martes, 9 de septiembre de 2014

Las guerras posmodernas en Venezuela: el caso Barinas

Posterior a la invasión a Irak en marzo de 2003, y a los negativos resultados en términos de opinión pública para la política del eje Washington-Londres-Tel Aviv, comenzó a desarrollarse contra los países periféricos al orden mundial una modalidad de guerra de dominación a través del uso de fuerzas irregulares.


Tipificación del fenómeno

Las llamadas guerras posmodernas, o conflictos de Quinta Generación vinieron a ser entonces escenarios donde grupos irregulares o de crimen organizado, generalmente asociados a alguna doctrina religiosa, se hacen del recurso estratégico de un país en desarrollo coincidiendo con una reciente crisis de gobernabilidad –crisis generalmente generada por laboratorios mediáticos de control social de CIA, Mossad, MI6– para controlar una territorialidad y los usos y modos económicos de la región, estableciendo fenómenos paraestatales que devengan en Estados fallidos, escenarios de intervención internacional y un subsecuente oradaje de la legitimidad y dominio del territorio de dicho Estado-nación.

Cabe destacar que estos escenarios –confirmados en Yugoslavia, Libia, Siria, Somalia, México, Nigeria y por supuesto Afganistan– forman parte de la nueva doctrina de dominación política y militar del Gobierno de EEUU, que tiene como modalidad el Estado de Guerra Permanente, un panorama con múltiples conflictos de bajísima intensidad pero con una muy frágil gobernabilidad en el ámbito local que requieren de una constante presencia de fuerzas imperiales (US Navy, OTAN, Cascos Azules) en el rol de los eternos vigilantes.

Caracterización del fenómeno: Barinas

En el caso de Venezuela, dichos factores del crimen y la guerra trasnacional (paracos, boliches, narcos, guerrillos, pranes) se han decantado por el contrabando de bienes y servicios como modalidad de control de rubros estratégicos.
Esta decisión viene apalancada en el hecho de que el Estado Bolivariano si bien controla la producción petrolera y las áreas de desarrollo de la misma, no tiene la hegemonía de la producción de rubros alimenticios de primera necesidad así como de las manufacturas, cadenas de distribución de combustibles y sistema de puesta a la venta de todos los antes mencionados.

En ese mismo sentido, estos actores regionales de la guerra de dominación aprovecharon la guerra económica adelantada por los sectores capitalistas del país contra la Revolución Bolivariana para establecer figuras económicas paraestatales a través de la economía informal, un sistema invisible que escapa al control del Estado pero que se incubó durante más de una década y que ahora da sus primeros y perversos frutos. Allí hacen su aparición magistral figuras como: el bachaquero, el prestidiario, el usurero, el mototaxi y por sobre todos el capo.

Antes de continuar, y a manera de nota al margen, con el desarrollo del fenómeno –que lleva años de expansión y penetración transnacional en Venezuela– hay que destacar que la reciente explosión del contrabando no corresponde a un fenómeno aleatorio y mucho menos transitorio, sino que es producto de una estrategia de infiltración y de dominación magistralmente orquestada y que tiene en Barinas su eje fundamental; no sólo por su definición como estado fronterizo (erróneamente suele pensarse en esta región como llanera, cuando su eje productivo y poblacional apunta a los Andes y la frontera colombiana) sino por su importancia política y económica, así como su fácil acceso terrestre a los grandes centros poblados.

En el caso de Barinas, y específicamente al correaje del pie de monte comprendido por los municipios Andres Eloy Blanco, Zamora, Sucre y Pedraza, esta penetración se viene manifestando por los siguientes actores:
La reciente explosión del contrabando no corresponde a un fenómeno aleatorio y mucho menos transitorio, sino que es producto de una estrategia de infiltración y de dominación magistralmente orquestada
Iglesias evangélicas: Amplios recaudadores de dinero y formas de lavado. Identificadas con imaginario sionista, usando estrella de David y el discurso del Pueblo Elegido en su prédica. De fuerte presencia física en toda la región. Sus líderes se identifican con pastores del vecino país.

Emisoras de radio colombianas: Por ser una amplia zona rural es el medio de más penetración, el mensaje bien evangélico o laico es transculturizador y antibolivariano, así como legitimador de los antivalores y matrices de información de estos nefastos factores.

Usureros o prestidiarios: Operadores locales del sistema económico. Se manejan con dinero en efectivo y controlan el contrabando de gasolina a Colombia, los puestos de buhoneros, los grupos de mototaxistas, la prostitución, el bachaqueo, las licorerías y todo modo de producción de servicios que sea susceptible de hacerse ilegal y que implique puesta en venta al detal. Constituyen el nervio del sistema.

Comercios de ropa íntima, maquilas de pantalones bluyines, contrabando de línea blanca:Dispositivos de colocación de personal y lavado de dinero, además de movilizar contactos y dinero en efectivo. Son enormes fachadas para todos los demás negocios así como perfectas cajas chicas para eventuales movimientos.

Grupos de motorizados: Constituyen el ejercito y las unidades móviles de este sistema. Realizan cobranzas, transporte y ejecuciones, de ser necesario. Administran la ley de estos sistemas. Se esconden tras la fachada de servicios de taxis.

Capos alquiladores: El novísimo fenómeno de alquiler de fincas por parte de capos colombianos ha venido convirtiendo al estado Barinas en base de operaciones de este sistema. Con la complicidad de autoridades locales (militares, diputados, alcaldes) los señores de la guerra controlan desde estos espacios apartados todo una compleja arquitectura del dinero, crimen, control social y desestabilización, que tiene sus puntos de fuga en Cúcuta y que teje sus redes con efectividad hasta Barquisimeto, Valencia y Maracay.

Punto de quiebre

No es casual que sea el estado fronterizo de Barinas el elegido para la puesta en marcha de esta ofensiva de quiebre del Estado-nación. Por su producción de riqueza, así como una histórica cultura del contrabando, esta región es caldo de cultivo para dicho fenómeno.
Además si se tiene en cuenta que el estado aparenta ser un "territorio controlado" por las fuerzas bolivarianas, Barinas representa el espacio ideal para el desarrollo de un territorio forajido en el largo plazo y la puesta en marcha de una eventual guerra posmoderna, tomando en cuenta su Frente Sur, donde actualmente los grupos irregulares colombianos se disputan el control del territorio y la ulterior plusvalía del uso del mismo.

La penetración económica viene de la mano con la ideológica, y más adelante la territorial. No están dadas las condiciones aún para el desarrollo de una masa crítica de conflicto en la región. Siempre y cuando se tomen los severos correctivos que esa alarmante situación requiere. Amat Victoria Curam.

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