José Vicente Rangel: La oposición mantiene todas las taras del pasado
*Editorial del programa en Televen “José Vicente hoy”: 30-08-2015.
Cuando una nación carece de una oposición seria, responsable, con sentido ético de la política, corre un grave riesgo. Tal situación afecta al país en general. Afecta a los ciudadanos estén donde estén ubicados, pero en particular a los ubicados en la oposición y también al gobierno.
Uno de los problemas que más ha pesado en contra del proceso bolivariano, inclusive más que los errores y fallas de sus gobiernos, ha sido la no existencia de una oposición con sentido institucional. Respetuosa de las reglas de juego, y, por consiguiente, confiable.
La oposición que se constituyó cuando se produjo la debacle de la cuarta república, irrumpió en el escenario con todas las taras del pasado, carcomida por el odio y el revanchismo; con una actitud de absoluto desprecio por las instituciones que entonces nacieron y total desconocimiento de la legitimidad que encarnaba la revolución bolivariana. Por eso comenzó a conspirar tan pronto se posesionó Chávez de la presidencia de la república y lo siguió haciendo sistemáticamente con resultados deplorables para ella como el 11 de abril, el paro-sabotaje de la industria petrolera, el terrorismo y la aceptación del tutelaje de los sectores más reaccionarios de los Estados Unidos.
En esa actitud sediciosa, de total desconocimiento del estado de derecho y rechazo a las políticas de cambio social del proceso bolivariano, está la clave de todo cuanto ocurre a partir de 1999 cuando Chávez accede al poder. La oposición nunca entendió que a un gobierno surgido de la voluntad popular expresada en comicios libres y democráticos, había que enfrentarlo con los recursos de la democracia. En cambio escogió la senda equivocada, la de la violencia, la de la conspiración permanente.
Esta actitud condujo a la oposición –con graves conflictos internos y sectores partidarios de la rectificación pero que sucumbían ante el chantaje de los violentos—a organizar el siniestro episodio de la guarimba del 2014. Intento desesperado por derrocar al presidente Maduro utilizando para ello las más abyectas prácticas y aliándose con todo tipo de personajes, mercenarios y lumpen, en contubernio con un liderazgo mediocre, sin principios democráticos y cultores a ultranza de la violencia.
Un crimen espantoso como el de Liana Hergueta reventó la cloaca por donde circulaba una política monstruosa, que se ofrecía al país como alternativa. Los oscuros personajes, especialistas en prácticas violentas que fueron aplicadas durante las guarimbas del 2014, aparecen ahora vinculados a partidos y figuras de la oposición. Lo cual evidencia la extrema degradación que afecta a ese sector. Pero su reacción ha sido la de siempre: banalizar los hechos, desentenderse de sus consecuencias, dar vuelta a la cara o acusar al gobierno de inventarlos, como ya lo hicieron cuando el golpe del 11-A, cuando el sabotaje petrolero, cuando las acciones terroristas, cuando las guarimbas del año pasado. En todo estuvieron metidos, en todo, pero lo niegan. Tienen inscrito en el ADN la mentira. Definitivamente no son oposición, son otra cosa, pero oposición democrática, nunca. Son la hez de la política.
Fuente: Sincuento.com 30-08-2015
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