El fascismo asesinó hace 50 años al dirigente socialista Alberto Lovera
Caracas, 17 Oct. AVN.- Este sábado se cumplen 49 años del secuestro, tortura y desaparición del profesor Alberto Lovera, militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y mártir del movimiento insurgente venezolano asesinado por la Dirección General de Policía (Digepol), durante el gobierno puntofijsta de Raúl Leoni.
El 18 de octubre de 1965 el dirigente socialista se encontraba en la Plaza Las Tres Gracias, en los alrededores de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, cuando fue capturado por elementos de la polícia política dirigida por el Ministro de Relaciones Interiores, Gonzalo Barrios, quienes los secuestraron durante ocho días, tiempo en que lo mantuvieron bajo tortura.
En aquella época los cuerpos de seguridad del Estado eran de carácter represivo, bajo los lineamientos del Departamento de Estado de los Estados Unidos y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), quienes implementaron la práctica de la desaparición forzada como ensayo para las futuras acciones que cometerían en Chile (1973) y Argentina (1976).
Lovera fue uno de los 3.000 venezolanos pertenecientes a las clases populares que fueron desaparecidos por el terrorismo de Estado que caracterizó a los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, enfocado directamente en aquellas figuras que representaban una amenaza por su capacidad de movilización y convocatoria políticas.
Alberto Lovera fue cofundador del PCV y electo diputado en 1952, cargo al que renunció en repudio al fraude electoral que llevó a Marcos Pérez Jiménez, quien sería derrocado por las fuerzas populares en 1958, momento que contó con la participación de este activista político que prolongaría su lucha contra la farsa de la llamada democracia representativa.
Luego de su secuestro, el 25 de octubre unos pescadores consiguen su cuerpo atascado en la red de pesca en las costas de Lechería, estado Anzoátegui, amarrado a un pico con una cadena con candados y su cara y manos destrozadas para que fuera irreconocible en caso de ser hallado.
Permaneció varios meses en una tumba sin nombre ubicada en el cementerio de Barcelona, capital del estado oriental, hasta que en marzo de 1966 su cuerpo fuera exhumado y reconocida su identidad mediante investigaciones forenses.
El pasado 26 de marzo su cuerpo fue exhumado por el Ministerio Público para realizar nuevos estudios que determinen los excesos cometidos por los cuerpos represivos y las personas responsables de su asesinato, el cual conforma la lista de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante los gobiernos de Acción Democrática y Copei.
En agosto falleció su esposa, María del Mar Álvarez de Lovera, quien perteneció a la Comisión por la Justicia y la Verdad, creado para investigar los crímenes políticos del puntofijismo, como el de Lovera y otros combatientes socialistas.
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