domingo, 16 de febrero de 2014

16 de febrero: 
29 años de la siembra del Cantor del Pueblo, Alí Primera
Grinvictor Acosta
Hoy se conmemoran 29 años del fallecimiento del cantor del pueblo, Alí Primera. Alí murió en accidente de tránsito el 16 de febrero de 1985 en la autopista Valle- Coche, cuando se diría a su apartamento ubicado en la populosa zona del El Valle. Según el acta de defunción, Alí murió a las cuatro de la mañana del 16 de febrero de 1985 y la causa “politraumatismo”.

A las 09:30 a.m. del sábado 16 de febrero ya el cuerpo de Alí estaba en manos del pueblo en la plaza cubierta del rectorado de la UCV. De allí, fue llevado al Aula Magna, sitio de muchos de sus conciertos, donde fue velado (algunos diarios reseñan que fue llevado primero a la funeraria “La Protectora” de El Rosal, donde lo vistieron de blue Jean y camisa roja; luego al barrio “Marín” de San Agustín del Sur, lugar donde vivieron la mayoría de los integrantes del malogrado grupo Madera). Entresacando de los periódicos de la época, Alí debió haber sido velado en el Aula Magna hasta más o menos las 05:00 a.m. del domingo 17 de febrero y partir de esa hora lo trasladaron a Falcón. En muchos pueblos, entre Caracas y Punto Fijo, la gente se abalanzó a la camioneta y cientos de claveles rojos salieron de las manos del pueblo.

En Coro fue homenajeado por una multitud en el Ateneo, calle Federación, frente a la Plaza Bolívar (casualmente en este ateneo fue asesinado el padre de Alí 41 años antes, cuándo funcionaba allí el Cuartel de Policía), a las 4 de la tarde del domingo 17 y de allí directo al barrio “La Vela”, hoy barrio “Alí Primera”. Fueron panitas de todas partes a compartir, a sembrar a Alí.

El lunes 18 de febrero, desde el barrio “La Vela”, aproximadamente a las 09:30 a.m. partió la movilización con los restos de Alí hasta el cementerio de Punto Fijo, deteniéndose antes en la iglesia “Nuestra Señora de Fátima” de Caja de Agua. Durante la marcha se fueron sumando otras multitudes de pueblo y de artista populares: Doña Josefina de Molero, Lilia Vera, Los Guaraguaos, Grupo Ahora, Zobeyda La Muñequera y muchos, muchos artistas más, además de estudiantes de casi todas las universidades del país.

El tránsito vehicular prácticamente se detuvo en Punto Fijo. Los conductores agitaban pañuelos como gesto de admiración al cantor. La enorme multitud comprendió por si sola que no todos podían entrar al camposanto y tan sólo unas cuatro mil personas llegaron al sitio donde se sembraría un cuerpo y nacería un ejemplo, una inspiración: Alí Primera, Cantor del Pueblo.

Hay que recordar aquella obra magistral no tanto de intelecto como de convicción revolucionaria que fue el discurso de Fidel en el juicio que le hiciera la dictadura de Batista tras el asalto al cuartel Moncada, (discurso en defensa propia, tanto en lo jurídico como en lo político), y su célebre alusión al autor intelectual de la Revolución Cubana, que era para Fidel, el prócer José Martí. Y podríamos decir en Venezuela, que además del propio Bolívar, Rodríguez y Zamora, y antes que el Comandante Chávez, no hubo tanta influencia de alguien como Alí sobre el Pueblo Venezolano y Latinoamericano.

De modo que en nuestro tiempo, si hubiera que confesar algo, es que Alí Primera es uno de los autores intelectuales contemporáneos de la Revolución Bolivariana. Alí no es solo músico, no solo “cantor”, visto como un accesorio que arrastran tras de sí las grandes maquinarias y los grandes dirigentes. Alí fue a su vez un dirigente, un guía del horizonte bolivariano.

Alí denunció al capitalismo sin regodeos pero con la humildad del pueblo: “Será panfletaria, pero milito con ella, hasta cuando esa mariquera de canción dizque protesta y dejan bajo e la mesa, el meollo del problema…”.

Alí nos previno del engaño porque “la inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva. Lo salvará su conciencia y en eso me apuesto el alma”… Y nos previno contra el majunchismo: “No te dejes engañar cuando te hablen de progreso, porque tú te quedas flaco y ellos aumentan de peso”.

Alí llevó el mensaje profundamente antiimperialista porque “Contésteme tío Juan, no se me quede callado, conteste si no hay razón en que sigamos luchando, por echar de nuestra Patria al yanqui que nos la quita y al lacayo que lo tapa…”.

Alí revivió a Bolívar como lo hizo Chávez, en su esencia popular y revolucionaria o “no es verdad Simón Bolívar, que al hacer tu juramento histórico en Monte Sacro, jamás pensaste que tu brazo hoy estuviera cansado de tanto que se han guindado para escudarse en tu nombre…”.

Alí orientó el programa de la unidad popular, no con las grandes cúpulas, sino con toda la diversidad de nuestro pueblo por encima de las diferencias que no son antagónicas: “Busca al obrero en la fábrica (…) Busca al cura de parroquia, no busques al Cardenal (…)Busca al que labra la tierra (…) Busca al ciego de la calle. Dile que la lucha es larga, que hay que aligerar la carga”.

Alí creyó en el ser humano y en su sensibilidad más honesta: “Pido que nadie se asombre, si le digo Camarada, cuando le encuentre llorando, de rabia ante la injusticia, cuando le escuche cantando, al amor y a la alegría, cuando le sienta soldado del combate por la vida…”.

Alí vio al lunerito que son todos nuestros hijos y todas nuestras hijas porque “no hay como sentir un beso oloroso a golosina, es como llenar de impulsos el combate por la vida, es mecerse en un columpio, entre el bullicio y las risas, las palabras inventadas en sueños y fantasía…”

Alí nos dijo que había dos caminos porque “en mi pueblo lo hombres han tomado partido, algunos por la vida y otros contra ellos mismos, pero la tierra agreste, va pariendo el camino en que todos los pasos lleven un solo ritmo…”.

Por eso, este 16 de febrero, recordamos a Alí no en el obituario en que se recuerda a la gente muerta, si no en el lugar que ocupan todos los que “mueren por la vida”, en el lugar de la lucha cotidiana, del desprendimiento personal, de la profunda fe en el pueblo y en sus poderes creadores, en el rechazo a todo sectarismo y toda conciliación con la burguesía apátrida y esclavista, en el lugar de la poesía que es la madre de toda Revolución verdadera, que es la esencia de la teoría si es auténticamente revolucionaria. Alí somos todos los que luchan, Alí es aquel Chávez que en el 99’ con el triunfo del pueblo que aprobó la nueva Constitución, la Constitución Bolivariana, sacó su cuatro al Balcón del Pueblo y cantó: “Canta, Canta Compañero que tu voz será disparo, que con las manos del Pueblo no habrá canto desarmado”.

He ahí unos de los autores intelectuales de esta Revolución, señor Juez.

Oliver Rivas, para Prensa PSUV

Militante del PSUV, Colectivo Social SURCO


Comité Alí Primera UCV-Comunidad

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