Mario Valdez: Luis Mariano Rivera, Un analfabeta universal
Con motivo de los 500 años de la Fundación de Cumaná estado Sucre, nada mejor que escribir sobre un analfabeta que supo conseguir el sentido de la vida, del amor, que nunca negó ni abandonó sus raíces y su gente, convirtiéndose en un autodidacta, compositor, poeta, dramaturgo y referencia obligada de su pueblo; un universal de la música y el canto como lo fue Luis Mariano Rivera. “Crecí en la pobreza extrema, dormía en el catre, lo único que tenía eran piojos y niguas”, dijo Luis Mariano. Nació el 19 de agosto de 1906, en el valle de Canchunchú Florido, un pequeño caserío ubicado cerca del Golfo de Paria, en las afueras de Carúpano. Su infancia la pasó en el conuco ayudando en la siembra, entre cerecitas, maizales, las flores silvestres y cazando los pájaros (potocas, perdiz, tutuel). Luis Mariano, hijo natural de Antonio José Font (un rico, mantuano de Carúpano), su madre María Rivera (mujer del campo, analfabeta, que usaba alpargatas y nunca conoció el zapato, lavaba la ropa en piedra y batea, cocinaba con leña), vivía con su madre, a su padre, poco lo veía. Estudió hasta tercer grado, cuando su madre murió era todavía un niño; además de la miseria y la pobreza en que vivían, tenía que afrontar la vida, abandonó los estudios y buscó refugio en la hacienda de su padre como peón. Quedo huérfano y desamparado, se fue a vivir a la casa de su abuela materna y su tío; pasó una gran parte de su vida dedicado al campo, la siembra y el conuco. Se casó con Maximina Marsella, fue la mujer de su vida “Mi compañera espiritual”, como solía decir. Esa noble supo soportarlo en las buenas y en las malas. Tuvo seis hijos.
Se encontró con El Quijote de la Mancha
Luis Mariano, era un hombre sin preparación escolar, paso 38 años viviendo como un campesino más en la península de Paria, zona que no escapaba a la Venezuela rural de esa época; apenas, sabia escribir su nombre, sumaba y restaba, no había más. Como muchos otros es producto de las circunstancias; Se sintió avergonzado por una corrección que le hizo un niño por una letra mal escrita, fue a la escuela y le dijeron que no había clases para viejos. Un maestro que estaba presente, viendo su interés por aprender, lo orientó y le recomendó algunos libros; comenzó a leer y fue instruyéndose. Un día cayó en sus manos el libro que marco su vida “El Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes; lo leyó varias veces, se identificó con él y sintió la necesidad de exteriorizar, de expresar la belleza y el amor que llevaba por dentro. “Yo de niño amaba mi tierra, al retoño de las flores, a los pájaros. Ya viejo encontré el cauce de mi inquietud y comencé a hacer versos”, dijo en un momento. Así fue y lo vivió hasta el día de su muerte.
Pese a todo los sinsabores, fue un hombre sin odios ni rencores, siempre manifestó amor hasta por las cosas más sencillas, “Nunca llegue a odiar, ni siquiera a mi padre, por quien siempre guardé respeto. Así crecí, entre el amor y el dolor que es una escuela. Todo eso que yo viví lo llevé a mis canciones y mis versos”; decía.
La poesía y su canto nacen en los 40 “Canchunchú Florido”
Luis Mariano a los siete años, ya mostraba inquietudes por la música y el canto, le rasguñaba las cuerdas al cuatro. Relata Maximina su querida mujer, que el hombre fue parrandero, bebedor y pájaro bravo enamorado, pero no tuvo necesidad de celarlo porque siempre la respetó. En una parranda decembrina cantando aguinaldos con sus amigos, compuso “Canchunchú Florido”, era un hombre sobre los 45 años. Esa noche de farras nació el compositor y la canción que se convertiría con el correr de los años en un himno universal. Para orgullo nuestro, la Orquesta Filarmónica de Londres, hizo una versión magistral de esa pieza. El famoso músico Paul Mauriat, versionó la canción “Juana Francisca” y la convirtió en un éxito en Japón, el continente asiático también conoció la obra de Luis Mariano Rivera.
Preso de la dictadura Pérez Jiménez
En 1954 en plena dictadura, Luis Mariano funda su primera agrupación musical “Alma Campesina”. Se fue a Caracas con sus canciones, sus poemas y sus músicos; al poco tiempo cae en el mundo de la intriga, algún enemigo gratuito, a lo mejor por romancero, lo mal ponen ante los esbirros del gobierno y la Seguridad Nacional (SN), fue a parar con sus huesos a una celda de la cárcel. Al tiempo recuperó su libertad y se despidió de la gran ciudad. Llegó a Gúiria, trabajó como inspector, no lo convenció ese trabajo y regresó a su valle peninsular.
Retorno a la Gloria y los Honores
En su Canchunchu, construyó su hermoso “Rancho” (como le gustaba le dijeran), con sus chinchorros, sus animales, pájaros, muchas matas y flores. En 1963, fundó su agrupación musical y que mejor nombre que “Canchunchu Florido”. En 1996, en compañía del diputado José Luis Meza y el teniente Héctor Fleming Mendoza, que fueron sus amigos, lo visitamos, lo conocí y compartimos un buen café en ese paraíso donde nació y murió el 15 de agosto del 2002. Sentado en su chinchorro con un cuatro en la mano, atendía a sus amigos. Recibió todos los reconocimientos regionales, nacionales e internacionales, hasta Doctorados Honoris Causa. Digno ejemplo a seguir
No hay comentarios:
Publicar un comentario