Diciembre 27 de 2011
Con esta nota de postrimerías de año, quiero hacerles llegar el saludo fraterno y revolucionario de camaradas, acompañado de un fuerte abrazo solidario. En días como estos, finalizando el año, por cultura y tradición, solemos rememorar lo sucedido en el transcurso del mismo. A la vez que hacemos una rápida pasada a todo lo vivido, recordamos a aquellos que nos han sido más cercanos por familia, trabajo o amistad. Igualmente aprovechamos estas reflexiones para proyectar nuestras metas hacia el año que se avecina.
Los revolucionarios, además, aprovechamos estas fechas para evaluar nuestro aporte a la causa más noble que un ser humano puede asumir: la lucha por la igualdad, la libertad y la justicia. Desde un posición autocrítica, analizamos los aciertos y desaciertos, y a partir de ahí asumimos mayores compromisos, encaminados a acortar distancias en la brega por hacer realidad los sueños que han acompañado siempre a la humanidad. A la vez que rendimos un merecido homenaje a quienes han quedado en el camino, inspirándonos y estimulándonos con su ejemplo a seguir sin desmayo.
Me ha correspondido ejercer la dirección de las FARC - EP por circunstancias que ninguno hubiera deseado: la muerte en combate de nuestro insigne comandante Camarada Alfonso Cano. Se hacía necesario llenar ese vacío. Lo he asumido, como todas las tareas que me han asignado desde el día en que ingresé a las filas guerrilleras, inspirado en el ejemplo de todos y en especial de Alfonso, quien afrontó los últimos momentos de su vida con dignidad, valentía y con la confianza que le daba saber que su muerte no sería en vano, seguro de que este proyecto, al que dedicó toda su vida sin pedir nada a cambio, iba a ser continuado.
No podemos ser inferiores a ese reto. Esta nueva tarea que me ha correspondido, sólo será exitosa en la medida que todos y cada uno de ustedes lo garantice, desde el más antiguo hasta el que ingresó hoy, desde el camarada de mayor responsabilidad hasta el último guerrillero raso. Cumpliendo a conciencia todas las misiones, desde las de mayor importancia hasta las que nos parecen muy insignificantes.
Por eso quiero en este saludo realizar un llamado urgente a que emprendamos en este nuevo año una ofensiva para poner en primer plano los valores y principios que caracterizan a un revolucionario de verdad y en particular a los miembros de las FARC, entre ellos: el espíritu de partido, la crítica y la autocritica constructivas, la confianza en la dirección, el gasto proletario, el respeto a las masas, la lealtad, la honestidad, el humanismo en nuestra relaciones y con la población, la confianza en el espíritu creador y de combate de las masas.
Estos valores y principios, y otros más consignados con claridad en nuestros estatutos, deberán ser tema de discusión y estudio en cada una de las reuniones de célula que a partir del próximo año se realicen en todas las estructuras de las FARC - EP.
Lo anterior, acompañado de un permanente entrenamiento militar que recoja la experiencia acumulada en los últimos años, tanto de los golpes recibidos como de las acciones exitosas, será prenda de garantía para hacer frente con éxito a la mayor ofensiva militar e ideológica que hayamos visto en los últimos tiempos, por parte de la oligarquía colombiana empecinada en destruir el movimiento popular.
A todo el cuerpo de mando, responsable de poner en práctica cada una de las orientaciones y planes, le hago un llamado a que inspirado en nuestros forjado res, no pierda un solo minuto en esa ardua tarea de moldear se cómo cuadros revolucionarios y hacer de cada guerrillero bajo su mando un combatiente consciente, disciplinado y dispuesto a entregar todo por la causa de los pobres y desamparados de Colombia. Sin olvidar en ningún momento que nuestra lucha está inmersa en el torrente de peleas que vienen dando distintos pueblos a lo largo y ancho de todo el mundo. Las victorias nuestras los animan y nuestros fracasos los des alientan, pues al fin al cabo estamos enfrentados al mismo enemigo: el imperialismo.
Para finalizar, quiero hacer llegar el saludo colmado de sentimiento fariano a quienes desde las cárceles mantienen en alto nuestro nombre, nuestro prestigio y nuestros ideales. A pesar de la humillación, del trato degradante a que son sometidos y a la presión sicológica para ablandarlos, siguen firmes, realizando verdaderas proezas que deberán escribirse en letras de molde en la historia de los revolucionarios colombianos.
A todos ellos, cuyo símbolo se recoge en la imagen y conducta de nuestro camarada Simón Trinidad, quiero decirles que siempre están presentes en nuestro trajinar diario y que su ejemplo se convierte en acicate que nos estimula a trabajar con más ahínco y empeñó para hacer realidad, más temprano que tarde, el sueño de nuestro Libertador: La Patria Grande. Y el de nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda: El Socialismo.
Timoleón Jiménez
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