Mis libros... mis botas y mi fusil
Gilberto Perdomo
Camaradas, colegas profesores, estudiantes, empleados y obreros de nuestra gloriosa y sempiterna alma mater universitaria. Tanto he amado a mi casa del saber, la casa que vence las sombras, que sería absurdo que alguien pensase que mi corazón pueda incubar odio o resentimiento en contra de quienes aquí siempre hemos hecho vida. Mi amor por nuestra gente universitaria solo es comparable al amor que siento por mi pueblo, por encima de mi amor personal o familiar: amor de patria, solidario y revolucionario, como debe ser para quienes abrazamos la causa del conocimiento y del saber.
He venido trabajando fuertemente por la causa de liberación de nuestro pueblo, de los pueblos del mundo. He abrazado la causa cristiana, la causa bolivariana, con el mismo fervor que me uní a la lucha por el socialismo hace cincuenta y tres años. Militante de las fuerzas revolucionarias desde mis escasos trece años de edad y nunca he sentido un ápice de encono por abandonarla aún a pesar de tantas amarguras que me ha tocado vencer. Carencias y limitaciones económicas y sociales, persecución e injurias de parte de los gobiernos pro imperialistas, y muerte de muchos de mis camaradas combatientes con quienes hice causa y sigo en ella. Ni las cárceles ni la ignominia contra mi y mis familiares han mellado mi voluntad férrea por derrotar el capitalismo, el maldito capitalismo que horada nuestra fe espiritual y nos somete apropiándose de nuestra fuerza de trabajo y conocimiento. Sólo mi fortaleza ideológica marxista, mi fe en la guía espiritual de nuestro Señor Jesucristo, la inspiración de Ernesto Ché Guevara y ahora las luces del faro Hugo R. Chávez F., como hijo de la causa bolivariana, me hacen llamaros mediante esta carta a la razón, a la causa por la patria, a la causa por completar la obra de Simón Bilívara.
Sé que hemos cometido demasiados errores dirigiendo este proceso, pero puedo jurar que aún y con nuestras debilidades y limitaciones interpretando y entendiendo el sentimiento del pueblo, nuestra causa ha sido justa y honrada, y estamos comprometidos, a costas de nuestras vidas, a daros la libertad y la felicidad que nuestro Libertador soñó, junto a tantos próceres americanos que vibran en nuestra mente y corazón y que nos hacen hervir ante la ignominia y las injusticias. Quizá no esté muy cerca nuestro objetivo, pero hemos conquistado tanto espacio que no lo vamos a perder y que lo compartiremos con todos por siempre. Las conquistas han sido copiosas y los éxitos se cuentan por doquier, pero aún falta mucho, sobre todo lo relacionado con nuestra disciplina revolucionaria en lo atinente a perfeccionar nuestros método y esfuerzos y a comprender a nuestro “enemigo” que vive las misma penurias que nosotros pero que se resisten a cambiar su forma de pensar y por ver las cosas con espíritu de cambios revolucionarios. A ellos me dirijo con amor y con pasión de combatiente, como cristiano comunista que siempre he sido, y también a muchos camaradas que militan en las filas del “chavismo” pero que desconocen la dialéctica de las contradicciones políticas que enfrentan a capitalistas y socialistas. Muchos no saben que las contradicciones emergen de la lucha de clases, clases sociales que siempre han existido diametralmente opuestas y que hoy, Hugo Chávez, colocó sobre el quehacer diario de nuestro pueblo. Esta lucha no debe dividir a quienes sufrimos la explotación y la penetración cultural del imperio norteamericano y europeo, los que siempre nos han sometido; esta lucha es para abrir los ojos y cerrar filas contra la burguesía y contra la derecha reaccionaria que hace de nuestra vida imposible en armonía y en paz.
