lunes, 23 de septiembre de 2013

EL MISMO DOLOR…LA MISMA RABIA.
               Alexis Miguel Romero Salazar/Carlitos                                      
EL MISMO DOLOR Y  LA MISMA RABIA de hace cuarenta y un años. Por nuestro jovencísimo camarada del barrio “El Manicomio” de Caracas  que mostró de cual material estaba hecho en la jornada organizada por el Comité Estudiantil por los Derechos Humanos, que coordinamos. En el estadio universitario, en pleno juego, bajó a la pared del centerfil para pintar la consigna por la libertad de los presos políticos. Igual a la que una semana después quedó inconclusa en la esquina de Morena Clara cuando el policía criminal le disparó a quemaropa en la frente; era Alexander Alzolay, que andaba cumpliendo su tarea con Bernardo y Edgar, su hermano, de “campanero”. 
EL MISMO DOLOR Y LA MISMA RABIA de hace treinta y siete años. Por el consecuente, el organizador, el solidario; el que vino de los campos de Carora; el joven que se hizo maestro y llegó a Caracas para ser dirigente estudiantil y aceptó ponerse al frente del gran reto de la construcción de un movimiento político vinculado a las luchas del pueblo. El que nos orientó en el fortalecimiento de nuestra organización de educación media CERO de Caracas cuando estábamos en la casa de El Caribe en Catia y el que vino siempre a acompañarnos a Guayana en la lucha por la conformación de nuestros primeros núcleos obreros de Sidor, de Alcasa, de la Orinoco Minig y en la Iron Mines. Era Jorge Rodríguez cumpliendo la tarea que fue interrumpida por los esbirros que le asesinaron  desprendiéndole los órganos.
EL MISMO DOLOR Y LA MISMA RABIA de hace treinta y cuatro años. Por el chamo que llegó de Maturín a inscribirse en la escuela de sociología de la UCV y sembró la organización vecinal en San Agustín del Norte con su compromiso, disposición y método. El militante disciplinado con quien fuimos a la lucha callejera en las jornadas por el voto nulo y por la desaparición de Noel Rodríguez y con quien compartimos el primer Comité Regional de la naciente Liga Socialista en Caracas.  Era “El Filosofo” Carlos Wilfredo García, a quien fusiló el enemigo en Guayana junto a José Aquino Carpio, después de sorprenderlos cumpliendo la tarea encomendada.
EL MISMO DOLOR Y LA MISMA RABIA de hace veintisiete años. Por el liceísta de Soro, pueblito de la Península de Paria, que en Caracas conoció al querido Douglas Carrasco, quien nos pasó el contacto para que los integráramos en lo que por poco tiempo conocimos como LDPS. El joven más flaco que uno, con quien en compañía de Guicho, su hermano, organizamos el Comité de los Flores de Catia para repartir propaganda entre los obreros de la zona –una vez cayeron presos-; Cuando nos enviaron para la zona del hierro lo pusieron al frente del CERO.  Era “El Pecas” Ronald Morao, quien fue asesinado en la masacre de Yumare, tratando de cumplir la que creía era su tarea.
EL MISMO DOLOR Y LA MISMA RABIA DE HOY. Por el compañero que graduado de técnico en Puerto La Cruz se fue a Guayana a trabajar en Sidor donde Vicente Gómez lo incorporó a la Liga Socialista y lo llevó a la casa regional en el “Roble por dentro” para que lo organizáramos en nuestro primer núcleo obrero coordinador del trabajo en esa gran fábrica, junto a Hilario Diaz el propio Vicente.
En el primer tiempo, allí compartió la movilización cotidiana con los otros comités: el Regional, educación media, la comisión de propaganda, del Magisterio; con los otros camaradas trabajadores de la Iron, Mines y de la Orinoco Minig; con los compañeros de las otras actividades. Distinguiéndose del carácter “volao” de nuestro colectivo: era el camarada de la serenidad, reflexivo y con sentido de pertenencia a la organización y con conciencia de clase; por ello en poco tiempo pasó a ser fundamental orientador de la labor revolucionaria en Sidor, en Alcasa, en la Ferrominera y en el Gurí. Comenzó su trabajo de captación de obreros para la organización y sus opiniones fueron demasiado valiosas, contando con el respeto de los militantes de todos los frentes de trabajo –obrero, de barrio, estudiantil, magisterial, etc.- Y de quienes estuvieron temporalmente como “refuerzos” en la zona.
Cada día fue más solidario y desprendido; su casa en la 145 de San Félix, fue el refugio permanente de varios compañeros y su mesa compartida por infinidad de trabajadores.  Sé que posteriormente en el fragor de la lucha la mafia sindical y gubernamental adecocopeyana lo expulsó de Sidor y lo colocó para siempre en la “lista Negra” y no lo doblegó ninguna penuria, ni represión. Era “”Capablanca”, Cayito, OMAR GUARARIMA quien ayer cayó asesinado, porque mantuvo el combate hasta lo último, cumpliendo siempre la tarea.
ES EL MISMO DOLOR Y LA MISMA RABIA... Porque es el mismo dedo que jala el gatillo con igual saña y sadismo.
La nuestra es la misma tarea. DEMOSTREMOS QUE ESTAMOS HECHOS DE IGUAL MATERIAL 
¡VIVA OMAR GUARARIMA, NO JODA!

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