Por: Luis Alberto Toro Ojeda
La patria colombiana, la hija de Bolívar está siendo ultrajada de la manera más vil, permitido tal ultraje por la clase dominante de ese país, arrodillada al imperialismo norteamericano y permitiendo que esta patria también de Bolívar sea utilizada para los oscuros fines del imperio en contra de la revolución bolivariana. Por su parte, la quinta columna enquistada en las estructuras de poder económico tanto de un lado como del otro se aglutinan en torno al proyecto imperial, cada vez se diluye con mayor fuerza la posición política de la oposición venezolana y terminan aceptando totalmente los planes imperiales, incluso, hasta el diseño de sus campañas publicitarias, llenas de mentiras, para presentarse ante el mundo como los títeres eficientes de un imperio ávido de conquistas, ávido de intervenciones y ávido por mantener el control de los países poseedores de materia prima, tal como lo es Venezuela.
Desde el mismo momento en que el presidente Chávez, como todo líder responsable, hace un llamado a prepararse para enfrentar cualquier agresión, la derecha venezolana y colombiana sirven de caja de resonancia de la visión imperial sobre el tema, total, Thomas Shannon ya señaló como "exagerada" la posición del gobierno socialista de Venezuela, que nos puede extrañar que repitan este discurso como loros los payasos opositores nuestros. Pero lo más insólito de la oposición venezolana es, que a pesar del rechazo del pueblo a sus posiciones entreguistas, pareciera que puertas adentro del sector opositor la competencia es dura por mostrarse entre los más arrastrados a la política imperial. La oposición ha perdido la capacidad de sindéresis y copia al calco el diseño de EEUU con increíble afán.
¿Quién le puede creer a la oposición su "discurso democrático" cuando sin ningún sonrojo apoya abiertamente a los golpistas de Honduras, pero dicen que defienden la democracia; quién les puede creer cuando apoyan las agresiones de la derecha colombiana contra el gobierno de nuestro país, quién les puede creer cuando apoyan la penetración de los paramilitares en Venezuela, lo aúpan y lo promueven, pero dicen que creen en la paz; quien les puede creer cuando apoyan indirectamente el narcotráfico al minimizar la batalla emprendida por el gobierno de Venezuela para golpear este flagelo; quien les puede creer cuando presentan como víctimas a quienes nos desangran con el contrabando de extracción?....¿Quien les puede creer?
Sin duda que en Latinoamérica y muy específicamente en nuestro país, el avance de los procesos definen a los pueblos y sus dirigentes; la derecha siempre apoyará a los imperios, siempre apoyará el robo de nuestras riquezas a cambio de su enriquecimiento personal en detrimento del pueblo y apoyará los gobiernos dictatoriales como el régimen golpista de Honduras, eso en el fondo sabemos que es así, sin embargo, en este caso particular lo atípico está en que el discurso de la derecha venezolana no tiene ni siquiera por disimulo una pizca de nacionalismo y autonomía, son capaces de todo para mantener la dominación, ni siquiera de ellos, sino del imperio.
El caso colombiano es doloroso, un narco estado, un presidente entregado al imperialismo y unas instituciones impotentes para defenderse; por su parte, los movimientos sociales y las guerrillas tienen en esta oportunidad un inmenso reto, luchar para rescatar la dignidad como pueblo, la soberanía y autonomía como nación. Ya las FARC han enviado un mensaje a las fuerzas militares, cuesta creer que nadie allí dentro se conmueva con esta forma tan vil de vender un país, cuesta creer que no exista en Colombia militares patriotas capaces de oponerse al acuerdo de la oligarquía de ese país con EEUU, ojala el llamado de las FARC tengan eco y que del seno de las Fuerzas Armadas colombianas surjan militares patriotas capaces de revertir esta situación, apoyándose en las aspiraciones de nuestros pueblos.