Yo os canto el himno de la internacional y os rezo nuestro padre nuestro, pero no para obnubilar vuestra conciencia, sino para encender vuestra alma. Ahora estamos confrontando la estrategia imperialista atroz que nos acecha, que nos quiere ahogar en sangre con una guerra civil y lavarse las manos para apoderarse de nuestras riquezas. Nadie debe hacerse ilusiones que saldremos ilesos de una confrontación, sería ingenuo que algunos piensen así. Por ello, la Universidad, que es mi caso ahora, debe cerrar filas, sobre todo tanta gente que ama la patria y se mantiene al margen, y hasta confundido con la diatriba diaria en que nos ha sumido el imperialismo y la burguesía internacional con la escasez de alimentos, los incrementos de los precios, la especulación, los asesinatos programados por cuadros paramilitares, sabotaje eléctrico y atentados administrativos de toda índole. Yo me uno a tantos que se quejan de nuestro gobierno, de nuestras muestras de incompetencia en algunas decisiones gubernamentales. Pero jamás traicionaré mi patria, mi pueblo; siempre estaré rodilla en tierra, disparando contra las injusticias y luchando por que nuestro sueño libertador se cumpla con justicia y razón. Quienes se mantiene abyectos al sistema capitalista, al pasado burgués de disparen primero y averigüen después, a ellos y ellas no les maldigo, les llamo a la cordura, a la razón patriota, pero les advierto que el daño que nos puedan causar con su actitud agresiva y degradante no les merecerá perdón ni en la tierra ni en el cielo. Si nos hacéis vuestros enemigos y nos agredís no esperéis que os respondamos con “pañuelos” Nos tendréis de frente y unidos, como uno solo y una sola. La masacre de Pinochet contra el pueblo chileno no debe serviros de ejemplo. Por eso os llamo a la paz y a la cordura.
En este momento nos disputamos la presidencia de la república bolivariana, la nuestra, pero la marcada tendencia a favor de los seguidores de Chávez ha abierto la “vena artera” de la satrapía que ha sido desplazada del gobierno por el pueblo revolucionario y sabido por ellos y ellas, la derecha y la ultraderecha venezolana, que seis años más sin el control de la economía nacional serán el sepulcro de sus añoranzas.
La oligarquía MERITOCRÁTICA sabe que en la medida que sigamos formando profesionales al margen de la escolástica universitaria anacrónica, sus posibilidades de recuperar el gobierno, y el poder, se les harán más cuesta arriba. Muchos médicos, ingenieros, docentes, técnicos, artesanos, poetas, músicos, escritores, deportistas... de todo, van a pulular la administración pública y la vida profesional nacional, y esta gente, la nueva gente, el hombre y la mujer nueva, lleva hoy la conciencia ciudadana, patriótica y revolucionaria, aparte del conocimiento y los saberes populares, y nunca más permitirán que se les trate como esclavos ni como sirvientes, y si nuestro esfuerzo consolida habrá cada vez más gente desalienada y desprejuiciada, lo que se traduce en el preámbulo al socialismo verdadero. La lucha ideológica cobrará más fuerza y el número de combatientes desbordará inpensablemente hasta los partidos políticos de la izquierda.
La derecha sabe que en este momento el espíritu chavista es demoledor y cual torniquete detendrá la hemorragia a que nos ha sometido el imperialismo y sus lacayos y lacayas nacionales.
Para la derecha es un riesgo que puede significar su muerte definitiva, por ello sus intenciones de desconocer al árbitro electoral y de agredir mintiendo a diestra y siniestra. Así que, camaradas y amigos, no podemos optar entre vencer o morir, necesitamos vencer, razón por la cual os pido nos agrupemos y dediquemos estos días de lleno al combate, para que el enemigo sienta y vea que hacernos invisibles intencionalmente puede ser su derrota más desastrosa. No podemos descansar y debemos jugárnosla con todos los hierros, siempre pensando en la igualdad, la equidad y la libertad, para emanciparnos definitivamente y combatir al capitalismo en todas sus manifestaciones.
Profesores doctos que hoy están a la zaga ha llegado el momento de dar la cara y ocupar nuestros puestos, y después del triunfo del hijo de Chávez debemos convertirnos en adalides en el combate contra las desviaciones y pretensiones de muchos y muchas chavistas que han venido utilizando al psuv, y otros partidos de gobierno como trampolín para cometer fechorías en nombre de nuestro sacrificio revolucionario. Muchas personas nos odian y nos atacan porque sienten que somos unos alcahuetas al no combatir estos vicios, los cuales terminan arrollándonos y alejándonos de la realidad que vive nuestro pueblo. Para muestra un botón, nuestra seguridad social en la Universidad está por el suelo, nuestro gremio es una comparsa de ineptos, nuestra directiva universitaria mediocre incuba la desidia y el desdén académico administrativo curricular, creando el vacío que justifica al gobierno para desconocer nuestra cualidad como forjadores de conocimiento de punta y nuestra “vigencia” en el desarrollo de la patria..
