sábado, 12 de octubre de 2013

DÍA DE LA RESISTENCIA INDIGENA

 Conmemorar el Día de la Resistencia Indígena el 12 de octubre, no es un acto anti-español. Con la raíz étnica que se reconoce hispana, para identificar a los pueblos del actual Estado español, nos sentimos los cubanos y latinoamericanos íntimamente vinculados.
 En medio milenio de colonia, de la Europa ibérica no solo llegaron los genocidas soldados de fortuna que masacraron y robaron a los pueblos originarios, y la plaga de comerciantes, jerarcas eclesiásticos, funcionarios monárquicos y burócratas ladrones que se enriquecieron con las relaciones colonialistas de explotación. También arribaron sujetos portadores de todo lo progresivo y laborioso que latía en los pueblos del Viejo Continente: intelectuales, maestros y artistas, hombres y mujeres de bien -no pocos sacerdotes y religiosas que como el padre Bartolomé de La Casas, dieron su aporte de entrega humanista y sabiduría-, campesinos y artesanos humildes, que hicieron de estas tierras su nuevo hogar, y con ello las convirtieron en el escenario de sus amores, pasiones, resistencias y luchas [14].
 El encuentro de culturas se dio definitivamente en la sociedad colonial de los siglos XVI y XVII, en la relación profunda con la España humilde, trabajadora, culta y popular, con las civilizaciones, culturas y naturaleza indoamericanas, con los negros esclavos y demás migrantes. La latinoamericanidad vista desde lo indoamericano, lo afroamericano y lo hispano, integra las principales raíces que fundamentan nuestra identidad nacional y regional.
 Frente a la España feudalizante, del egoísmo monárquico, frente al anti héroe del pillaje, siempre estuvo -latente una veces, explícita otras- la España antifeudal y antimonárquica: junto al héroe del trabajo honrado y la cultura, no faltaron los que, sin titubear, se incorporaron en el siglo XIX, a la causa de la independencia nacional.
 Desde la ética y la ideología de la Revolución
 La decodificación en clave de emancipación y dignificación humana, nos califica y cualifica el hacer y lo por hacer de la historiografía revolucionaria. De la mano de Martí procuremos privilegiar la historia real, y en vez de “descubrimiento” precisemos que se trató de una invasión. Que renunciemos a la neutralidad genérica del concepto viaje, y puntualicemos sobre las expediciones militares que organizó el Almirante invasor Cristóbal Colón. Así mismo debemos decodificar el mito fundador, y ratificar que no existió un “encuentro de civilizaciones y culturas”, sino un hecho de guerra de rapiña, de apropiación forzada y depredatoria del territorio y sus recursos naturales y humanos, que devino en genocidio y etnocidio.
 Precisamente la afirmación sobre la extinción y/o desaparición de los aborígenes cubanos, y los apasionantes debates que sobre esta problemática se pueden sostener, tienen como incuestionable realidad histórica, la criminalidad genocida de los conquistadores europeos. También somos herederos de ese mundo colonial de injusticias y explotación que forjaron los hombres que simboliza el Almirante Cristóbal Colón. De lo que se trata es de saber a qué herencia renunciamos y cual reivindicamos.
 Es necesario reconocer la impronta de las personalidades en la Historia, y para quienes trabajamos por un mundo mejor, resulta de particular interés estudiar el universo ético de los sujetos de y en la historia. Cristóbal Colón, sus capitanes y continuadores, fueron audaces e inteligentes soldados, líderes con la capacidad de fundar un nuevo orden de explotación colonialista en esta parte del planeta, que a su vez impactó y reconfiguró el mundo de entonces. En interés de ese orden desataron nuevas fuerzas productivas, fundaron villas, construyeron iglesias y conventos, importaron bienes y tecnología. Jugó un papel fundamental la ambición de victoria y riquezas que movía a aquellos hombres: Son los héroes de la acumulación originaria del capital, anti-héroes frente al humanismo y la dignificación humana.
 Nuestros caciques e indígenas rebeldes, también fueron audaces e inteligentes soldados, líderes con capacidad de resistencia, que además de aprestarse a derrotar la tecnología y la experiencia militar de los invasores, tuvieron que vencer sus propios temores y limitaciones cosmovisivas, que si fueron malévolamente utilizadas por los europeos para aumentar su ventaja. Estos primeros rebeldes de América fueron héroes de los derechos humanos, de la emancipación.
 Las interesantes polémicas acerca de la llegada por uno u otro puerto oriental, del Almirante invasor Cristóbal Colón, no puede dejar de significar para todos los implicados, que el 28 de octubre de 1492, marcó el acto militar de la ocupación del territorio poblado por nuestros antepasados aborígenes, y en tanto, de la imposición de la lógica egoísta del sistema de dominación del colonialismo europeo.

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