Defiendo a la Machado
Autor: Roberto Hernández Montoya
A Alicia, o sea. ¿Qué errores tan graves cometió Alicia Machado como para merecer el linchamiento que le siguen infligiendo? No veo nada excepcional en sus traspiés, salvo empatarse con tipos de conducta poco recomendable. Engordó y adelgazó. Y la confusión de Corea con la China. ¿Qué más?
Una falta gravísima: ser desmesuradamente bella y exitosa. Eso ofende mucho. Los envidiosos somos implacables.
No soy devoto de los concursos de belleza, esos ejercicios sórdidos de mercadeo del cuerpo femenino. Y masculino, porque también hay Mister Venezuela y Mister Universo. Esos concursos pueden y suelen conducir al estrellato, como a tantasmisses venezolanas y a Arnold Schwarzenegger. A Alicia la hicieron actriz, faena en la que ha mostrado aptitud. También está promoviendo su propia empresa de tacones y tiene una hija pequeña de quien se muestra muy devota. Nada del otro mundo si no fuese por una belleza bastante natural, que no parece haber sigo agraciada ni por el bisturí ni por implantes mamarios.
La confusión de Corea con la China vino de perlas a esas máquinas narrativas baratas que compramos hechas, como el tema de la tonta-bella. Según eso una mujer bella tiene que ser obtusa e ignorante. Una mujer bella, culta e inteligente es insoportable para la mayoría de las sensibilidades (a mí me pasa al revés, tengo debilidad por las inteligentes). Inteligente y fea asegura tolerancia, tanta como cada sociedad consienta a sus mujeres. Mejor que sea tonta aun siendo fea, pues es lo «normal». Una mujer sabia intimida, alarma, sobre todo a los mediocres, los que las han llamado marisabidillas y femmes savantes.
No es el caso de Alicia ni lo pretende. Pero ya quisiera más de uno tener su ortografía, por ejemplo. Luego de ventilar sus inagotables tweets, no he hallado ni una sola falta, insólito en una ortografía tramposa como la española (http://j.mp/9Wzntb), diseñada para hacer caer a los académicos más empingorotados, cuantimás a una reina de belleza. No es asombroso, pero llama la atención, porque suele ser síntoma de lecturas perfiladas.
Alicia tuvo que cerrar su cuenta en Twitter luego de la metida de pata, porque la lapidación fue profusa y rencorosa. ¿Qué les hizo Alicia? ¿Es geógrafa? ¿No dijo Condoleezza Rice en Miami que regresaría a los Estados Unidos? ¿La lincharon igual? Y era secretaria de Estado. Es que a chicas como Alicia les vivimos velando el claro. Su reacción fue ejemplar: se fue a pasar las Navidades en la China, de modo que nadie que no sea chino ni haya estado allí puede darle lecciones sínicas.
Algunos la asocian con MariCori, por apellido. No vale. Ni por estupidez porque Alicia no es estúpida. Alicia no conjuga el verbo responsabilidad ni dice que diciembre tiene 33 días, ni vende niños por Atenea. Como Alicia no es gafota ni criminal, la Embajada no la promueve como candidata.
Al Imperio no le gusta la gente inteligente. Lo estamos viendo y padeciendo en Venezuela. Y vaya que no sean inteligentes, que es accidente que sucede a cualquiera, pero tampoco tan imbéciles, que es accidente que sucede a pocos en el grado en que lo padecen los premajunches.
Alicia: Sigue tu camino y no nos pares.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario