Trincheras de Ideas
EL
COMANDANTE HUGO CHÁVEZ MURIÓ
FÍSICAMENTE
FÍSICAMENTE
EL 5 DE MARZO DE 2013 PERO LA
REVOLUCIÓN NO SE CAYÓ
Humberto
Gómez García
Los
revolucionarios, socialistas y comunistas, patriotas, las vanguardias
revolucionarias debemos analizar concienzudamente el año que acaba de
transcurrir, el fenecido 2013 porque desde la perspectiva política, teórica,
ideológica, del ejemplo para los revolucionarios y pueblos del mundo encierra
enseñanzas y experiencias pero, además, fue demostrativo de las más grandes
fortalezas de nuestra Revolución Socialista y Bolivariana y, sin dudas de
ningún género, de la grandeza de nuestro aguerrido y combativo pueblo.
El
año 2013 fue el período de tiempo escogido por el imperialismo yanqui y toda la
entente oligarca reaccionaria de América Latina (comenzando con la
oligarburguesía “venezolana”) y tendencias y grupos fascistas de varios países
de Europa en posiciones de poder, dixi España, Francia, Alemania…, para dar al
traste con la Revolución Bolivariana. Se preparaban estratégica, política,
económica y militarmente para caer como perros de presa sobre Venezuela ante la
presentida e inminente muerte del comandante Hugo Chávez, en la tonta creencia
que muerto el líder revolucionario con él se iba “su” proyecto de revolución
bolivariana y resultaría más fácil partir en pedazos el proceso revolucionario.
La
oligarquía norteamericana y la cadena política enquistada en el Estado yanqui y
en sus siniestras instituciones: Departamento de Estado, Pentágono, CIA y otros
engendros dizque de inteligencia, al
igual que la reaccionaria e ignorante oligarquía criolla y sus expresiones
“políticas”, padecieron de una especie de complejo de clase que se expresó
durante 20 años (desde el alzamiento del 4F de 1992) en subestimar de la manera
más insólitamente absurda y torpe al Comandante Chávez. Subestimación que se
tradujo en un odio de clase, en un desprecio racial y creer que los mestizos,
los indios, los negros, los mulatos y los zambos, los blancos pobres, en suma
los obreros, los campesinos son brutos, no tienen capacidad para construir un
país, una revolución que cambie las estructuras podridas del capitalismo
criollo dependiente y sobre sus cenizas comenzar a edificar una sociedad nueva.
No
hablemos del enfrentamiento de clases que liderizó el Comandante Chávez contra
la oligarquía, baste sólo mencionar la nacionalización completa de la industria
petrolera hasta el impulso del poder popular y de las aún incipientes comunas
como base del poder del pueblo y de la también incipiente sociedad socialista.
Cómo líder el Comandante visualizó la Revolución a partir de lo
nacional/popular, de nuestra identidad nacional y del sentido de pertenencia
venezolana y latinoamericana/caribeña, del bolivarianismo, rodriguista y
zamorano, del antimperialismo de raíces históricas en nuestro pueblo, del
socialismo de estirpe indígena, de la revolucionaria interpretación del
cristianismo de los pobres y del Cristo con su mítica figura que veía
socialista porque estaba al lado de los pobres.
Ese pensamiento tan del futuro no lo entendió
ni lo entienden las oligarquías de América, ni la yanqui y menos las europeas.
No lo entienden porque ese es un pensamiento complejo, extremadamente rico en
su visión teórica que compendia en buena medida todos los saberes del mundo,
porque estamos en presencia de uno de los hombres más cultos y preparados de
todos los que han pasado por la presidencia de la República. Pero ese
pensamiento revolucionario no lo inventó Hugo Chávez, como dije abrevó en las
fuentes teóricas de lo más avanzado del pensamiento y las experiencias
revolucionarias del mundo. Porque él fue como socialista científico, el más
heterodoxo de los pensadores revolucionarios del siglo XXI, no un ecléctico,
hasta en Friedrich Nietzsche se introdujo y en donde supo interpretar o “voltear”
que el super hombre del que hablaba el fislósofo alemán bien podía ser el
hombre nuevo que concebían Marx y el Che Guevara. Como Marx, que dejó a un lado
el idealismo de Hegel y tomó su concepción dialéctica para fundirla con el materialismo
de Feuerbach y crear la más audaz propuesta filosófica de su tiempo, el
materialismo dialéctico e histórico.
