Posición de la Fundación Azul
Ambientalistas frente a las consecuencias ambientales ocasionadas por la
explosión gasífera en el Centro Refinador de Amuay en Venezuela
Una vez más nos
vemos en la penosa tarea de fijar posición frente a la tragedia que embarga a
un pueblo que su mayor culpa es, pisar en uno de los mayores reservorios de
combustibles fósiles en el planeta.
Nuevamente otro significativo accidente que
sin dudas dejará secuelas, muchas irremediables, frente a los que no tienen
voz. El daño patrimonial,
ecológico y ambiental que sufre otra reserva natural, otro parque nacional,
créanlo o no, está contemplado como “sacrificios necesarios” para la industria
petrolera mundial.
Hoy la producción petrolera venezolana cobra
nuevas víctimas, las muy dolorosas pérdidas humanas bajo su responsabilidad y
además, tendrá
en su consciencia la inevitable contaminación que genera este tipo de
incidentes.
Biodiversidad única en
el planeta, ecosistemas endémicos y muy frágiles, especies de flora y fauna
sufrirán las consecuencias de otra tragedia ambiental ocasionada por el voraz mercado mundial de los
combustibles fósiles.
A pocos kilómetros del
Mar Caribe, una inmensa explosión removió con su onda expansiva, alrededor de 20 Km . a la redonda, toda forma de vida
que encontró a su paso. En
una región caracterizada además por su incalculable potencial eólico, no hay
que establecer muchas hipótesis sobre el verdadero alcance de este infernal
castigo que hemos sufrido.
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Entrevista
a Gustavo Carrasquel, Director General de
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Precisamente nos
preocupa el verdadero alcance sobre los problemas de contaminación ambiental. Las emisiones de
gases tóxicos, originados por la combustión completa e incompleta que los
convierten en gases del efecto invernadero, incrementando los niveles de CO2 en
nuestra atmosfera.
Dos reservas naturales
victimas en la ruta mortal de la onda explosiva, arrastrada por las corrientes
de aire que vienen de un Mar Caribe que está pasando por una sus mayores temporadas de
huracanes.
El Parque Nacional Médanos de Coro está
ubicado en el estado Falcón en el noroeste de Venezuela. Su área más importante
está circunscrita alrededor del istmo, en la vía a la Península de Paraguaná
al costado norte de la ciudad de Santa Ana de Coro (Patrimonio mundial de la
humanidad UNESCO).
Como en toda zona árida o desierta, la
vegetación y fauna son escasas, y aunque sean minorías silentes, debemos
también honrar la variedad de aves, reptiles, lagartos, iguanas, murciélagos y
osos hormigueros, entre otros mamíferos, que habitan esta área ubicada a tan
solo 50 Km .
de lugar de la explosión.
Y lo que más nos
preocupa es que apenas a 100
Km . del desastre, están las aguas del Mar Caribe en la
región del Golfo de Venezuela, donde la llegada de agentes contaminantes
afectaría a manglares, y ecosistemas de costa que van desde la Península de Paraguaná
hasta la Península
de la Guajira.
Muchos de los efectos
como suele suceder en estos casos se verán a largo plazo y no en lo inmediato, ya que este tipo de
desastres generan partículas que se ven, como el hollín, pero hay muchas otras
que no, y que inciden directamente en la contaminación de la atmósfera.
La directiva,
colaboradores y activistas de la Fundación Azul Ambientalistas nuevamente
solicitan al Estado Nacional, Regional y Municipal, asumir las consecuencias
del desastre natural que ocasiona esta tragedia.
Desarrollar verdaderos
planes de contingencia conjuntamente con el llamado a los especialistas en
materia ambiental, ecológica y conservacionista, a sumarse a la labor de
atención y recuperación de las áreas afectadas.
Y al noble pueblo
venezolano a no permitir que en nombre de una industria, sacrifiquemos nuestro
patrimonio natural, nos corresponde sustentabilidad para las futuras
generaciones.
Por la Fundación Azul
Ambientalistas
Gustavo Carrasquel, Director General
Soc. Rafael Peñaloza, Director de Relaciones
Institucionales
Biol. Leonardo Sanchez, Director de
Investigaciones
Prensa Fundación Azul Ambientalistas
Y lo que más nos preocupa es que apenas a 100 Km. del desastre, están las aguas del Mar Caribe en la región del Golfo de Venezuela, donde la llegada de agentes contaminantes afectaría a manglares, y ecosistemas de costa que van desde la Península de Paraguaná hasta la Península de la Guajira.
Muchos de los efectos como suele suceder en estos casos se verán a largo plazo y no en lo inmediato, ya que este tipo de desastres generan partículas que se ven, como el hollín, pero hay muchas otras que no, y que inciden directamente en la contaminación de la atmósfera.
La directiva, colaboradores y activistas de la Fundación Azul Ambientalistas nuevamente solicitan al Estado Nacional, Regional y Municipal, asumir las consecuencias del desastre natural que ocasiona esta tragedia.
Desarrollar verdaderos planes de contingencia conjuntamente con el llamado a los especialistas en materia ambiental, ecológica y conservacionista, a sumarse a la labor de atención y recuperación de las áreas afectadas.
Y al noble pueblo venezolano a no permitir que en nombre de una industria, sacrifiquemos nuestro patrimonio natural, nos corresponde sustentabilidad para las futuras generaciones.
Por la Fundación Azul Ambientalistas
Gustavo Carrasquel, Director General
Soc. Rafael Peñaloza, Director de Relaciones Institucionales
Biol. Leonardo Sanchez, Director de Investigaciones
Prensa Fundación Azul Ambientalistas
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