Luis Vicente León: Marcianos bailando el chachachá
Mientras el intervencionismo continúa deteriorando el sector productivo y la calidad de vida de los venezolanos, el discurso gubernamental ha permanecido desconectado de los problemas fundamentales y de las soluciones que se requieren para atenderlos. Los voceros oficiales se concentran en distractores para evadir la realidad y no asumen la responsabilidad de actuar, probablemente por miedo a los costos políticos del ajuste. Se dedican al show business; a mantener presencia mediática sin meterse por los caminos tortuosos pero indispensables, que puedan resentir, aún más, los niveles de aprobación del gobierno y el presidente.
Han optado por ocultar la data económica oficial producida y no publicada por el BCV, en una evidente manipulación política que pulveriza la imagen y la confianza histórica de esa institución. Sus intervenciones en los medios se enfocan en la búsqueda de enemigos imaginarios para exaltar la rabia, el resentimiento social y el chauvinismo, tratando de “marear” a la gente por un rato y mitigar los costos políticos de sus errores, algo que, por cierto, no han logrado.
A medida que se acercan las elecciones parlamentarias, se intenta rescatar el discurso desgastado de “la guerra económica” como causa principal de la inflación, el desabastecimiento y de todos los padecimientos y males del venezolano. Sin embargo, aunque este argumento pudo calar en ciertos sectores de la población al principio, lo cierto es que ha perdido fuerza y credibilidad y hoy es rechazado como argumento válido por siete de cada diez venezolanos. En esta “guerra económica” han sido demasiados los enemigos: el imperio, los mercados internacionales, la oligarquía, las transnacionales, la oposición “golpista” y hasta el gobierno anterior de hace dos décadas. Pero además han abusado del tiempo, pues a estas alturas la sociedad se divide en una gran mayoría que no cree en ese argumento acomodaticio y una minoría que, aún creyéndolo, comienza a pensar que es evidente que el gobierno no está capacitado para esa batalla. Esto lo pone en el grave riesgo de ser la única experiencia en la historia en la que alguien pierde una guerra que él mismo se inventó.
Otro tema que se ha colocado recientemente en el tapete corresponde a las disputas fronterizas con Guyana. ¿Qué puede levantar más el sentimiento nacionalista de los venezolanos que la defensa de nuestro territorio? Es evidente que esta es una de las funciones del gobierno y la mayoría de la población, incluyéndome de primero en la lista, respaldamos las acciones que se adopten para proteger y defender los derechos del país sobre el Esequibo. Pero llama la atención que después de más de 16 años de silencio e inacción por parte del gobierno en relación a este conflicto, sea ahora, en campaña, que le importe. La solución de esta disputa pasa por procesos muy complejos de largo plazo que incluyen arbitrajes internacionales y entramados diplomáticos, más allá de declaraciones puntuales y altisonantes por parte de los representantes del Estado.
Todavía quedan 16 semanas para las parlamentarias. En ese tiempo son muchas las cosas que pueden ocurrir, así como los temas e historias que el gobierno incluirá en su discurso de campaña. Pero, independientemente de su estrategia comunicacional, ojalá que en paralelo busque y aplique soluciones concretas pues es urgente realizar ajustes profundos en la política cambiaria, resolver las distorsiones monetarias y fiscales y trabajar con el sector privado para mejorar la producción y distribución de productos y rescatar la confianza, sin la cual es imposible restablecer equilibrios. Después de todo, los marcianos llegaron ya… y llegaron bailando el chachachá.
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