Pero ¿qué podían las oligarquías
entender ese fenómeno político que era Chávez si hace décadas dejaron de
cultivarse, de prepararse, de educarse? ¿No podemos acaso imaginar a un
Capriles, un López, una María Machado o cualquier otro representante de la
derecha fascista en un ejercicio teórico, en un debate de ideas? Por supuesto
que no, para ellos está el trabajo sucio, bajo, de la bastarda politiquería,
que les asignó el imperialismo. ¿En qué convirtió la extrema derecha a la
otrora pujante y revolucionaria Universidad Central de Venezuela si no en un
feudo de conspiradores fascistas que pusieron la poderosa institución en manos
de lo más atrasado sectores oligárquicos y mercantilistas transnacionales y
totalmente de espaldas al país y contra el proyecto de desarrollo que planteó
precisamente Hugo Chávez?
El comandante impulsó una Revolución,
la apellidó Bolivariana y le agregó la carga revolucionaria de Socialista. Pero
no en el papel, en el discurso sino que en la práctica y con el apoyo cada vez
más creciente del pueblo, con una lucha de clases terrible donde la
oligarburguesía quiso siempre, desde el año 2000, destruirla y fue sistemática
y reiteradamente derrotada, pero no destruida ni aplastada sino perdonada; otra
faceta del líder, su inmensa generosidad y enorme condición humana.
El año 2012 fue enfático al decir que
la Revolución no era un hombre, no podía serlo, que la Revolución era un
pueblo, que Chávez era el pueblo, el joven, la mujer, el trabajador del campo y
la ciudad, el joven, el soldado, el indígena, el artista, el intelectual, el
anciano y la anciana, y allí estaba la clave que la derecha fascista y el
imperialismo no supieron leer, Chávez contribuyó a construir la Revolución en
muchos aspectos políticos, pero el gran constructor, el gran arquitecto de
aquel inmenso universo revolucionario que hoy tenemos fue el pueblo venezolano
en su conjunto, y cuando él muere la derecha creyó –y aún cree– que con él
moría la Revolución y se cayeron de un coco, como se cayó de un coco el
imperialismo yanqui cuando desmoronaron la URSS y el campo socialista europeo
creyeron que Cuba y su Revolución Socialista se acabaría, hasta hicieron las
maletas los gusanos de Miami y se quedaron con los crespo hechos.
Esa visión de la derecha de arremeter
con la furia con que lo hicieron contra el pueblo, la Patria, y, sobre todo,
contra el camarada Nicolás Maduro se explica porque creyeron que la Revolución
quedaba desguarnecida y se produciría una debacle social, una estampida de
revolucionarios que se irían para las filas de la derecha la que fortalecerían
notablemente como la hizo esa dirigencia pequeño burguesa traidora que dirigió
el PCV y luego el MAS y el MIR que renegaron del ideario revolucionario y se
abrazaron a sus perseguidores y torturadores de ayer. “Un poco de bolsas, un
pueblo tonto –decían– que no lograría
superar el dolor que les dejó la muerte del caudillo”.
La estrategia fue clara: lanzar una
ofensiva en todos los frentes, comenzando por el económico, lanzar una guerra
económica no avisada pero que se sintiera en la falta de alimentos, en la
escases de productos, en una criminal espiral inflacionaria impuesta a juro con
las desmesuradas alzas, la especulación, el manejo criminal del dólar,
aprovechar las debilidades administrativas del Estado en Cadivi y penetrarlo
para desbancarlo como han hecho, presionar la devaluación del bolívar e
introducir en el mercado negro los dólares que la banca tenía por el SITME o Sistema de
Transacciones de Títulos en Moneda Extranjera. 14 mil millones de dólares cuyo
mayor porcentaje introdujo la burguesía financiera en el mercado negro para
presionar la devaluación.
Utilizaron hasta el cansancio
el terrorismo con la electricidad, el sicariato extranjero, las bandas de
paramilitares, el incremento de la violencia hamponil manejada por bandas de
asesinos venidos de Colombia, el intento de magnicidio. Es decir utilizaron
todos los recursos a su alcance para debilitar el proceso por esa vía. Un plan
urdido por la CIA, Alvaro Uribe, Posada Carriles y sus secuaces asesinos, por J
J Rendón, la mafia de la gentuza del petróleo desde Colombia que adquirió 17
aviones de guerra en USA. Prepararon minuciosamente el “Plan”, le pusieron
fecha de triunfo: el 8 de diciembre de 2013.
