, tú ambicionas uno pantalla plana gigante y una suscripción por cable donde se vean 3 mil canales, así tan sólo te interese el cine sangriento y quién quiere ser millonario.
No te importa comunicarte ni escribir, ambicionas un teléfono y una lapto espectacular, así tenga funciones que no sabes para que sirven.
No te importa a quien engañas o enfermas, te interesa es vender.
No te importa la tierra ni el árbol, el conejo ni el pájaro, sino exprimir el suelo al máximo hasta que destile dinero.
Te humillan si te ofrecen trabajo de barrendero, tú eres “artista” y quieres es vivir de la guitarra que medio tocas.
No quieres trabajar, sino tener esclavos.
No te importa estudiar, sino un título universitario y confundes la ignorancia con analfabetismo.
No te importa la risa en el rostro, sino el maquillaje y las joyas.
No te importan los ancianos, sino la herencia.
No te importa vivir, sino consumir.
No te importa amar, sino dominar
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