Leopoldo López, el Ken venezolano
FEDERICO
RUIZ TIRADO
El niño bien que se cree predestinado
a ser Presidente, el papaupa de la oposición, el alma gemela política de HCR
pero con ambiciones peor disimuladas, tiene su currículo imperial.
Siempre quiso ser famoso. Y vaya que lo
ha sido, obedeciendo al manual de sus teachers en New Jersey, antes de estudiar
economía en la Kenyon College, en Ohio, no precisamente el alma mater del
imperio, como para recordar su condición subimperial.
Si Irene fue la Barbie de la política,
él sería un Ken, en todo el sentido político y cultural gringo, diseñado como
el político de moda: seudopolémico, proactivo, deportista, eficiente y
“progresista”. Mediático y mediocrático, un simulador de gestión, “nuestro
hombre en Caracas” –dicen en Washington.
Si uno quiere entender cómo es que LL
no sólo es made in USA sino hasta dónde llega su condición de ficha, veamos dónde
hizo su maestría: en la Kennedy School of Government (KSG), Harvard, que cuenta
en su alumnado figuras como Samantha Power, embajadora gringa en la ONU,
promotora de la intervención de la OTAN en Libia y enemiga de Cuba y Venezuela,
Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU y Robert Zoelick, ex presidente del
Banco Mundial,
La KSG forma a las figuras que luego
agenciarán instancias de control global, aquellas que en la lógica
conspiranóica proyectan al gobierno mundial, que están detrás del neoliberalismo
globalizado y modelan el totalitarismo financierista de Wall Street, el
complejo militar-industrial y las firmas petroleras. De ahí salen los
directivos del Banco Mundial, del FMI, la ONU, Goldman Sachs, bufetes y bancos importantes
y la industria armamentista.
Por eso llegó con su diploma de Harvard
a la Pdvsa de Giusti: a rematar la tarea de dar vía libre y total a los gringos
para el petróleo venezolano. Era la tarea de su generación.
Pero llegó el comandante y mandó a
parar.
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