Simultáneamente
desarrollaron las políticas más crueles y perversas con los medios de
comunicación en sus manos e impulsaron matrices de opinión como hacer escarnio
y befa del presidente muerto (¿o asesinado por la CIA?), incluso pusieron a
rodar un video con la supuesta voz del Comandante diciendo que estaba
secuestrado y no muerto. Generaron la más perversa guerra psicológica para
crear las condiciones de confusión, miedo e incertidumbre en la población y
alcanzar un estallido social.
Como conspiradores
utilizaron todas las formas de lucha, por eso se preparan para las elecciones
del 14 de abril y contando con el más desmedido y grosero apoyo de las
transnacionales y países imperiales, se abocan con todo el dinero del mundo a
querer ganar esas elecciones, por supuesto con el peor de los peones y
candidatos, Capriles Radonski que venía de una gran derrota apenas 7 meses
atrás ante el Comandante Hugo Chávez. Movieron tantos recursos que de todos los
países donde hay viviendo venezolanos de mentalidad escuálida los trajeron a
votar… y les pagaron los pasajes. Adoctrinados, vendiéndoles el cuento que
Capriles tenía la victoria en la mano se movilizaron unos cuantos trotamundos
venezolanos… para nada y regresarse todos frustrados.
Pero perdieron, porque no
sólo fue Capriles el derrotado, fue la burguesía en su conjunto y los
imperialismos y las transnacionales que aspiraban cobrar con creces su
cuantiosa inversión “electoral”. Transitoriamente con el candidato fascista la
derecha subió su votación a 7.363.980 millones de votos, el
49,12%; pero aún así el chavismo los volvió a vencer con 7.587.579,
o sea el 50,61%., un 1,49 de ventaja que significaron 223.599 votos que, por supuesto, no fueron
reconocidos por el candidato fascista que canto “Fraude”, su lugar teniente y
jefe de las brigadas paramilitares de choque Leopoldo López arrastrando por la
fuerza (¿de las amenazas?) al resto de la MUD. La canalla amarilla pone en
ejecución el Plan B, movilizar la esmirriada vanguardia de masas, desatar días
y noches de terror y crímenes en barriadas humildes donde caen bajo las balas o
la violencia de las hordas y de los grupúsculos paramilitares 11 compatriotas,
incluyendo niños y niñas inocentes y se generan destrozos cuantiosos. Intentan
una insurrección de la clase media que no les cuaja, pero sigue la agresión
nacional contra el gobierno del nuevo presidente chavista, el obrero Nicolás
Maduro, sin darle descanso.
La Revolución Popular,
Bolivariana y Chavista demostraba en las calles que no se había muerto con el
Comandante, que estaba vivita y coleando, y poco a poco se fue derrotando cada
una de las trampas y estrategias subversivas y golpistas de la derecha y el
fascismo y 8 meses después, con políticas robustas y cerradas las heridas
dejadas por la muerte de Chávez llegamos a las elecciones del 8 de diciembre,
el desiderátum, el momento supremo de hacerle a Maduro un plebiscito para, a
partir de allí sacarlo del poder. Pero “del plato a la boca se cae la sopa”
dice el dicho popular. Como ayer a Chávez, después a Nicolás, esta vez
subestimaron al pueblo chavista que dio un paso al frente y derrotó
aplastantemente las pretensiones de fascismo y con las mismas armas melladas
del capitalismo, su modelo electoral, los derrotó con 5 millones 277.491 votos, el 72,24%, contra 4 millones 423.897
votos, el 22,39%. Una notable diferencia de 853.594 o un 49,85% de diferencia. Se
cerraba el ciclo de angustias e incertidumbre abierto el 14-A.
Evidentemente tanto
la visión, análisis, cálculos, la estrategia con sus tácticas TODAS fueron
erradas comenzando con aquella puerilidad de que la Revolución Bolivariana y
Socialista había muerto con el Comandante Chávez y con él estaba enterrada en
el Cuartel de la Montaña. Las mismas estrategias del anticomunismo decimonónico
de los últimos 50 años.
La Revolución
vive, la Lucha y la Patria siguen. (03/01/14)(humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola)
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