Lo que ocurre en Colombia no escapa al contexto de toda la región, sería ingenuo pensar que es algo aislado y que se trata de solo un mero acuerdo, el imperio pretende utilizar a Colombia estratégicamente para iniciar la más cruda represión contra los pueblos Latinoamericanos; claro, depende en gran medida de lo que ocurra en Venezuela. Para ningún revolucionario debe ser indiferente lo que ocurra en cualquier parte del mundo, siguiendo las enseñanzas de Ernesto Che Guevara, menos aún para los revolucionarios Latinoamericanos, el juego del imperio está claro, destruir la revolución bolivariana para que se produzca "el efecto dominó" que acabe con este hermoso proyecto cuyo epicentro está en la tierra de Bolívar y eso no lo podemos permitir.
El imperio gringo y el gobierno títere de Colombia intentará hacer ruido en la OEA y la ONU, con mentiras pretenderán sembrar en el mundo que Venezuela les amenaza, absurda tesis, las bases militares las instalan ellos, pero los agresores somos nosotros, absurdo por no decir estúpido; la derecha internacional con su poder mediático pretenderá generar esas matrices de opinión, matriz que con la sola aplicación de la lógica será derrumbada, no obstante, el imperio intentará generarla, desde ya es parte de los grandes titulares de la prensa burguesa nacional e internacional.
Habría que estar de “fin de semana en la luna” para no comprender la vil maniobra imperial: presentar a Venezuela como la agresora, convertir el derecho soberano que tenemos de defendernos ante la agresión como "una amenaza", estos días lo intentarán hacer. Sabemos de la capacidad de nuestra diplomacia, no pocas derrotas diplomáticas le hemos dado, con la fuerza de la verdad, al imperio con todo y su poderío le hemos derrotado, sin embargo, en estos escenarios el imperio también se expone, se expone porque pudiera ser el inicio de un gran movimiento internacional, con repercusiones internas en Colombia que dé al traste con todos estos malévolos planes. La conspiración del imperio desde Colombia contra Venezuela es permanente, el centro de la conspiración contra Venezuela ya no es Miami, está cerca, aquí mismo en Colombia. No les extrañe la presencia en ese país de personajes de la calaña de Henry López Sisco, aunque dicen que está en Costa Rica, pero no les extrañe su presencia en Colombia y eso nos deja claro un mensaje: intentarán generar la violencia en la frontera para justificar acciones de mayor calado.
En lo que respecta a la oposición venezolana, dentro de esta no queda en apariencia un resquicio de sensatez, su discurso vende patria es asqueroso; al igual que la oligarquía colombiana, su entrega produce nauseas. El resultado de ese discurso se expresará tarde o temprano, este pueblo tiene conciencia. No sugerimos ni en broma que nos confiemos, es hora de prestar la mayor atención a lo que está ocurriendo, no obstante, el discurso opositor de entrega total al imperio los lleva inexorablemente al cadalso. Esto sin duda genera un escenario positivo para la revolución que seguramente se expresará en cualquier otra medición electoral, sin embargo, el desespero opositor pudiera llegar a extremos de locura ante la lacerante realidad, si es que ya no están completamente locos.
El mensaje del presidente Chávez es claro, como debe ser todo mensaje revolucionario, sin ambages; prepararnos para cualquier situación de agresión. Este llamado no solo es para los venezolanos, es un llamado para el mundo y el resto de Latinoamérica; quien crea en la democracia, la libertad, la autodeterminación de los pueblos debe apoyar a Venezuela en estos momentos en donde el imperialismo se quitó la careta y pretende golpear nuestra patria. "No se equivoquen" les sugiere el presidente Chávez y ese debe ser la frase de toda la patria, "no se equivoquen gringos"; intentarán, al igual que lo hicieron con los pueblos persas, de ponernos a matarnos pueblo contra pueblo; los venezolanos estamos dispuestos a todo, siempre ha sido así, pero no nos mataremos entre los propios pueblos, no caeremos en la maniobra imperial, solo recrudecerá la lucha contra las oligarquías de estos países. La acción y el ejemplo de Bolívar está hoy más vivo que nunca, "contra el mundo entero si es necesario", hoy habría que acotar, no contra los pueblos del mundo, sino contra el imperio se hará la más importante batalla dada por pueblo alguno...
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