Carta a María Corina
Seguramente estará usted plena de regocijo por su intervención en la presentación de la Memoria y Cuenta del ciudadano Presidente de la República ante la Asamblea Nacional
No estoy en lo absoluto de acuerdo con ninguno de sus desaforados planteamientos ni, por supuesto, con el talante de patalequera rabiosa que usted le imprimió. Pero sí muy agradecido con su oportuna ocurrencia.
Digo seguramente plena, porque es más que evidente la reacción de emocionada gloria que ha causado usted con su destemplanza entre el escualidismo de a pie que tan perfectamente representa y encarna, como lo dejó claro en esa oportunidad.
Sabe, desde hace meses vengo denunciando con profunda preocupación por todos los medios a mi alcance, la gradual pérdida de combatividad revolucionaria del pueblo frente a las pretensiones de la derecha de ocupar de nuevo los espacios conquistados con tanta sangre y tanto dolor por los venezolanos, producto de una mal entendida tolerancia que nos ha dado por ejercer en ámbitos en los que hemos venido permitiendo se infiltren progresivamente los vendepatria que usted con tanta vehemencia defiende y simboliza.
Nos ha brindado la maravillosa oportunidad de recordar que, en efecto, Venezuela está profundamente dividida, pero no por dos mitades de chavistas y anticomunistas como ustedes se empeñan en decir, sino en dos clases irreconciliablemente enemigas entre sí; los oligarcas, arrogantes y déspotas (como lo han sido siempre), y el pueblo (la mayoría de los venezolanos que usted con orgullo cataloga de "indecentes").
El odio pétreo que toda Venezuela constató en su rostro durante toda esa jornada no se actúa. Es imposible de ser fingido. Usted nos recordó el odio con el que serán perseguidos en un hipotético gobierno suyo (o de cualquiera de los de su clase) los millones de venezolanos que respaldan la propuesta de justicia y de igualdad que impulsa nuestro comandante, tal como lo fueron durante su breve mandato en 2002.
En nombre de ese pueblo inmenso que ama y lucha por Chávez para asegurar su bienestar y su buen vivir, pero que a veces tiende a perder la memoria e incurre en el error de aceptar la tramposa reconciliación que usted y los suyos tan demagógica y ofensivamente pregonan, le agradezco su berraquera.
albertoaranguibel@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario