CHAVEZ Y PLEJANOV
Federico Ruiz Tirado
La biblioteca de la ilusión, el saber y
el combate: apresurando el paso de los años y las lagunas de la memoria
fragmentada, defino así aquel recinto poblado de libros, piedras herradas,
siderales, aperos de explorador lunático, avíos embriagadores (tabaco en pasta,
aguardiente de caña), un catre y un chinchorro para el descanso de aquel hombre
que permanecía horas tecleando en una olivetti sus memorias y las de las
guerras de su vida.
Mi padre, Ruiz Guevara, permaneció
muchos años confinado, torturado y perseguido por las policías dictatoriales de
Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. Por comunista y cimarrón,
como José Vicente Abreu y muchos de su generación.
La primera vez que Hugo Chávez, “Huguito”,
como le decía su Madre Elena, entró allí, cabalgó sobre el lomo viviente de la
misma leyenda que había escuchado antes, en Sabaneta, pero esta vez más
fantástica, albergada en esas cuatro paredes y sostenidas por las obras
completas de todos los relatos marxistas, excepto Trotsky, especie de “renegado”
en la biblioteca de mi casa, que ni siquiera la acendrada ortodoxia de papá le
impidió decir de él alguna vez: “fue un hombre de un gran corazón”.
Los pasos de Maisanta y Zamora, sus
charnelas y sus pólvoras estaban allí intactos, custodiados por los ojos
eternos de Simón Bolívar.
Hugo y papá hablaron horas, días y años
de la conciencia emancipadora que tanto estudió Plejanov, la revolucionaria,
donde quiera que estuviera el sujeto, el guerrero, cualquiera sea su
padecimiento físico y metafísico.
El papel del hombre en la historia de
Plejanov, ese libro que Hugo “le quitó prestado” a mi Padre y que mencionó
mucho, como en la entrevista de Adelaida Guevara, la hija del Che, representa la búsqueda incesante del Chávez
adolescente. Plajanov abandonó el formalismo de su condición militar para
entregarse a la lucha revolucionaria rusa con pasión y con el objetivo de
contribuir a la formación marxista de la clase campesina, se opuso al
terrorismo, organizó otros movimientos, se acercó y compartió con Lenin sus
tesis fundamentales hasta el momento de considerar que la opción estaba en el
ámbito de la socialdemocracia. Muere en Finlandia.
Una vida intensa que aún deja por fuera
la pregunta¿Quién fue este ruso que recorrió la Revolución, su fulgor, sus
miserias, su construcción con plena conciencia y que apasionó tanto a Chávez?
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