Manifestaciones en Italia y Portugal contra las políticas de austeridad
Miles de personas han salido a la calle en Italia y en Portugal contra la austeridad y las cicatrices de la crisis, como la precariedad laboral. Pero aunque el motivo —el principio— de la protesta fuera común, el final fue muy distinto. En Portugal, acabadas las movilizaciones en las principales ciudades, los manifestantes se marcharon pacíficamente. En Roma, en cambio, la protesta acabó en disturbios.
En Italia, la única duda era a qué hora iban a empezar los grandes disturbios. Durante las horas anteriores a la manifestación contra la austeridad convocada en Roma por diversos colectivos antisistema, la policía italiana se incautó de gases lacrimógenos, petardos, pasamontañas, extintores, un buen arsenal de los típicos adoquines romanos —sampietrini— y toda la quincalla típica de la guerrilla urbana. Y finalmente fue a las 17.40, en el momento en que la marcha pasaba por delante del Ministerio de Economía, cuando un grupo de encapuchados lanzó varios petardos a los furgones de la Guardia de Finanza, que respondió con una carga. A partir de ahí, los disturbios llegaron a varias zonas de la ciudad.
La manifestación, abierta por una gran pancarta que rezaba “Contra la precariedad y la austeridad organizamos nuestra rabia”, estaba convocada por los grupos que luchan contra el tren de alta velocidad (TAV) o la Expo de Milán en 2015 junto a colectivos de anarquistas, inmigrantes o universitarios. A pesar del despliegue de más de 4.000 policías, grupos de encapuchados lograron lanzar petardos y botellas incendiarias contra varios ministerios, la embajada de Alemania, sucursales bancarias y la sede de Trenitalia. También pintaron una estatua de Juan Pablo II junto a la estación de Termini. El blindaje preventivo de la ciudad se saldó con la detención y expulsión el viernes de cinco anarquistas franceses. Según la policía, se trataba de “profesionales de la violencia” que venían dispuestos a “provocar actos de guerrilla urbana”.
La manifestación, que según los organizadores reunió a 70.000 personas y según las autoridades a 30.000, también contó con el apoyo del grupo Anonymous, que logró bloquear varias páginas webs, entre ellas las del Ministerio de Infraestructura y la del Corriere della Sera.
En Portugal, en cambio, marchas convocadas por el principal sindicato del país acabaron sin violencia. Tras un verano pacífico y resignado, la presentación esta semana del nuevo presupuesto del Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho sirvió de estímulo para la protesta. Miles de personas se concentraron en las principales ciudades portugueses clamando contras las rebajas de pensiones y sueldos para los funcionarios para todos los funcionarios que ganen más de 600 euros (entre el 2,5% y el 12%).
“Este presupuesto incorpora un nuevo paquete de medidas de empobrecimiento y explotación”, atacó el secretario general del sindicato convocante, Arménio Carlos, que anunció que la protesta va a continuar con una concentración para el próximo 1 de noviembre frente al Parlamento, mientras se discute el controvertido presupuesto.
Los asistentes a la manifestación se quejaron, sobre todo, de la progresiva e incesante pérdida progresiva de derechos adquiridos a lo largo de los últimos años, de la progresiva depauperación de la vida cotidiana a base de impuestos altos, servicios públicos caros y sueldos menguantes. Abundaban los carteles aludiendo a la Revolución de Abril y los que reclamaban la dimisión del actual Gobierno y del Presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.
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