jueves, 19 de noviembre de 2015

Néstor Francia / Análisis de Entorno: 

El foco en las parlamentarias venezolanas 

– 18 días

– La gran conspiración continental

– Maduro está claro

– El foco en las parlamentarias venezolanas

– Macri y el Mercosur

– Tiranosaurio Arias

– Maltratando a Leonel y a Unasur

– Apoyo a la matriz de fraude

– Arias no quiere ver las verdaderas trampas

– El apagón: de que vuelan, vuelan

– Subestimando la fuerza de la Revolución

– Conciencia de Maduro

– Que no se equivoquen

El enrarecimiento del clima electoral continúa. Todo esto es parte de una estrategia que persigue no una victoria electoral de la derecha, sino el asalto al poder por parte de los factores nacionales vinculados a la gran conspiración del imperialismo y la derecha internacional, a la contraofensiva general continental para dar al traste con los gobiernos nacionalistas y de izquierda y restaurar el dominio del neoliberalismo y el alineamiento con los intereses imperiales.
El presidente Maduro está claro con respecto a lo que sucede en nuestro país, por eso ha declarado que Venezuela no enfrenta una oposición, sino “una contrarrevolución extremista, dispuesta a dar al traste con los logros sociales que ha conquistado el pueblo con la Revolución”. En realidad, aunque la contrarrevolución es una estrategia continental, no hay duda de que Venezuela es el principal eslabón político a conquistar. Por eso la campaña mediática internacional está más enfocada en las elecciones parlamentarias venezolanas que en las presidenciales argentinas, que en condiciones normales tendrían que ser más importantes –se trata de elegir un Presidente- y que además están más cerca, el próximo domingo. Y también por eso vemos como la derecha venezolana no opina sobre aquella elección, aunque sin duda tiene gran interés en ella, y la derecha de allá si mete sus narices en las elecciones nuestras.
De hecho Mauricio Macri, el candidato de la derecha argentina, se ha referido a nuestro país en términos vinculados por mampuesto a lo electoral, al expresar que “Me he comprometido que en caso de ser electo presidente, el 11 de diciembre voy a pedir, dado los abusos que ha habido en Venezuela, los presos políticos que hay y la participación de militares en el gobierno, que se ejerza la cláusula democrática suspendiendo a Venezuela”. Esta amenaza pudiera parecer una bravuconada, dado que las decisiones en Mercosur se toman por consenso y es claro que una propuesta como esa no prosperaría, pero por la misma razón es peligrosa, puesto que Argentina podría vetar una eventual condena a un golpe parlamentario en Brasil o en Venezuela, como la que se hizo en ocasión del golpe parlamentario en Paraguay contra Fernando Lugo, que le valió a ese país su suspensión temporal del organismo.
Dentro de esa misma perspectiva, se aparece ahora otro dinosaurio del Parque Jurásico de la derecha continental, el ex presidente costarricense Oscar Arias, enemigo jurado de la Revolución Bolivariana, quien afirma en una entrevista que “El Gobierno de Venezuela no acepta observadores internacionales, ni siquiera aceptó a la persona que el Gobierno de Brasil recomendó para que fuera por Unasur. En definitiva, no quedo satisfecho con la preparación para las elecciones del 6 de diciembre”. Bien, lo primero que habría que decirle a este triste personaje es que en Venezuela no hacemos elecciones para satisfacerlo a él ¿Qué podría decir otro ex presidente, Leonel Fernández, quien encabeza la misión de acompañamiento de Unasur a las elecciones venezolanas? ¿Lo está tratando Arias como a un alcahuete, y a todos los países de Suramérica, algunos de ellos con gobiernos abiertamente de derechas como Colombia, Paraguay y Perú?
Lo más grave de esta nueva intervención de Arias es su apoyo indudable a la matriz de que en Venezuela habrá un fraude electoral si los resultados no favorecen a la contrarrevolución: “En un país con el grado de inflación y desempleo que tiene Venezuela; con la disparidad que existe en los tipos de cambio, la violencia y la inseguridad ciudadana, y con unas encuestas que muestran una diferencia a favor de la oposición muy elevada, el Gobierno no puede ganar. No ocurriría en ningún país del mundo. Ante la escasez que padece el pueblo venezolano de productos básicos, el partido en el Gobierno no puede ser reelegido. Así de claro”. De modo que este canalla, que posa de demócrata, está emitiendo un juicio que descalifica de antemano una decisión de los electores contraria a sus deseos y pone en duda el papel del CNE y de la misión de Unasur.
Por supuesto, Arias no ve ni por casualidad las verdaderas trampas, las que desde hace años viene haciendo en Venezuela la derecha, con sus conspiraciones, golpes de Estado, extendidos sabotajes, guerra económica, guerra mediática, guarimbas y otras formas de terrorismo. De hecho, el presidente Nicolás Maduro denunció ayer que “un gran apagón nacional está entre los planes de desestabilización que adelanta la derecha… Hemos descubierto el plan para sabotear el sistema eléctrico en esta etapa de elecciones. Es un plan del Comando Sur de Estados Unidos que está planificando un apagón nacional para sabotear el sistema eléctrico”. Puede ser que haya el apagón, puede ser que no, pero de que vuelan, vuelan.
Lo cierto es que la derecha continental se equivoca cuando subestima la fuerza de la Revolución Bolivariana, cuya incidencia decisiva en el desarrollo futuro de la política venezolana no depende, como hemos dicho más de una vez, de que se ganen o se pierdan unas elecciones. Es muy positivo que el presidente Maduro, actual líder indiscutible de esta Revolución, tenga tanta conciencia de ello: “Para qué quieren llegar a la Asamblea Nacional, entraría el país en caos porque yo no me voy a dejar, yo me tiraría para la calle con el pueblo, no me voy a dejar, si llegara a suceder la hipótesis negada de que la derecha ganara las elecciones del 6-D. Pero nosotros nos preparamos para todo, para ganar y para no ganar electoralmente… Nosotros seremos vencedores políticos y morales en cualquier escenario, vamos a una contienda electoral y tengo la fe de que vamos a ganar, pero si no ganamos, yo estoy cerebralmente, espiritualmente, políticamente y militarmente preparado para asumirla y me lanzaré a las calles, en todos los escenarios, somos millones… somos una fuerza histórica”. Que no se equivoquen, como le gustaba decir a Chávez

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