No podemos permitir la continuidad de la Universidad enclaustrada en la edad media ni podemos permitir que irrumpa el academicismo como alternativa. Necesitamos una Universidad revolucionaria, de puertas abiertas al pueblo, una Universidad que interprete el sentimiento de quienes labran y forjan nuestro suelo. Ni academicismos ni anacronismo: revolución, constituyente universitaria ya, para “refundar” las bases, las bases de nuestro futuro académico revolucionario. Camaradas, esto es patria o muerte; que comprendan nuestros adversarios que este proyectos es tan de ellos y ellas como de nosotros, pero no pueden vernos blandengues o ambiguos. Luchar hasta vencer.
Como habéis visto, he hablado en forma personal algunas veces, lo hago para no comprometer a otras personas porque talvez no comparten mi opinión, pero he sido taxativo en principio y fin, de manera que me someto a vuestra crítica pero os llamo a la reflexión verdadera, a la unión y a la lucha por la libertad universitaria y popular.
Voy a mencionar, para finalizar, una frase de “Agustín de Hipona” el Agustín católico que retorció las bases del mensaje de Cristo y las escrituras sagradas para adaptarlas a los caprichos del emperador romano, con el fin de asirse del poder y someter a quienes les criticaban la opulencia de las jerarquías católica (obispos, cardenales, papas, etc...) En uno de sus escritos “brillantes” él escribió:
…Las ideas humanas de equidad son como rocío en el desierto. El sufrimiento humano, merecido o no, era consecuencia de la cólera de Dios. Para los mortales, esta vida es la ira de Dios. El mundo es un infierno en pequeña escala... el hombre sencillamente debe aprender a aceptar el sufrimiento y la injusticia. Tampoco podía hacer nada para evitarlo.... (y sigue por ahí para allá)
Esto lo escribió san Agustín para adaptar la iglesia católica al imperio romano. Que asco, pero que fortaleza le dio a la jerarquía eclesiástica y a los poderosos, a los dueños de los esclavos y del poder. 1600 años después siguen siendo poder y contra eso es que luchamos. Imagínate lo difícil que resulta.
Pero como todo 11 tiene su trece, voy a colocar la respuesta de su contendor. Pelagio.
Pelagio escribió a una devota suya y cristiana, convertida luego, llamada Demetrias, lo siguiente:
...Imputamos al Dios del conocimiento la culpabilidad de una doble ignorancia; no saber lo que ha hecho, y no saber lo que ha ordenado. Como si, olvidado de la fragilidad humana, que Él determinó, hubiese impuesto a los hombres mandamientos que ellos no pueden afrontar... de manera que Dios parece haber buscado o no tanto nuestra salvación como nuestro castigo... Nadie conoce mejor la medida de nuestra fuerza que quien nos dio nuestra fuerza; y nadie tiene mejor entendimiento de lo que está al alcance de nuestro poder que quien nos dotó con los recursos mismos de nuestro poder. Él no quiso mandar nada que fuese imposible, porque es justo, y no condenará a un 'hombre' por lo que éste no pudo evitar, porque es santo.
Camaradas todos, colegas universitarios, rodilla en tierra, unamos esfuerzos y hagamos un frente patriótico de cara a la constituyente universitaria, a la nueva Universidad, la que sí va a contribuir con este esfuerzo denodado que ha desplegado nuestro pueblo dispuesto a emanciparse. Redoblemos el paso y depongamos nuestra actitud petulante para afrontar tantas amenazas que no distinguen entre chavistas o no chavistas.
El domingo 14 de abril 2013 abre la nueva Venezuela, continuemos con la misión visionaria que nos corresponde como intelectuales formados y empoderados de conocimiento y sabiduría.
Un abrazo y mis respetos a todos.
Dr. Gilberto Perdomo, Ph.D.
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