domingo, 22 de septiembre de 2013

Qué nervios!

¿Por qué impedir a un presidente sudamericano sobrevolar espacio aéreo usurpado por los Estados Unidos? ¿Por qué casi provocar una tragedia a Evo Morales presionando a sus perritos falderos europeos para que vedaran su viaje por tres países? «¿Qué les está pasando?», se pregunta el presidente Nicolás Maduro.
En 1964 el glorioso actor británico Lawrence Oliver hizo el papel de Otelo. Franco Zeffirelli dijo que fue «una antología de todo lo que se ha descubierto en la actuación en los últimos tres siglos». Es una de las más indelebles que he visto. El vídeo está en Internet, basta poner «Oliver Othello» en el buscador. Una noche el público aplaudió de pie durante varios minutos y Olivier no salía a recibir la ovación. Lo hallaron llorando en su camerino. Explicó: «Tal vez esta noche llegué al pináculo de mi carrera y todo lo que viene es decadencia».
¿Será eso lo que le pasa al imperialismo? ¿Será que siente que ya llegó a la cima y lo que viene es cuesta abajo en la rodada? Es la impresión que da. Tanto brinquito estando el piso tan llanito.
Está en medio de un ataque de nervios. La cómica con Siria daría risa si no fuese por la tragedia. Digo tragedia, cité la de Otelo, pero la palabra tragedia es demasiado descolorida para describir lo que el Imperio ha provocado en Afganistán, Irak, Libia, Siria. Ha arrasado con población, salud, cultura, infraestructura, dignidad. Ha sembrado uranio empobrecido, que causará cáncer y deformaciones congénitas para siempre. Ha desmantelado la Biblioteca de Bagdad, que era la de la civilización que dice defender. Para esas situaciones existe el verbo devastar: «Destruir un territorio, arrasando sus edificios y asolando sus campos. 2. destruir (ǁ reducir a pe-dazos o a cenizas)», según el Diccionario de la Real.
Nicolás también ha diagnosticado que el Imperio «ha entrado en fase de locura». Lo que ha causado en esos países y amenaza con acarrear a otros, Irán, Venezuela…, es de gente loca. Furiosa. Ahora bien, una pobre persona frenética no hace tanto daño y es fácilmente controlable. Pero dale flotas, bombarderos, bases militares, bombas atómicas, medios de comunicación…
Da escalofrío y repugnancia constatar que hay compatriotas que se afanan día y noche por conseguir eso para Venezuela…

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